¿Qué influencia tiene su obra?
En un principio, la geometría de los planos arquitectónicos. Hoy las estructuras metálicas mecánicas, grúas, antenas de transmisión, y una combinación de éstas con el origami.
¿Por qué pasar de la arquitectura a la pintura?
Son actividades complementarias y no excluyentes. La arquitectura está aportando constantemente material para mi pintura, me inspira y de alguna manera me cuestiona.
¿Qué prefiere, brocha gorda, cincel o pincel?
Esos trazos que se ven tan pulidos y delicadamente perfectos están hechos con brocha gorda, compañera de siempre y para siempre; la técnica de mi trabajo es un tanto contradictoria entre lo que se ve y el cómo se hace.
¿Cuál es el mayor rasgo de arquitectura que hay en su obra?
La geometría es mi lenguaje visual, forma parte de mi obra desde siempre, esta es “herramienta” esencial del arquitecto (yo). La geometría es limpia, clara, precisa, tiene fuerza, que es lo que busco en mi trabajo.
¿Cómo se ve en el futuro en cuanto a artista?
Mi futuro en el arte es hoy, y me veo trabajando duro, con entusiasmo y dedicación.
También le gusta trabajar la escultura...
La tridimensionalidad me permite expresar de manera más amplia una idea específica. La luz, la sombra y el ángulo de visión le dan al espectador una posibilidad de disfrutar mi trabajo de manera más completa y clara.
¿Por qué le apuesta a lo monocromático en cada una de sus pinturas?
El uso de un solo color en cada pieza es una propuesta detallada, limpia y muy pulida que responde a uno de los intereses que tengo por el arte y la estética.
¿No resulta más lucrativo el ladrillo que el lienzo?
Pero claro, lo de los ladrillos es un trabajo, lo del lienzo es un oficio.
¿Cómo se vio en la exposición más reciente en N.Y.?
Muy bien, era una tarea que tenia pendiente, la respuesta fue muy positiva, y en la medida de las posibilidades la repetiré.
¿Qué se puede esperar de su obra?
Cambios no muy significativos, pero en la misma dirección y más volumen.