De todas formas, una cuenta que lleva el cartagenero, “aparte de las bancarias”, bromea, es la de las veces que ha tenido la camiseta azul al frente y por eso ya con la seriedad que la rivalidad exige y con el mismo cálculo al que le va a cada pelota, afirma que son “más de 20”.
En efecto, el Uno es el más clásico del plantel albirrojo y del juego en sí que el sábado enfrenta una vez más a los dos tradicionales equipos bogotanos. No en vano, para Julio el de esta noche será el derby capitalino número 26 (ganó cinco, empató 14 y perdió seis).
Suficiente cantidad para definir esta clase de encuentros como los “que siempre se esperan con ansiedad por todo lo que está en juego y de ahí que sean tan especiales, sobre todo los que se ganan”.
Recuerdos no le faltan, pero el mejor confiesa ser demasiado reciente: “Los del año pasado me dejaron un buen sabor porque ganamos dos y empatamos los otros, así que no perdimos y eso cuenta mucho”
Tampoco olvida que vio la roja en el revés más abultado (3-1), con tripleta de Carlos Castro (septiembre 9 de 2001), aunque igual la estadística la deja en el camerino sur y más ahora porque “el que ellos no lleguen de la mejor forma a este partido, los convierte en un rival aún más difícil”.
Más de una década después de su primer clásico (febrero 18 de 1996, 1-2), Julio sabe que la mejor manera de celebrar hoy es dejando su arco en cero. Lo demás correrá por cuenta de sus compañeros.