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¿Trabaja en lo que le gusta o en lo que le toca?

Una investigación realizada por una joven colombiana demuestra que cambiar drásticamente de labor, en busca de la felicidad, garantiza el éxito profesional.

Mariana Suárez Rueda
20 de diciembre de 2008 - 10:00 p. m.

¿Le gusta lo que hace para vivir?,  ¿cuando se levanta por la mañana para ir a su oficina siente que no es capaz de resistir el día que tiene por delante?, ¿sueña con desempeñarse en una profesión diferente a la que estudió? Si contesta afirmativamente a más de uno de estos cuestionamientos es probable que pertenezca al grupo de personas que necesita dar un giro de 180 grados a su vida para alcanzar la felicidad. Pero también es posible que forme parte de la gran mayoría que teme abandonar la estabilidad económica que ha logrado a lo largo de años de trabajo por perseguir un sueño que puede terminar en un gran fracaso.

Preocupada por estas inquietudes que atormentan a decenas de personas en el mundo, Milena Clavijo, una joven administradora de empresas con especialización en mercadeo, decidió emprender una investigación para comprobar si es posible alcanzar el éxito al cambiar drásticamente de profesión. Después de conocer casos de colombianos y extranjeros que pasaron por esta experiencia y de hablar con orientadoras profesionales, descubrió que la mayoría de personas estudia una carrera que le garantice una vida con comodidades.

Un fenómeno que según estudios de la OIT ha generado una sobreoferta de egresados de  ciertas  profesiones, que terminan ganando un salario bajo debido a la saturación del mercado. Finalmente, Clavijo comprobó que vencer el miedo es la etapa más difícil para conseguir el trabajo perfecto, pero que “si estamos dispuestos a todo para alcanzar el objetivo la posibilidad de fracasar es mínima”.

¿Cómo conseguir el trabajo ideal?

Milena Clavijo, autora del libro ‘¿Trabaja en lo que le gusta o en lo que le toca?’ da una serie de consejos para que las personas que no se sientan satisfechas con su profesión, logren arriesgarse y dedicarse a lo que verdaderamente las hace felices.

1. Asegúrese de estar haciendo su mejor esfuerzo en el trabajo actual, antes de considerar cualquier cambio.

2. Si en las mañanas de un día hábil se levanta con un malestar que se prolonga durante todo el día, puntualice qué es lo que le molesta.

3. Imagínese su día de trabajo soñado.

4. Investigue quiénes podrían contratarlo para el trabajo o el cargo que anhela.

5. Identifique cuáles son las habilidades o experiencia que requiere para trabajar en eso que le inspira.

6. Identifique quiénes son esas personas que le podrían dar el trabajo de sus sueños.

8. No se rinda, puede que le digan que no, una y otra vez.


9. Corrija y acepte sus errores. Cuando le den la oportunidad de mostrarse recuerde que muy pocos hacen todo perfecto la primera vez.

10. Tarde o temprano las oportunidades aparecerán, cuando eso ocurra, prémiese por sus logros.

De la ingeniería a la comedia

Andrés López: 34 años

Cuando era pequeño quería ser piloto, pero un día su tía le preguntó a su mamá: “¿Qué quiere estudiar el niño?”. Y antes de que él pudiera contestar su madre respondió de manera enfática: “Ingeniería de sistemas, que eso es lo que va a dar plata”. Y así fue.

A pesar de tener grandes habilidades para contar historias y hacer reír a la gente, Andrés López le apostó a una carrera que supuestamente le garantizaría una estabilidad económica y un futuro prometedor, haciendo caso a la recomendación de su madre: “Estudie algo que le sirva”.

Pero en la mitad del camino decidió cambiarse de pregrado y comenzar Antropología, en donde tampoco se sintió muy a  gusto. Finalmente optó por hacer un técnico como facilitador de educación experiencial en Canadá.

Su vida profesional comenzó en la emisora La Mega, al lado de Alejandro Villalobos, en donde aprendió a trabajar con lo que él llama “propósito profesional”: cumplir horario y objetivos, teniendo vacaciones de 15 días, firmando un contrato con prestaciones en el que se comprometía a trabajar 48 horas semanales.

Con el paso del tiempo, sin embargo, comenzó a entender que lo que hacía no lo satisfacía por completo, y que, como él mismo lo dice en tono reflexivo, “la supervivencia también tiene que ver con el alma, con entender que uno mismo tiene que escucharse si quiere sobrevivir, porque si no lo hace, ahí ya se esclavizó”.

Así que después de pensarlo quiso arriesgarse, tirarse al vacío. Por eso tomó la determinación de dedicarse a lo que siempre había querido: la comedia. En ese camino encontró ‘La Pelota de Letras’, una obra que había escrito hacía varios años, y que pudo recomponer para montar el exitoso ‘stand up comedy’ que le permitió consolidar su propia empresa: Idéalo Pez, a la que hoy le dedica todo su tiempo y en la que se siente inmensamente feliz, pues le ha permitido dar a conocer su talento y divertir a cientos de personas de distintas edades y nacionalidades.

Por eso recomienda a quienes se encuentren indecisos y con miedo de cambiar radicalmente sus vidas para perseguir aquello que tanto les gusta, que la persistencia es lo que hace que ocurran las cosas y que “si algo le está haciendo daño o si le está causando problemas, lo más probable es que le haya hecho caso a los consejos de otras personas en vez de decidir por sí mismo”.


