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La bicilavadora

Radu Raduta, un estudiante de ingeniería mecánica en Estados Unidos, conjugó limpieza, salud y ecología en un mismo producto.

Redacción Vivir
09 de marzo de 2009 - 11:02 p. m.

Es una mezcla de lavadora con bicicleta, o de bicicleta con lavadora, lo cierto es que en este caso el orden de los factores no altera el resultado: ropa limpia.

En 2005, Radu Raduta, un estudiante de ingeniería mecánica del Instituto de Tecnología de Massachusetts (MIT), fue quien en su cabeza cruzó los elementos para crear esta especie de Frankenstein doméstico. Unió varios barriles metálicos con soldadura y dispuso una ventanilla para depositar la ropa, adaptó el marco y los pedales de una bicicleta y acomodó los piñones para que el pedaleo hiciera rotar las aspas por dentro del cilindro.

En estos tiempos en los que el cuidado del medio ambiente se ha convertido en prioridad son varias las ventajas de este singular invento. No produce emisiones de carbono, está hecho de materiales reciclados y, además, resulta un ejercicio beneficioso para la salud de quien lava.

La semana pasada los niños del orfanato de Ventanilla, en Perú, fueron los primeros en probar la bicilavadora limpiando todas sus prendas. La aceptación entre los pequeños fue todo un éxito.

Según ha dicho Radu Raduta, su invento es una alternativa interesante, más allá de su consideración con el medio ambiente, para zonas apartadas en donde no llega la luz eléctrica y también en  sectores de escasos recursos, en los que la gente tiene que lavar a mano por el alto costo de las lavadoras convencionales.

‘Den gracias a la lavadora’

El diario oficial del Vaticano, el tradicional ‘L’Osservatore Romano’, publicó un artículo, aprovechando la coyuntura del Día Internacional de la Mujer, en el que catalogaba a la lavadora como un elemento esencial en el proceso de liberación femenina.

El artículo avivó un debate cuando insinuó que la facilidad de abrir la tapa, poner el detergente y depositar la ropa contribuyó más a la independencia de las mujeres que la misma píldora anticonceptiva, el derecho al aborto o el hecho de haber comenzado a trabajar por fuera del hogar.

Lo paradójico de la historia es que el controvertido artículo fue escrito por una mujer y hay quienes aún se preguntan si fue una broma o una táctica de la Santa Sede para reforzar la moral.

Por Redacción Vivir

 

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