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Un gran terreno para crecer

Con respecto a los intereses de estos créditos, todo depende del tipo de productor.

Redacción Especiales
13 de septiembre de 2010 - 01:29 a. m.

Con una tradición agrícola, de la que se habla desde antes de la colonización y miles de hectáreas cultivables y habilitadas para la crianza de animales, le dan al campo colombiano amplias ventajas de trabajo y supervivencia capaces de brindar una calidad de vida óptima, que compite con la migración hacia las grandes ciudades del país.

Gran parte del trabajo en la entrega de créditos para ser utilizados en los procesos de producción proviene de recursos públicos, administrados a través del Fondo para el Financiamiento del Sector Agropecuario (Finagro), que funciona como un establecimiento organizado (banco de segundo piso), cuyo objetivo principal es garantizar la disponibilidad suficiente y oportuna de los recursos de crédito para el campo. Por lo tanto, este ente gubernamental no es el que recibe las solicitudes de préstamo directamente ni el que la estudia, esa función la realizan las entidades financieras de primer piso.

Rodolfo Bacci, gerente comercial de Finagro, explica: "La entidad recibe la solicitud, hace un estudio y, según sus políticas de crédito y riesgo, aprueba o no aprueba. Una vez aceptado, el banco puede dar el préstamo con sus propios recursos o solicitarlos a Finagro en una operación que demora un día".

Guía para los agricultores

En el Banco Agrario de Colombia cuentan que el trámite del crédito rural incluye un componente especial, que consiste en la presentación de un proyecto productivo, el cual debe ser viable ambiental, técnica y financieramente. Se otorga el crédito máximo por el 80% de los costos directos del proyecto (relacionados con la preparación de la tierra, mano de obra, insumos, asistencia técnica, transporte y compra de animales, entre otros), el 20% restante y los costos indirectos (administración, vigilancia, transporte para comercialización y valores de comisión del Fondo Agropecuario de Garantías, entre otras), deben ser asumidos por el solicitante del crédito y dicho monto se debe reflejar en los estados financieros.

Con respecto a los intereses de estos créditos, todo depende del tipo de productor, es decir, si es pequeño (activos totales no superiores a $55'900.550), DTF (aproximadamente 4%) más el 6% efectivo anual (E.A.); mediano (activos totales inferiores o iguales $5.150'000.000 para el año 2010), DTF más 10% E.A.; grande (activos totales superiores a $5.150'000.000), DTF más 10% E.A.; mujer rural de bajos ingresos (cabeza de familia, cuyos activos totales no superen $39'130.385), DTF más 4% E.A.

Rodolfo Bacci es claro al afirmar que las condiciones de plazo son muy favorables, "porque tienen en cuenta los ciclos vegetativos de los productos, es decir, si por ejemplo se siembra arroz, hace un pago en ocho meses cuando ya ha recogido la cosecha. Para caucho, cacao o palma de aceite se necesita un tiempo más largo, porque estos cultivos tienen unos primeros años en donde no hay producción".

En 2009, Finagro desembolsó más de $3,9 billones en créditos. Y este año siguen las oportunidades de crecer.

Por Redacción Especiales

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