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El ‘desecho’ que somos

En un momento en el que la Gran Depresión vuelve a mostrar su mejor silueta y en el que en Bogotá proliferan medidas restrictivas como el pico y placa todo el día y el toque de queda, conviene leer este libro del sociólogo polaco Zygmunt Bauman (1925-) para reflexionar sobre nuestra vida cotidiana.

Alberto Bejarano
05 de febrero de 2009 - 11:00 p. m.

El hilo conductor es la ‘deshumanización’ del hombre en la ciudad moderna, estudiado a partir de dos preceptos, diría Deleuze, a los que nadie escapa: el consumo y el miedo. Bauman asume una postura apocalíptica. ¿Qué entiende por vida líquida?, “significa un auto-escrutinio, una autocrítica y una autocensura constantes. La vida líquida se alimenta de la insatisfacción del yo consigo mismo… la vida líquida es una vida devoradora”.   

Aunque es cierto que Bauman pasa demasiado rápido por la relación entre modernidad y modernización y los dos términos parecen confundirse y que sus ideas tienen un eco anticipado en América Latina, en García Canclini, el valor de estos ensayos radica en una lectura sociológica alternativa a la de, por ejemplo, autores como Bourdieu, que no creen en las posibilidades de emancipación a través de la educación. En ese sentido Bauman es más cercano a un filósofo como Rancière.

Miedo y consumo están mediados, dice Bauman, por la incertidumbre. Asistimos, nos recuerda, a un nuevo tipo de ‘nomadización’ que, a diferencia del pasado, se especializa en destruir y en crear ‘desechos’ a su paso. El autor nos obliga a reconsiderar lo que entendemos por productos básicos de la canasta familiar, cuando nos dice que, “los desechos son el producto básico, y posiblemente, más profuso de la sociedad moderna líquida de consumidores… a los vivos puede resultarles una posibilidad y una preocupación más inmediata y más agotadora que la muerte (en energía y esfuerzos) que les encamine hacia el vertedero”.  A la vieja pregunta, ¿qué somos?, responde Bauman, no somos lo que producimos sino lo que desechamos. El arquetipo de la modernidad líquida es por ello Bill Gates. Si algunos de los yuppies, hoy en quiebra en el mundo entero, hubieran leído este libro a tiempo, se hubieran ahorrado no pocas amarguras y de paso nos las hubieran ahorrado a los demás, que sufrimos las consecuencias del esquizofrénico capitalismo y sus encantadores de serpientes, hoy llamados “corredores de bolsa”. Con la película Belleza americana ya estaban más que advertidos.

Por Alberto Bejarano

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