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“Quien gobernó en ese momento fue el Ministro, no el Presidente”

El ex presidente Andrés Pastrana considera que el Vicepresidente y el Ministro de Defensa envían mensajes contradictorios al país.

El Espectador
22 de marzo de 2009 - 03:00 a. m.

Aunque los ex presidentes de la República nunca se desactivan políticamente del todo, sí se dan el lujo de relajarse cada vez que lo desean. Andrés Pastrana estaba en uno de estos períodos hasta cuando el vicepresidente Santos se metió con el mayor trofeo de su gobierno: el Plan Colombia. Por eso, desde hace una semana, el ex mandatario se dedicó a combatir la tesis esgrimida por Santos, de que el Plan ya no es necesario y que el país debe renunciar a esa ayuda, porque es indigno el tratamiento que Estados Unidos le da a la nación.

Aunque la teoría de la “dignidad” herida produce de inmediato dolor de patria, las palabras de Santos, en vez de elogios y simpatía provocaron, primero, asombro por la que parecía  una completa improvisación. Y segundo, incredulidad, pues ningún país del Tercer Mundo renuncia así no más a varios millones de dólares y recursos estratégicos militares, sobre todo si se está librando una guerra. Más allá de las primeras reacciones, quedó la impresión de que, pese al temperamento opresor del Primer Mandatario, éste no ha podido hacer un efectivo trabajo de coordinación con su equipo de altos ejecutivos. En efecto, en menos de 24 horas, el hombre elegido por el pueblo para reemplazar al Presidente en caso de ausencia, fue desautorizado por la Cancillería. Después, la Casa de Nariño también lo rectificó mediante declaraciones del Ministro de Defensa y del propio jefe de Estado. La intención era que a Washington no le cupiera la menor duda del interés oficial en darle continuidad al Plan. Con todo, Pastrana no quedó satisfecho.

Por eso, estructuró un contraataque que está desplegando en varios niveles y que le dio una oportunidad que no podría proporcionarle mayor felicidad: la de recordarle a la administración Uribe que su política de Seguridad Democrática nunca hubiera sido posible sin los resultados previos del Plan Colombia. Dice de memoria las cifras del gran salto cualitativo y cuantitativo que dieron las Fuerzas Armadas con la ayuda económica, tecnológica y estratégica del acuerdo binacional. Enfatiza que Francisco Santos “se equivoca” si reduce el apoyo norteamericano a un tema de dinero y aún más, si se molesta porque le formulan preguntas en Estados Unidos sobre los falsos positivos que “deberían llamarse más bien crímenes de Estado”. Califica de contradictorios varios episodios protagonizados por los dos Santos del gobierno Y al final se concentra en preguntarse qué pasó, en secreto, con el minigolpe de Estado que le habrían propinado Juan Manuel Santos y los generales, al presidente Uribe.

Cecilia Orozco Tascón.- Usted ha dicho que el vicepresidente Santos es un ‘parricida’ porque intenta matar al ‘padre’ de la Seguridad Democrática, es decir, al Plan Colombia. Santos minimiza el valor de ese plan o usted lo sobrevalora?

Ex presidente Andrés Pastrana Arango.-  El Vicepresidente está infravalorando el Plan Colombia porque lo ha entendido como si fuera un tema de plata. Se equivoca porque el Plan es una alianza estratégica con Estados Unidos y sus bases son: primero, fortalecimiento de las Fuerzas Armadas. Segundo, la erradicación de cultivos de coca. Tercero, el respeto por los derechos humanos. Por último, el  TLC. Recuerde que aunque muchos países tienen dinero para comprar armas, existen prohibiciones para vendérselas y que el tema de derechos humanos es prioritario.

C.O.T.- ¿Cree que Colombia podría llegar a estar entre los países a los que no se les vende armamento?

