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Un velero de alto turmequé

Un navegante noruego lo reconstruyó, lo bautizó Phantom y en un año lo convirtió en el lugar de las celebraciones y las componendas de la dirigencia política colombiana.

Carlos J. Murcia
12 de septiembre de 2009 - 08:59 p. m.

En su cubierta, su bar y su mesa presidencial se definió buena parte de la estrategia uribista para la aprobación del referendo en el Congreso y la segunda reelección de Álvaro Uribe Vélez. A bordo también se cocinó la presidencia del Senado de Javier Cáceres y la atomización de Cambio Radical, el movimiento de Germán Vargas Lleras.

En 2009, el velero Phantom se convirtió en el lugar ideal para las celebraciones y las componendas políticas, cuando los dirigentes del país andan de descanso en Cartagena pero no quieren desaprovechar la presencia del poder gubernamental y empresarial, que allí se da cita casi todos los fines de semana.

Quienes vieron el potencial de mezclar el turismo con el jet set político fueron los dueños de un velero armado en 1962, abandonado luego de un incendio y reconstruido para convertirlo en un centro de convenciones flotante. La innovación fue idea del ciudadano noruego Dag Egerberg: “Yo lo compre quemado y duré ocho años restaurándolo en México”.

¿Cómo terminó este empresario en Colombia? Siempre le gustó navegar hacia el Caribe y Estados Unidos. En las islas Bermudas sufrió una emergencia debido a un ciclón y en una de sus travesías conoció a un viajero colombiano que le recomendó Cartagena. En La Heroica se enamoró de la ciudad vieja y se radicó.

Era 1994, empezó a hacer recorridos turísticos por la bahía de Cartagena y, finalmente, pudo consolidar el sueño de un velero estilo pirata en el que los adinerados fijaran sus ojos. Lo bautizó Phantom “en homenaje a unos amigos (25) que se murieron en otro barco llamado Phantom, en el mar de Honduras, y el capitán era un buen amigo mío”. En Noruega había tenido un barco también frecuentado por poderosos.

A comienzos de año el Phantom abrió al público como espacio único para fiestas empresariales y familiares de mínimo 250 personas. Sin embargo, durante una de las constantes visitas del presidente Álvaro Uribe y de sus asesores a Cartagena, la embarcación pasó a ser el punto de encuentro de quienes trabajaban en la aprobación del referendo reeleccionista en el Congreso. La Fundación Centro de Pensamiento Primero Colombia, respaldada por el ex asesor presidencial José Obdulio Gaviria y los empresarios que patrocinan las ideas del Jefe de Estado, se reunió allí a mediados de junio para recaudar fondos de campaña y promover proyectos ideológicos y políticos de derecha, como foros, libros y hasta la revista Ahora. 

José Obdulio se vistió de blanco de pies a cabeza y bautizó la cumbre de ocho horas como “Mantengamos el rumbo”. Los bigornios, como diría el controvertido ex asesor, fueron todos de guayabera y pantalones de lino. Los esquiroles se quedaron en tierra. Los invitados especiales fueron recibidos con un letrero que decía “Ahora sí por la reelección”. El velero zarpó del muelle de Los Pegasos y recorrió a un ritmo de diez nudos la bahía con invitados especiales de la bancada uribista, tanto del Partido de la U como del Partido Liberal y de Cambio Radical.

Entre los dirigentes más activos estuvieron Rodrigo Rivera y Roy Barreras. También se congregó allí el músculo financiero del uribismo en la costa, representado en industriales de la hotelería, el sector energético y el transporte. Hubo donaciones a granel de más de seis ceros a la derecha, calamares y whisky al gusto. Dos horas de paseo en el Phantom cuestan $3 millones y cada hora adicional $750 mil, aparte del consumo, que incluye cocina nacional e internacional, desde todo tipo de mariscos hasta carimañolas y butifarras.

Las reuniones del uribismo resultaron tan fructíferas que otras corrientes políticas han aprovechado la privacidad a flote en busca de diversión y dividendos políticos. Aparte de José Obdulio Gaviria, quien se convirtió en el principal promotor del velero, es el senador y ex guía turístico Javier Cáceres, quien organizó allí la fiesta del matrimonio de su hija, a la que asistieron los hombres clave del Congreso, los mismos que el 20 de julio lo eligieron como nuevo presidente del Senado. “Lo hemos utilizado para las convenciones, para las reuniones. Yo lo uso mucho porque lo atienden a uno muy bien”. Cáceres opina que político que haya ido a Cartagena y no haya estado en el Phanton, anda “maluco”.

El precandidato presidencial Germán Vargas Lleras ha sido uno de los invitados de Cáceres y dice que “la gente se amaña en el yate porque tiene aspecto y forma de barco pirata”. De los acuerdos políticos que ha logrado a bordo prefirió no dar detalles.

En cambio Rodrigo Rivera no le da mayor importancia a la nueva atracción turístico-política de Cartagena: “Yo fui como orador a un evento de Primero Colombia y me dio lo mismo que fuera ahí o en un recinto cerrado porque las ideas me fluyeron lo mismo”.

Juaco Duque, administrador del Phantom, destaca que la gran acogida se debe a que cumple con todos los estándares internacionales de navegación. “La innovación es la calidad de la embarcación y el servicio turístico que se brinda. Les garantizamos tranquilidad para que hablen a sus anchas”. El noruego Dag Egerberg cuenta que, gracias a sus influyentes clientes, en Colombia ha aprendido mucho de estrategias políticas, aunque advierte que su principal obligación como buen anfitrión es la prudencia. Su éxito ha sido tal que un canal privado de televisión ya contrató el velero para las transmisiones en directo del próximo Reinado Nacional de la Belleza.

La alcaldesa de Cartagena, Judith Pinedo, vio en el Phantom un gran potencial turístico y se ha valido de él para impulsar varias campañas, por ejemplo contra el turismo no oficial. Esta semana la funcionaria invitó a bordo al tenor español Plácido Domingo, que quedó tan impactado con los cañones y la hospitalidad como hace poco el vicepresidente chino Xi Jinping.

El director de la fundación Primero Colombia, Fernando Alameda, le dijo a este diario que en el Phantom los seguidores de Álvaro Uribe se sienten como en su propia casa y que por eso ya está ultimando detalles de la próxima cumbre, dirigida a concretar estrategias y donación de nuevos fondos para la campaña de la segunda reelección presidencial. Por su parte, miembros del Partido de la U quieren armar sus listas al Congreso a manteles y en altamar.

Por Carlos J. Murcia

 

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