Eluana Englaro, de 38 años, fue el centro de la polémica en Italia durante los últimos días. Luego de que su familia diera una dura batalla legal durante los últimos años pidiendo a las autoridades autorizar su muerte, Eluana falleció. Lo hizo en medio de un debate entre varios sectores de la sociedad italiana: unos rechazaban que su familia quisiera aplicarle la eutanasia y, otros, la apoyaban.
A fines del año pasado, su padre ganó un pleito legal de una década de duración para permitir que le quitaran las sondas que la alimentaban, con el argumento de que eso era lo que ella deseaba. Eso desató duras críticas por parte del Vaticano y del primer ministro italiano, Silvio Berlusconi.
Este último intentó frenar la eutanasia emitiendo un decreto ley para evitar que los médicos retiraran la sonda que la alimentaba. Sin embargo, el viernes la clínica que la atendía procedió a retirar el 50% de la alimentación. Según los especialistas, su problema de salud era irreversible.
La italiana, que quedó en estado de coma cuando tenía 20 años por culpa de un terrible accidente de tránsito, falleció cuando los senadores debatían un proyecto de ley para mantenerla con vida.
“Sí, nos ha dejado”, dijo su padre Beppino Englaro, a la agencia Ansa. “Pero no quiero decir nada. Sólo quiero estar solo”. Pero pasará un tiempo antes de que Eluana descanse en paz. Tan pronto se conoció la noticia, el debate se crispó aún más. El vicepresidente del grupo conservador en el Senado, Caetano Quagriello, tomó el micrófono y denunció que “Eluana no ha muerto, sino que ha sido asesinada”, a lo que Ana Finnochiaro, del Partido Demócrata, le respondió que “continuaban haciendo el enésimo acto de carroña política sobre la muerte de Eluana. Es hora de que ella y su familia encuentren tranquilidad”.