Lina Naranjo es socorrista voluntaria de la Defensa Civil desde hace seis años. Hace parte del grupo de 800 personas que día y noche trabajan para rescatar a las víctimas del alud en La Gabriela, en Bello. Hablamos con ella después de rescatar a la víctima número 54.
¿Cómo lo encontraron?
Nos fuimos cinco compañeros hacia el sitio de trabajo. La retroexcavadora removió la tierra y vimos una pierna, de inmediato comenzamos a retirar la tierra con los picos y las palas para encontrar el resto del cuerpo.
¿Es difícil trabajar en el terreno?
Sí, la tierra está muy pegada. Es un trabajo duro, pero es satisfactorio poder rescatar a las víctimas.
¿Quién era?
Era una mujer. Inicialmente pensamos que era una niña, pero era una mujer de unos 40 años.
¿Es impactante encontrar los cuerpos en esas circunstancias?
Es muy duro. Uno piensa: Dios mío qué pesar. Saber que esto se pudo prevenir y esta persona no estaría ahí, en esas condiciones tan impactantes.
¿Qué pasa cuando encuentran un cuerpo, hacen alguna oración?
Eso es muy personal, cada uno de acuerdo con sus creencias, con lo que piensa. Yo siempre se los encomiendo a Dios y pido fortaleza para sus familias. Yo pienso: si esa fuera un familiar mío, es muy duro.
¿Vio a la familia de esta víctima?
No, no fui capaz. Mis compañeros bajaron el cuerpo y yo me quedé en el terreno.
¿Qué es lo más difícil de trabajar ahora?
El olor es muy fuerte, ya hay gallinazos, los mosquitos, los cuerpos ya están muy deteriorados. Es muy difícil
¿Cómo contrarrestar eso?
Somos humanos y es difícil. Creo que es la convicción de lo que estamos haciendo. Aunque no va a tener alegría la familia porque no están vivos, por lo menos les damos tranquilidad. Eso nos lleva a seguir trabajando.
¿Está cansada?
Sí, pero no importa, uno dice: lo importante es sacar a las personas. Eso lo convierte uno en una fortaleza.