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Julian Assange, en prisión 48 horas más

El 11 de enero deberá declarar para que se decida sobre su extradición a Suecia.

El Espectador
15 de diciembre de 2010 - 12:27 a. m.

El fundador de la página Wikileaks deberá estar tras las rejas mientras se decide una apelación presentada por la justicia sueca, que no estuvo de acuerdo con la decisión del juez de dejarlo en libertad luego del pago de US$285.000 de fianza.

A pesar de que un juez del tribunal de Westminster (Londres) le otorgó la libertad bajo fianza a Julian Assange, director de la página Wikileaks —que en los últimos días ha revelado miles de documentos secretos del Departamento de Estado de EE.UU.—, el hacker deberá permanecer tras las rejas, por lo menos, 48 horas más.

La Fiscalía, en representación de Suecia —país que pide la detención y extradición de Assange por cuatro delitos sexuales presentados por dos mujeres (ver nota siguiente página)—, apeló la decisión del juez británico y tramitó un recurso ante el Tribunal Superior de Londres en el cual solicita que el director de Wikileaks siga detenido mientras se decide su proceso de extradición, el próximo 11 de enero.

Previamente, el juez Howard Liddle, le había concedido al hacker la libertad tras el pago de una fianza de 240.000 libras (US$285.000), que deberían ser depositados en las próximas horas en efectivo ante el Tribunal. No sólo eso, a cambio de su libertad el fundador de la polémica página de internet tendrá que entregar su pasaporte, se le aplicará un toque de queda y deberá llevar un dispositivo electrónico de localización. Además, tendrá que dar un parte de su situación a la comisaría cada día a las 6 de la tarde.

Mientras el Tribunal decide sobre la detención preventiva de Assange, Mark Stephens, uno de sus abogados, informó que tratarán de reunir el dinero exigido por la justicia. El defensor explicó que la recolección de la suma no sería fácil porque no se podía pagar con cheque y su cliente no tiene acceso a Visa o a MasterCard. “Hasta que no reunamos ese dinero, tendremos a un hombre inocente en prisión”, dijo Stephens, y criticó las condiciones “dickensianas” y “orwellianas” del encarcelamiento de su defendido, quien está en una celda de aislamiento en la prisión londinense de Wandsworth y a quien se le ha censurado la correspondencia.

Varios personajes famosos llegaron a los juzgados de Westminster, tanto para apoyar a Julian Assange como para colaborar en el pago de la fianza. La ex modelo y esposa de Mick Jagger, Bianca Jagger, el escritor Tariq Ali o el novelista Henry Porter son algunos de los que pasaron por la alfombra judicial y ofrecieron aportar, en promedio, US$25.000 cada uno. También el cineasta Michael Moore ofreció US$20.000, además de toda la infraestructura en internet (su web, sus servidores, etcétera) para “mantener vivo Wikileaks”.

Assange llegó al juzgado después de las 2 de la tarde a bordo de un camión de la Policía. Permaneció un par de horas en el recinto judicial para luego regresar a prisión, donde ingresó el pasado 7 de diciembre. A las puertas del juzgado llegaron más de cien activistas con pancartas que pedían la libertad del australiano, la retirada de Afganistán o simplemente la “verdad”. No se registró ningún enfrentamiento entre los seguidores de Wikileaks y los policías, que sólo se movilizaron para recoger cientos de copias de los documentos del Departamento de Estado que ha revelado Wikileaks.

Desde la prisión, Assange transmitió a través de una conversación telefónica con su madre, un comunicado que se hizo público en el Canal Siete australiano. “Mis convicciones permanecen inalterables. Yo continúo fiel a mis ideales. Estas circunstancias no me harán cambiar. Si algo ha conseguido este proceso es reforzar mi determinación en la verdad”, aseguró. Y agregó: “Ahora sabemos que Visa, MasterCard, PayPal y otras son instrumentos de la política exterior de Estados Unidos. Es algo nuevo”.

Mientras el proceso continúa, las autoridades británicas decidieron reforzar sus sistemas de seguridad. Durante la última semana, internet ha sido el escenario de una ofensiva de partidarios de Assange, promovida por un grupo llamado Anonymous, que lanzó ataques para bloquear las páginas de las empresas que consideran enemigas de Wikileaks. Peter Ricketts, el consejero de seguridad nacional del primer ministro británico, David Cameron, puso en alerta a las principales páginas gubernamentales, como la de servicios de Hacienda o del Departamento de Empleo y Pensiones.

La defensa de Assange aseguró ayer que seguirá luchando contra la extradición de su cliente a Suecia, ya que temen que desde ahí pueda ser entregado a EE.UU., donde algunos políticos de ese país han llegado a pedir su ejecución.

Los líos sexuales de Assange

En agosto pasado, Julian Assange ya era un personaje público. Wikileaks acababa de revelar casi 90.000 documentos secretos de la guerra de EE.UU. en Afganistán y él comenzaba a convertirse en una especie de rockstar mediático. El movimiento Brotherhood (‘Movimiento por la Hermandad’) del Partido Socialdemócrata sueco, lo invitó a Estocolmo a participar de un seminario sobre el rol de los medios de comunicación dentro de las guerras.

Assange aceptó asistir, como también aceptó el ofrecimiento de una mujer del grupo organizador: Anna Ardin, reconocida feminista de la universidad de Uppsala, lo invitó a hospedarse en su casa durante los días del seminario.

Cenaron juntos y tuvieron sexo. Ardin publicaba en su cuenta de Twitter que estaba conociendo a uno de las personas “más simpáticas e inteligentes del mundo”. El hecho de que a Assange se le hubiera roto el preservativo y hubiera continuado con relación sexual pareció no importar. Al día siguiente la mujer comenzaba a organizar una fiesta en honor de su invitado.

Justamente en esa fiesta, Assange terminaría aproximándose a Sofía Wilen, con quien partiría a su casa en Enkoping y de nuevo hubo sexo en la velada. En la noche no tuvieron problemas con el preservativo, pero a la mañana siguiente volvieron a tener relaciones, esta vez sin protección.

Por teléfono, Wilen relató su romance furtivo a Ardin, quien reaccionó disgustada y expulsó a Assange de su casa. El 20 de agosto ambas acudieron a una comisaría para denunciarlo: Ardin lo acusó de no haberse detenido cuando ella lo pidió y Wilen declaró haber sido abusada en la mañana, cuando ella aún dormía.

Por El Espectador

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