Alberto Pizango Chota es hoy uno de los hombres más buscados del Perú. Por orden del presidente Alan García, este líder indígena de la Amazonia está siendo perseguido por rebelión y sedición. De defensor del medio ambiente, este profesor de escuela pasó a ser el “delincuente más peligroso” del Perú, según ministros del gobierno peruano.
Todo comenzó el pasado mes de mayo, cuando el líder indígena se negó a reconocer la autoridad del presidente peruano. De esta manera, Pizango protestaba por una serie de decretos legislativos que atentan contra las tierras de los pueblos nativos. Las comunidades de la Amazonia peruana han denunciado en diversas oportunidades la situación de pobreza y abandono, así como la contaminación de sus aguas y el impacto en su salud, además de la deforestación de sus tierras como consecuencia de la explotación de los recursos en sus territorios. Pero el gobierno ha desoído sus quejas. Según analistas peruanos, el gobierno de Alan García se puso al margen de la ley al aprobar estos decretos para implementar el Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos.
Pizanga Chota decidió entonces promover un paro, que incluyó cortes de carreteras, tomas de yacimientos petroleros y gasísticos y bloqueo de ríos. Pero la protesta en Bagua se salió de control y terminó con 33 muertos, 24 de ellos policías.
Pizango fue acusado de “homicidio calificado y ataque a las fuerzas armadas” y comenzó a ser perseguido por cielo y tierra. Según abogados peruanos, las acusaciones en su contra podrían ser sancionadas con hasta 35 años de cárcel.
Este líder indígena es el actual presidente de la Asociación Interétnica de Desarrollo de la Selva Peruana (Aidesep) y hasta hace poco se desempeñaba como profesor de escuela en la ciudad de Yurimaguas. Hoy está refugiado en Nicaragua, gracias al asilo otorgado por Daniel Ortega.