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Guaca de Farc salpica a tropa

Fiscalía investiga si en exitosa operación en Tolima se repitió historia de soldados que se repartieron un botín de las Farc.

Olga Lucía Garzón
02 de noviembre de 2010 - 09:59 p. m.

La Fiscalía Segunda Especializada investiga a 50 militares, entre oficiales, suboficiales y soldados profesionales, adscritos a la Sexta Brigada del Ejército con sede en Ibagué, que participaron el 2 de febrero pasado en el asalto a un campamento de la cuadrilla 21 de las Farc en la vereda La Aurora, corregimiento La Marina, en Chaparral, sur del Tolima.

Según las autoridades, allí se albergaban 80 guerrilleros del anillo de seguridad de Alfonso Cano (máximo jefe de las Farc), al mando de alias Pedro Nel y Marlon. En el bombardeo murieron tres, entre ellos La Mona o Yaritza, enfermera y compañera sentimental de Pablo Catatumbo.

Luego de la incursión militar al campamento, miembros de las Fuerzas Especiales Antiterroristas Urbanas (Afeur), hicieron una inspección a la zona, pero —contrario a lo establecido— llegaron sin el Cuerpo Técnico de Investigaciones. El CTI penetró con el tercer destacamento, cuando ya habían recogido varios elementos probatorios, valiosos para la investigación, según una fuente del organismo.

La declaración sobre lo ocurrido durante y después del asalto militar la entregó a la Fiscalía el mismo desmovilizado que suministró al CTI la información sobre la ubicación del campamento y luego llevó a las tropas hasta el refugio guerrillero. Según declaró, se sorprendió cuando se percató de que los uniformados hallaron a un guerrillero con vida, pero lo remataron con un disparo en la cabeza. Así queda documentado en las actas de levantamiento.

Al requisar hallaron un campamento con enfermería, farmacia, consultorio odontológico, hospital de campaña, centro de cómputo, un radio base 757 y cambuches con zanjas de arrastre. Lo que no se dijo en el momento era que, según el informante, bajo la cama de Pedro Nel y Yaritza había varios maletines con dinero. También había dos tacos de pentolita ecuatoriana, 7 granadas M-16, una granada MR-2, cinco fusiles R-15, una pistola cold, un radio base, un radio banda corta, 28 proveedores para fusil y 10 libros de subversión.

De acuerdo con el testimonio, eran aproximadamente $500 millones, que los emocionados soldados y oficiales se repartieron antes de que entrara el CTI. “A unos les tocó más que a otros y eso causó molestias entre ellos”, dijo la fuente al ente investigador.

Ante la versión entregada por el desmovilizado, la Fiscalía Segunda Especializada abrió investigación por el posible homicidio del subversivo, quien hasta hoy no ha sido identificado, por la posible violación del DIH y por el caso de los $500 millones.

El grupo de la Afeur era comandado por el capitán Carlos Andrés Villamizar Ríos, y la operación fue organizada por el coronel César Augusto Tavera, entonces comandante del Batallón Caicedo, de Chaparral, detenido hace cuatro meses en una guarnición militar por un presunto falso positivo.

El desmovilizado no es la única persona que habla sobre la supuesta repartición de dinero. Un miembro activo del Afeur le dijo a El Espectador que además de la plata, los militares se llevaron un televisor, un computador, armas y un video beam. Según el uniformado, muchos derrocharon la plata en esos mismos días. Incluso se investiga si entre los supuestos autores del saqueo se encontraba también un escolta.

El capitán Villamizar Ríos le dijo a este diario que no tiene conocimiento de la aparición de la caleta con dinero. Versión similar entregaron  otros soldados indagados por El Espectador. Varios más señalaron que estuvieron en el operativo, pero en zonas apartadas del lugar en el que ocurrieron los hechos. Sin embargo, aseguran que escucharon charlas sobre la repartición del dinero entre ellos mismos. La Fiscalía continúa indagando qué fue lo que en realidad ocurrió.

Por Olga Lucía Garzón

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