El tema ya no es asunto exclusivo de países como Colombia, donde al año se roban 1,6 millones de estos teléfonos, y se ha convertido también en epidemia en ciudades como París, Barcelona o Nueva York.
De acuerdo con un reporte de la agencia AFP, en la capital francesa el prefecto de policía acaba de dar la voz de alarma. Según un estudio realizado en octubre por sus servicios, cerca de uno de cada dos robos cometidos en los transportes parisinos implica celulares y 70% de ellos son smartphones del tipo iPhone o Blackberry, que pueden venderse en el mercado negro hasta en 300 euros (unos 765 mil pesos).
Los principales destinos de estos equipos son Argelia, Marruecos, África del Oeste o Europa del Este, donde el precio de un iPhone puede llegar hasta US$1.000 (un millón novecientos mil pesos) si tiene datos que pueden ser explotados para un fraude bancario, según Jack Wraith, presidente en el Reino Unido del Foro de Acción contra el Crimen en la Industria del Teléfono Móvil.
Los cacos incurren en diversas modalidades para obtener su botín, y en los últimos meses la Policía de Francia ha reportado palizas y hasta apuñalamientos.
El Reino Unido, por su parte, ha implementado una unidad especial de 30 personas para hacer frente al “alza general de la cantidad de robos de smartphones”, según un portavoz de la policía.
En Nueva York, en el metro, los altavoces advierten a los pasajeros que no se exhiban con sus teléfonos. Pero la gran mayoría ignora estos consejos y prefiere seguir mandando sus textos.
Recientemente la prensa informó sobre las intervenciones de helicópteros de la policía en Australia y en Estados Unidos que se hallaban en las cercanías de IPhones robados.
Al mismo ritmo de los robos crecen las ventas. Apple vendió 14,1 millones de iPhones en el tercer trimestre, mientras que el canadiense Research in Motion llegó a 12,4 millones de aparatos Blackberry.