El gobierno de Rafael Correa, a diferencia de los anteriores, sabe que esta poderosa corriente puede contribuir al desarrollo de Ecuador, o a la ruina de la frontera. Sabe que un colombiano sin papeles, al que se le obstaculiza la movilidad, al que se le niega el trabajo y se le excluye de los servicios públicos elementales, es un enemigo peligroso y un delincuente en potencia.
Pero también que un colombiano bien tratado y con papeles en regla es un ciudadano emprendedor, decidido y honesto que puede ayudar a Ecuador. Por eso se ha propuesto legalizar a 40.000 compatriotas mediante el Registro Ampliado. Correa puede llegar a mostrar que la paz puede llevar muchos más recursos e inversiones a Ecuador que un tratamiento represivo y brutal. Ahora parece atender más los reclamos de nuestros compatriotas expulsados, que a un gobierno que los expulsa con la guerra y de paso les bombardea el territorio.