A.P.A.- Pues fíjese lo que le pasó al presidente Chávez con la flota F-16. Él dependía totalmente de Estados Unidos para mantener y actualizar esa flota. Pero para volver al punto, ¿cuál es el mensaje que está enviando el Vicepresidente y qué cree usted que pueden contestar los norteamericanos? Seguramente dirán que perfecto. Y, ¿cuál sería su segundo paso? Que no nos envíen  repuestos de los helicópteros o que no nos vendan más tecnología. Y ese sería el mayor favor que se les podría hacer a las Farc.

C.O.T.- ¿Por qué cree que el Vicepresidente improvisa con un tema tan delicado?

A.P.A.- Si me lo pregunta hoy, le contesto que fue porque se filtró que el senador Patrick Leahy (presidente del Comité de Apropiaciones) iba a retener 72 millones de dólares de ayuda militar por el escándalo de las ejecuciones extrajudiciales. El Vicepresidente opina que es indignante la forma como Estados Unidos trata al país y yo opino que lo indigno es que haya falsos positivos. Imagínese si un congresista que sabe que su país envía dinero para fortalecer el Ejército de Colombia, se entera de que miembros de ese Ejército secuestran a un niño en Soacha y lo entregan muerto en Santander vestido de guerrillero, no va a preguntar qué pasó. Y, ¿cómo no vamos a contestarle? Francisco Santos no puede cansarse de viajar a explicar lo que le pregunten.

C.O.T.- El Gobierno siempre interpreta los cuestionamientos externos como una agresión  y por el otro lado, la intemperancia del jefe de Estado no da para pensar que se aguanta que cada funcionario diga lo que quiera. ¿Cree que el Vicepresidente expresó en público lo que el Presidente piensa en privado?

A.P.A.- Aspiro a que no sea así. Ojalá que se trate, simplemente, de un desfase del Vicepresidente.

C.O.T.- A la Casa de Nariño también le parecen sospechosas las ONG de derechos humanos. Mientras tanto, y tal como usted lo dice, en el exterior el respeto por los derechos es asunto primordial.

A.P.A.-  En ese punto me llaman la atención las declaraciones de los asesores del Presidente. Si uno interpreta lo que ellos dicen, el Ejército debe ser fuerte pero no respetuoso de los derechos humanos. Y es exactamente al revés: entre más fuerte es un ejército, más respetuoso de los derechos debe ser.

C.O.T.-  ¿A cuál asesor alude? ¿A José Obdulio Gaviria, tal vez?

A.P.A.-  Obdulio ha sido reiterativo en ese mensaje y está completamente equivocado. Uno no puede calificar como miembro de las Farc al representante de una organización de derechos humanos, porque la comunidad internacional va a interpretar otra cosa. A mi juicio, hay que hacer claridad sobre ese punto rápidamente.

C.O.T.- ¿A quién calificaron de cómplice de las Farc? ¿A José Miguel Vivanco?

A.P.A.-  Claro que sí. Uno no puede asegurar que el señor Vivanco es miembro de la guerrilla. Podemos tener muchas discrepancias con los informes de Human Rights Watch, pero un gobierno no puede afirmar eso, entre otras cosas porque no es cierto.

C.O.T.- ¿Cree que a la administración Uribe le falta más voluntad política para apoyar las investigaciones?

A.P.A.- Debería hacerlo, por ejemplo, para que se haga claridad en el delicado tema de los falsos positivos que no se deberían llamar así, sino crímenes de Estado, como se califican en el Derecho Internacional. Mientras no haya resultados, volverán a preguntarnos hasta cuando entreguemos respuestas concretas. Hoy la agenda está concentrada en el tema de derechos.

C.O.T.-  ¿Cree que hoy por hoy el principal problema de Colombia ante Estados Unidos, es el de los falsos positivos?

A.P.A.-  Va a serlo, no le quepa duda. La declaración del senador Leahy así lo indica. De paso, también hay que tener en cuenta que si se configura la denegación de justicia en Colombia, comenzará a actuar la Corte Penal Internacional. Por eso creo que el Gobierno tiene que moverse rápido o habrá varios que tendrán que preocuparse.

C.O.T.-  ¿Varios personajes del Gobierno?

A.P.A.- Todo el país debería preocuparse.

