Cuatro oficiales y tres suboficiales, adscritos a la Octava División del Ejército, fueron retirados del servicio por fallas en el control y mando de la tropa, tras el escándalo desatado por la masacre de tres hermanos menores de edad, perpetrada el pasado 14 de octubre en Tame (Arauca). El comandante de las Fuerzas Militares, almirante Édgar Cely, confirmó que la medida cobija a los tenientes coroneles Germán Belalcázar Arciniegas y James Edinson Pineda Parra, el mayor James Alberto Granados, el subteniente Raúl Muñoz Linares, el sargento Luis Giovanni Torrijos Medina y los cabos Juan Esteban Sánchez y Róbinson Javier Castro.
El general Alejandro Navas, comandante del Ejército, manifestó enfático que no permitirá violación a los derechos humanos por ninguno de sus integrantes, “los hechos son el resultado de una conducta individual”. Añadió que existen sospechas sobre varios militares presuntamente relacionados en la tortura y asesinato de Jenny, de 14 años; Jimmy Ferney, de 9, y Jeferson Torres Jaimes, de 6 años, tal como lo denunció el padre de los menores, José Álvaro Torres —además, existen serios indicios de que Jenny habría sido abusada sexualmente—, y dijo que se puso a disposición de la Fiscalía a otro uniformado más, el subintendente Raúl Muñoz Linares, quien podría tener responsabilidad en la violación de una menor en Tame.
Los tres niños de la familia Torres Jaimes fueron degollados y sepultados en una fosa común. El 16 de octubre una comisión de la Cruz Roja recuperó los cuerpos y desde entonces el escándalo no cesa. “La institución repudia estos hechos”, concluyó el general Navas, quien aseguró que ya se iniciaron investigaciones internas y se dispuso colaborar con las pesquisas de la Fiscalía. Investigadores de la Unidad de Derechos Humanos del organismo indagan, por ahora, a unos 60 militares de la Brigada Móvil Nº 5, involucrados en estos hechos.