Iluminada por los ángeles

María Elvira Pombo: 38 años

Durante su infancia siempre le gustó jugar con las muñecas a que era una mamá ejecutiva que trabajaba en un banco como lo hacía su papá. Por eso cuando llegó el momento de entrar a la universidad escogió estudiar administración de empresas.

En sexto semestre logró conseguir un trabajo de medio tiempo en el banco que siempre había querido y una vez se graduó la contrataron. Sin embargo, no se sentía completamente satisfecha ni feliz y creyó que era por la llegada de un nuevo jefe con el que no tuvo empatía.

Después de su segundo embarazo, durante el cual estuvo incapacitada por ser considerado de alto riesgo debido al estrés que le había generado su trabajo, se fue un tiempo a Estados Unidos y estando allá le pidió a los ángeles que la ayudaran, que enviaran una señal que le indicara qué rumbo debía tomar profesionalmente.

Un día cualquiera a una señora que caminaba al frente suyo se le cayó un libro justo a sus pies. Era una publicación de Doreen Virtue, una reconocida guía espiritual, con PhD en psicología, que creó la terapia con los ángeles. No lo pensó dos veces y decidió averiguar para inscribirse y tomar un curso con ella.

Al finalizar Doreen preguntó quiénes iban a montar consulta privada, y María Elvira cuenta que la mano se le levantó sola. Al regresar a Colombia abrió un consultorio en la Clínica del Country con su mamá, renunció al banco y logró cambiar el rumbo de su vida gracias a esta drástica decisión, que contó con el apoyo de su familia.

Persiguiendo el arte

Diego Trujillo: 47 años

Aunque siempre se sintió inclinado por la actuación y desde el colegio participaba en los grupos de teatro, cuando llegó la hora de escoger una carrera no optó por lo que más le gustaba, ni tampoco hizo caso de las sugerencias de su madre para que estudiara Derecho, como su abuelo y su tío, sino que se inclinó por una profesión más tradicional: la Arquitectura.

Al graduarse empezó a ejercer y se casó. Pronto vinieron los hijos y parecía que su vida seguiría igual de no ser por el abuelo de su esposa, que lo invitó a vincularse con un grupo de aficionados al teatro. Jorge Plata, un actor que dirigía el grupo,


resaltó su talento y pronto lo llamaron para que interpretara un personaje en la telenovela ‘La maldición del paraíso’. Tiempo después terminó su matrimonio y viajó a la Costa para reflexionar sobre su vida. Regresó a Bogotá decidido a dejar la profesión que ejerció durante doce años y a meterse de lleno en la actuación.

Entre el derecho y el dibujo

Claudia Rueda: 41 años

Creció en una familia conservadora y perdió a su padre muy pequeña. Como a todos los niños le gustaba dibujar, pero nunca pudo dejar su fascinación por los colores. A los 17 años tuvo que escoger una carrera y se inclinó por Arte, Arquitectura y Derecho. Finalmente decidió que quería ser abogada. Hoy reconoce que estaba perdida y que además la cuestionó el mensaje de sus padres: “Estudia algo que te dé para vivir, tienes que valerte por ti misma”.

Luego de tres años se convenció de que eso no era lo que le gustaba, pero decidió terminar por miedo a fracasar. Sin embargo, combinó sus estudios con cursos de dibujo. Poco a poco comenzaron a abrirse puertas. Ganó un premio Simón Bolívar de caricatura, se vinculó a varios medios de comunicación y se convirtió en una ilustradora exitosa.

Puro corazón

Conchita Ruiz: 56 años

Cuando le contó a su familia que quería estudiar para ser periodista, su papá puso el grito en el cielo y le dijo que siguiera el ejemplo de sus hermanos que habían estudiado “profesiones útiles” y que para que él se pudiera morir tranquilo hiciera un secretariado bilingüe. Así que muy obediente siguió las instrucciones de su padre y comenzó el secretariado.

Pero cuando iba en el tercer año de carrera se casó y se fue a vivir a Cali. Las cosas no salieron como lo habían pensado y tuvieron que regresar a la capital, en donde consiguió dos trabajos. “Me desperté a los 32 años como si hubiera estado en coma desde los 18”, recuerda cuando habla de esa etapa de su vida.

Después de muchos sacrificios finalmente tuvo la oportunidad de entrar de lleno en el mundo de la televisión como libretista. De hecho, fue ella quien al lado de Mauricio Navas escribió la exitosa telenovela ‘Pura Sangre’.

Volver a empezar

Orlando Forero: 67 años

Su historia es el ejemplo perfecto de que nunca es tarde para volver a empezar. A pesar de haber estudiado una profesión muy particular, Geología, y de haberse desempeñado en ella de manera exitosa, siendo protagonista del hallazgo de varios de los pozos petroleros más importantes del país, Orlando Forero comprendió luego de muchos años que su felicidad estaba ligada a la psicología.

Para llegar a esta conclusión tuvo que vivir casi diez años en el monte, estudiando las quebradas y elaborando mapas geológicos, otros tantos en Estados Unidos, cursando dos maestrías en Geología e Ingeniería de Gerencia. Y seis años en el municipio de Cocorná explorando yacimientos de petróleo.

Con más de 50 años descubrió que no se sentía completamente a gusto con su profesión y decidió estudiar una nueva carrera: psicología, a la cual le dedica hoy en día el 100% de su vida.

Por Mariana Suárez Rueda

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