C.O.T.- ¿Cómo se ve en el marco internacional la confrontación del Presidente con la Corte Suprema?

A.P.A.- Muy mal. El Presidente tiene en sus manos una bandera muy importante en el apoyo y fortalecimiento de la justicia. Y debería comenzar por decirle a la Corte que actúe y ofrecerle lo que necesite.

C.O.T.- Eso no parece posible por la posición que ha expresado hasta el momento el Mandatario.

A.P.A.- Si es así, ojalá que recapacite. Quien nada debe, nada teme, y el primero que sale ganando es él. También gana el país, porque se demuestra que hay justicia y que existe la independencia de los jueces.

C.O.T.- El ministro Santos también se salió del redil cuando dijo que Colombia ingresaría a territorio extranjero si hay guerrilleros al otro lado de la frontera, ¿qué opina?

A.P.A.- Le hemos dicho al Presidente que en esas materias el mejor consejo es el que reciben los mandatarios, de parte de la Comisión Asesora de Relaciones Exteriores, donde tenemos asiento los ex presidentes.

C.O.T.- Pero si ya no los invitan…

A.P.A.-  Bueno, yo dije que no volvía porque no se nos estaba consultando y eso es un error. Ahora ya no se sabe quién maneja las relaciones internacionales. ¿El ministro Bermúdez? ¿El Vicepresidente? ¿El ministro del Interior y Justicia? O, ¿el ministro de Defensa? Así es imposible manejar la política internacional. Fíjese que si el ministro Santos firma un tratado con Brasil, es porque ese país no acepta el argumento de la legítima defensa. Lo más curioso de ese acto es que en una visita de un día se firmó un tratado y no estaba presente el Canciller.

C.O.T.- ¿Más contradicciones?

A.P.A.- Pues sí. El Gobierno se la pasa enviando señales equívocas. ¿No es contradictorio lo que sucedió con el ministro y el tema de los generales? En la historia reciente de Colombia no se había conocido una carta de militares solicitándole al Presidente reunir el consejo de seguridad, y menos públicamente. La pregunta es ¿por qué el Ministro puso al Presidente contra la pared?

C.O.T.- ¿Usted cree que fue así?

A.P.A.- A ver: si de algo son respetuosos los generales es de lo que se denomina como conducto regular. Y si ellos usaron ese conducto e iban a enviarle una carta al jefe de Estado, se la mostraron primero al ministro.

C.O.T.-  Lo que quedó en el ambiente es que esa carta fue promovida por el ministro.

A.P.A.-  El ministro Santos y el propio Presidente permanentemente nos dicen que tienen conocimiento de la presencia de guerrilleros en Venezuela y Ecuador. Y después salen a decir que no. Entonces, lo que pasó la semana anterior, ¿era sólo un ejercicio académico? ¿Cómo y por qué arman ese desbarajuste institucional?

C.O.T.-  ¿Cómo entiende usted ese escándalo?

A.P.A.- Creo que ahí hubo algo grave.

C.O.T.- ¿Cómo se entiende que el Presidente no haya reaccionado furioso?

A.P.A.-  No me lo explico y por eso digo que el país tiene derecho a saber qué fue lo que pasó. Usted recuerda que todos pensamos que sabíamos qué iba a pasar al otro día. Y no pasó nada.

C.O.T.-  ¿Se podría relacionar la carta de los generales con la visita que Santos acababa de hacer a Estados Unidos?

A.P.A.- Lo que se dice es que había información que dieron los americanos sobre la localización de algunos guerrilleros y que el presidente Uribe llamó al presidente Chávez para hablar del tema. Eso no lo digo yo sino un medio venezolano que aseguró que hubo no uno sino varios diálogos entre Chávez y Uribe. Reitero: para que los militares cometan el acto inusual de convocar al Presidente para decirle qué debe hacer, tuvo que existir algo muy, muy grave.

C.O.T.- ¿Qué piensa usted de que el Ministro, en vez de avisarle al Presidente, se silencie?

