Es difícil imaginar cómo una actriz como Angelina Jolie logra lidiar su papel de madre de seis hijos, un puesto como embajadora de las Naciones Unidas y una carrera prolífica y protagónica en la gran pantalla que parece no tener pausa. Ya en el año 2000 consiguió un Oscar con Inocencia interrumpida, además de los múltiples premios que ha cosechado a lo largo de su carrera, y es posible que este año gane su segunda estatuilla como Mejor Actriz por la interpretación de Christine Collins.
El sustituto (basada en hechos reales) es la historia de una madre soltera de la clase trabajadora que se enfrenta a una de las peores pesadillas, la desaparición de su hijo. El desarrollo de la película recaerá en la búsqueda frenética de la señora Collins y su enfrentamiento con la policía de Los Ángeles, que se empeña en cuidar su reputación enceguecidamente por encima de cualquier razón. En su lucha por la verdad y la justicia, Christine encuentra apoyo en el reverendo Briegleb, interpretado por un John Malkovich que fascina por su estilo propio, pero que se queda corto al ser su personaje satelital.
La actuación de Jolie no sólo convence, sino que conmueve porque su interpretación ha llegado a una madurez que la catapulta como una de las mejores actrices protagónicas de Hollywood. Y es ahí en ese medio de parafernalia donde esta polémica actriz ha tenido que demostrar que su belleza puede pasar a segundo plano cuando el talento puede más que la apariencia.
La historia tiene todos los ingredientes para ser una producción atractiva. Dentro del drama se mezclan la corrupción y la conspiración con la justicia, esa que se debate entre el poder de la oratoria y el sentido cartesiano de una serie de pruebas y hechos. Asimismo, sale a flote la locura tan apegada al género femenino durante siglos, esa misma que Jane Austen y Virginia Woolf han retratado en sus libros. Y por último, se intercala la monstruosidad de un asesino en serie con la impotencia del sufrimiento y la incertidumbre encarnados por Jolie en su papel de madre desesperada por la desaparición de su hijo.
Todo esto cobijado por una cinematografía impecable y una dirección de arte merecedoras de la nominación al Oscar. La película logra recrear completamente los tiempos del Pacific Electric Railway —el sistema de transporte masivo de tranvías y buses de la ciudad de Los Ángeles en los años 20—, el vestuario, la decoración y cada ínfimo detalle fruto de investigaciones, con el fin de hacer retroceder el tiempo.
Clint Eastwood logra una vez más una buena película, dramática y llena de suspenso. Este director se ha ganado el respeto tanto del público como de sus actores “No puedo decir lo suficiente sobre él. Podría no parar. Como director es muy decisivo. Tiene el liderazgo de un gran hombre, es simplemente brillante. No creo que quiera volver a hacer una película sin él”, afirma Jolie.