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La historia de la colombiana que se extravió hace 15 años en EE.UU.

Elba Díaz estuvo recluida en un hospital sin que se conociera su nombre. 

Samantha Henry / AP, Trenton, New Jersey
24 de marzo de 2009 - 11:00 p. m.

Hace 15 años, en el centro comercial de Woodbridge, New Jersey, una mujer de 60 años deambulaba sin rumbo fijo. Cuando las tiendas comenzaron a cerrar, la señora —bien arreglada y con un bolso en la mano— fue reportada  a las autoridades por los empleados de seguridad, que notaron algo extraño en la señora.

La policía la detuvo y le hizo un pequeño interrogatorio, pero ella  no decía nada. Parecía perdida y también enferma. Trabajadores de servicios sociales descubrieron que padecía Alzheimer, pero decidieron esperar varios días, esperando que algún familiar apareciera. Buscaron respuestas en el bolso, al que se aferraba desesperadamente, pero en él no había nada. No tenía papeles y sus huellas dactilares no aparecían en ningún archivo policial.

Los médicos también notaron que no tenía el seguro Medicare, con el que podría recibir atención médica gratuita en un centro médico, por lo que fue remitida a un hospital psiquiátrico de Nueva Jersey. La mujer, a la que simplemente llamaban en el hospital “Fulana de tal” vivió así durante seis años.

Luego el caso llegó a manos de Eduardo Ojeda, del Departamento de Servicios Humanos de Nueva Jersey, quien se propuso descubrir quién era la mujer. Y lo consiguió nueve años después. El lunes en la tarde, luego de muchas investigaciones y búsquedas, Ojeda anunció que, “por fin”, había encontrado la identidad de la mujer, quien cumplirá 75 años el próximo 28 de marzo.

Su nombre es Elba Leonor Díaz Socarrás y es colombiana. El oficial Ojeda lo descubrió hablando con gente de Woodbridge, en donde fue encontrada hace 15 años. Ojeda señaló que el caso de Díaz llegó a sus manos hace seis años y que había recurrido a todos los medios para tratar de identificarla. “Siempre estaba en mi mente, realmente me inquietaba”, dijo. “Alguien dijo alguna vez que no se puede tener paz hasta que no se encuentran todas las piezas”.

Ojeda decidió hacer un llamado público el verano pasado tras recibir una llamada de parte de la corte de Nueva Jersey, donde se revisaba periódicamente el hecho de que Díaz estuviera en una institución recibiendo atención sin que nadie respondiera por ella.

Las pistas comenzaron a llegar: había vivido años en Brooklyn, manteniendo a su hija única con el sueldo de varios empleos en fábricas. La gente solía verla alrededor de Woodbridge, donde casi a diario ordenaba hamburguesas con queso o café en un restaurante de comida rápida.

La veían con el pelo siempre arreglado, caminando cerca de una tienda de alimentos de Woodbridge con dos bolsas llenas de ropa. Esta mujer, según voces que recogió Ojeda, solía vestir de manera elegante y con ropa muy fina.

Las pistas también apuntaban a su hija, que aún vive en Brooklyn, y cuya acta de nacimiento reveló el nombre completo de Díaz y su nacionalidad. Los investigadores recibieron ayuda del consulado colombiano en Nueva York y descubrieron que Díaz emigró legalmente en 1969 desde el pueblo de Villanueva, donde creció con seis hermanos en la región de La Guajira.

 Su hija, cuyo nombre no dio a conocer el oficial de Servicios Sociales, indicó a los investigadores que tuvo diferencias con su madre cuando era joven, “específicamente hace más de 15 años” y que no se habían hablado desde entonces. “Se sorprendió cuando supo de ella, pues pensaba que había regresado a Colombia hacía años”; contó Ojeda a la prensa.

Por Samantha Henry / AP, Trenton, New Jersey

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