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La ETB en blanco y negro

Los últimos dos años no han sido tan fáciles para la empresa. Su junta recomienda venderla.

El Espectador
19 de diciembre de 2010 - 07:36 p. m.

Lo citaron el 9 de abril de 1948, a eso de las 11:00 a.m., para que empezara a trabajar oficialmente en la entonces Empresa de Teléfonos de Bogotá (ETB). Daniel Peña llevaba meses tras ese empleo. Por eso madrugó. Tomó el tren desde Facatativá, donde vivía, hasta la estación de la calle 13, en el centro de la ciudad. Caminó unas cuadras. Llegó al edificio que le habían indicado (carrera octava con calle 20) y presentó los papeles. Le faltaba una foto, sólo una foto para autorizar su contrato. Corrió a la Plaza de las Nieves, se hizo el retrato y cuando volvía a la empresa una turba enardecida le cerró el paso. “Venían arrastrando a Roa, lo llevaban de la corbata... Ahí empezó el desastre”.

Habla de Juan Roa Sierra, el asesino histórico de Jorge Eliécer Gaitán, y de El Bogotazo, el período de rebelión que le siguió al magnicidio. Ese mismo día de 1948 la ETB comenzaba su plan de automatización. Esto significaba la desaparición de las operadoras para darles paso a unos nuevos teléfonos de disco, que les permitirían a los bogotanos hacer directamente las llamadas desde sus casas. Para ese trabajo iba a ser contratado Peña, pero se atravesaron tres disparos. 1:05 p.m., “mataron a Gaitán”, rabia, venganza, y el resto de la historia.

“Me demoré dos horas en salir de Bogotá y llegar a mi casa. Me fui muy preocupado por lo que podía suceder con mi trabajo. Sólo el 12 tuve noticia de que se reactivaban las labores. ‘Nada va a parar el proceso de automatización’, fue lo primero que nos advirtieron cuando volvimos”.

Para ese momento la ETB cumplía 46 años de haber sido fundada por el cubano José Raimundo Martínez (hoy celebra 126). Había llevado el nombre de Compañía Colombiana de Teléfonos y también The Bogotá Telephone Company. Había sobrevivido a un incendio —1900— cuando sus instalaciones estaban en la Plaza de Bolívar. Y había comenzado “la era de la modernización”.

Quizá por eso ese 9 de abril es imborrable también para la historia de la ETB. En un video de la compañía se puede ver al señor Alberto González, ya fallecido, hablando del miedo y de la infinita desesperanza que sintieron quienes estaban dentro del edificio de la ETB. Disparos. Gritos. Él, de 17 años, y algunos directivos, intentando de tranquilizar a las operadoras. Las redes congestionadas. “No paren de contestar”, ordenaban. El 28 de diciembre de ese mismo año el presidente Mariano Ospina Pérez inauguraría oficialmente el sistema de automatización.

En la década de los 90 vendría el cambio de nombre a Empresa de Telecomunicaciones de Bogotá, previendo que los años traerían nuevos servicios. En diciembre de 1998 realizaría la primera llamada a larga distancia, a través de su propia red. En 2000 empezarían a operar redes de datos y para 2010 serían una empresa líder en banda ancha.

A pesar de esta historia de expansión, los últimos dos años no han sido fáciles para la ETB. Así quedó al descubierto en diciembre de 2008, cuando la junta directiva anunció que empezaría la búsqueda de un socio estratégico para “capitalizar” la empresa, para modernizar su infraestructura tecnológica. En septiembre de este año fracasó el proceso, no se presentó ninguna oferta. Y ahora la misma junta le propone al Distrito de Bogotá, socio mayoritario, vender la compañía. El Distrito ha guardado silencio. ¿Cuál será el próximo capítulo?

Por El Espectador

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