La balada preferida de Montaner.
Balada para un loco.
La que más fama le ha dado.
La música.
La que no pegó tanto como esperaba.
Una planta de hiedra que sembré y no pegó.
¿Y la que usa para enamorar?
Cualquiera menos una mía.
¿Le gusta la música de plancha?
Sí. Es necesario.
¿Sabe planchar?
No sé planchar. Soy la banda sonora de los planchados.
Un cantante que lo haya inspirado.
No. Quizás un autor: Serrat o Cortez.
¿Cuándo va a colgar los tenis?
Nunca, jamás.
Su primera canción.
Horrorosa, se llamaba Noche de primavera. La hice a los trece años en una playa.
Un cantante romántico.
Armando Manzanero.
Un deporte.
El fútbol, soy hincha del Independiente Argentina.
¿Qué opina de Hugo Chávez?
No opino.
¿Y de Obama?
Qué le está regresando las ganas de soñar al mundo entero.
¿Cómo va su fundación?, ¿qué promueve?
Va muy bien, con mucho esfuerzo, y promuevo la solidaridad con la niñez olvidada.
Su mejor amigo entre los artistas.
Están entre Juanes, Sanz y Juan Luis Guerra.
¿Cuándo ha estado en la “cima del cielo”?
Cada vez que vengo a Bogotá.
¿Quién le “besa la boca”?
Mi mujer y mis cinco hijos. Aunque yo quería tener otro, pero mi esposa me dijo que no. Pero no me vas a creer que estamos por adoptar.
¿Y a quién le gustaría darle un beso?
A Cristo.
De sus cinco hijos, ¿quién quiere ser cantante?
Todos tienen aptitudes de artistas.
Se aguanta las ganas de…
De hacer pipí… cuando estoy en la fila de emigración. La gente cree que los artistas no hacemos pipí.
¿A quién le ha dicho “me va a extrañar”?
Puede ser una despedida de mis fans.
La comida que más le gusta.
La italiana es mi preferida. Aunque soy ferviente admirador del ajiaco. Ya sé más o menos cantar un ajiaco.
Un artista colombiano.
Definitivamente, Juanes.
Un proyecto.
La ventana de los cielos, esa es mi fundación. Quiero poder abrir en el continente latinoamericano varias más.
¿Qué le da placer?
Una sonrisa.
Cuándo le nombran a Colombia, ¿qué es lo primero que se le viene a la cabeza?
Jorge Barón Televisión y las primeras novelas en que participé como cantante. Un país musical. Aunque me da duro la altura de Bogotá.
Y cuando está acá, ¿qué es lo primero que pide?
Que me lleven a comer a un tremendo restaurante. Aquí se come muy rico. Por eso mis mejores amigos son los meseros y los botones de los hoteles.
¿Cuándo estará su libro?
El 8 de septiembre. Se titula Lo que no digo cantando. De hecho, hay una primicia, porque en un capítulo narro cómo conocí al presidente Uribe. La gente se va a reír mucho, es muy curioso. Muy poco común, nadie creería cómo lo conocí.
¿Se ha practicado alguna cirugía?
Sí. Una de tabique en el año 80 en el norte de Bogotá.
¿Y cuál sería la próxima?
Cuando me empiecen a colgar los pellejos. (Risas)
¿Cómo se ve en unos años?
Muy viejo, voy entrar en una etapa muy calmada, escribiendo.
¿A quién le daría un concierto gratis?
A los niños.
Una desafinada.
No nunca. Segurísimo.