A.P.A.-  La función de un ministro, no sólo el de Defensa, es la de proteger al Presidente. Por eso no entiendo cómo él permite que los militares envíen esa comunicación. Si el Ministro conoció la carta, no la frenó, y no le dijo nada al Primer Mandatario, cometió un acto de deslealtad.

C.O.T.-  Adicionalmente se podría decir que si la carta se filtró a un noticiero, es porque el ministro lo permitió. Si no hubiera sido así, habría despedido a los responsables.

A.P.A.-  Así es. Si no, también hubo un acto de deslealtad de los militares con el Ministro y desde luego, con el Presidente. Y si algo de esa magnitud hubiera sucedido, habrían cambiado a la cúpula.

C.O.T.- Se ha dicho que hubo un minigolpe de Estado. ¿Exageración?

A.P.A.- Yo lo he dicho. En todo caso, lo que quedó claro después de todo esto que hemos analizado, es que quien quedó gobernando en ese momento fue el Ministro, no el presidente Uribe. Juan Manuel no debería estar ya en el Ministerio. ¿Por qué no se retiró, o por qué no lo retiraron? Esa es la pregunta que todavía está sin respuesta.

Uribe, ala derecha del Partido Conservador

C.O.T.- El Presidente quiere conformar un partido único, ¿cree que dividirá a los conservadores?

A.P.A.- No lo creo. Y menos que esa sea la forma de renovar la política.

C.O.T.- A él no le debe interesar ese punto, porque se siente dominador.

A.P.A.- Pues sí. Me da risa cuando afirman que el ministro Santos le hizo el guiño a Luis Carlos Restrepo para que fuera el jefe de la U. Y que Germán Vargas le hizo otro guiño al referendo reeleccionista.

C.O.T.- ¿Por qué?

A.P.A.- Porque si Juan Manuel no le dice que sí a Luis Carlos, éste será de todas maneras el jefe de la U. El Presidente ya lo decidió.

C.O.T.- Y si Vargas no le hace el guiño al referendo, ¿se queda sin partido?

A.P.A.- (Risas) Sí, claro.

C.O.T.- ¿Por qué usted nunca ha sido jefe formal del partido y sólo lo consultan en privado?

A.P.A.- A mí ya no me consultan ni en privado, porque existe un gran abismo moral entre lo que yo predico y lo que hacen algunos conservadores. Además, el Partido ya no tiene vocación de poder, sino de puestos.

C.O.T.- ¿Podría afirmarse que, hoy por hoy, el mayor representante del ala derecha del Partido Conservador es Álvaro Uribe?

A.P.A.- (Pausa y sonrisa) Sí. Creo que sí.

Resultados del Plan Colombia

Andrés Pastrana tiene muchos argumentos para defender la continuidad del Plan Colombia. Oyendo sus cuentas, se entiende la preocupación de los países vecinos:

A.P.A.- Nuestras Fuerzas Militares pasaron de 8 mil a más de 120 mil soldados profesionales; de 4 helicópteros de combate, a cerca de 30; de 60 helicópteros de transporte, a más de 120. Hoy tenemos los recursos más avanzados en materia de inteligencia, tecnología de comunicaciones y bombas y recibimos 545 millones de dólares.

C.O.T.- ¿Cuánto depende Colombia de Estados Unidos en armamento y tecnología militar?

A.P.A.- Mucho. Primero se logró la unificación de los servicios de inteligencia de las distintas fuerzas, en un solo centro. En segundo lugar, disponemos de recursos antes inimaginables. Cuando se activó el Plan Colombia, el país usaba bombas de los años cincuenta, que muchas veces ni siquiera estallaban. Ahora tenemos bombas inteligentes que se pueden lanzar a varios kilómetros del objetivo y son exactas.

C.O.T.-  ¿Se acabará el Plan Colombia?

A.P.A.-  Por el contrario. El presidente Uribe sabe que el Plan Colombia es fundamental y cuando los americanos querían acabarlo para lavarse las manos, le propuse escribir un segundo Plan Colombia, que es el que está vigente hoy.

Por El Espectador

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