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Cuando 12 años son mucho o son muy poco

Hay quienes creen que la candidatura de Pardo es débil y no ven con buenos ojos una alianza con Vargas Lleras.

El Espectador
11 de octubre de 2009 - 09:00 p. m.

¿Aguanta el Partido Liberal cuatro años más en la oposición? Esa es la pregunta que ha comenzado a rondar en las huestes de la colectividad roja después de que el senador y ex precandidato Héctor Helí Rojas planteara tender puentes de acercamiento con el gobierno del presidente Álvaro Uribe, porque “12 años en la orilla contraria es mucho tiempo y si se persiste en ello, el pueblo liberal ya no verá al partido como un instrumento que comunique sus opiniones y canalice sus esperanzas, y va a seguir corriendo hacia la U o Cambio Radical”.

En la antesala de un nuevo proceso electoral, la propuesta comienza a ser mirada con simpatía por algunos sectores, aunque nadie se atreve a expresarlo en voz alta. Hay quienes ven débil la candidatura de Rafael Pardo, mientras que otros no comparten hacer alianza con Germán Vargas Lleras, por considerar que su única diferencia con el uribismo es que no está de acuerdo con otra reelección.

Los fantasmas de una nueva división en las huestes rojas han vuelto a aparecer y, al menos por ahora, sólo gracias a la figura del jefe del partido, el ex presidente César Gaviria, las cosas se han mantenido en su lugar. Aun así, el temor que se tiene es que Pardo sufra en carne propia lo que le sucedió a Horacio Serpa en sus candidaturas de 1998 y 2002, cuando varios dirigentes rojos —entre ellos el propio Pardo—, prefirieron emigrar hacia otras campañas (Pastrana y Uribe), lo que significó la derrota del liberalismo en las urnas.

De hecho, esos vientos de división comenzaron a sentirse desde la misma consulta interna, en la que hubo denuncias de falta de garantías y utilización de las maquinarias del partido a favor de uno u otro candidato. Luego fue la senadora Piedad Córdoba quien habló de no ir a las elecciones de 2010 y dijo dudar de su apoyo a Pardo: “No le veo ninguna opción de ganar. Debemos más bien sentarnos a reconstruir el partido, a mirar cómo no perdemos la mitad de los congresistas en las elecciones de 2010”.

El lío es que, contrario a la postura ideológica de Piedad Córdoba, algunos piensan que esa reconstrucción pasa por propiciar un acercamiento con el uribismo y hasta lo ven como una “tabla de salvación”, ante la orfandad del poder que podría extenderse por cuatro años más. Son los mismos que siguen pensando que el presidente Uribe es de esencia liberal y añoran el regreso de Juan Manuel Santos, Vargas Lleras o Rodrigo Rivera.

Precisamente el analista Luis Fernando Rosas considera que el error histórico del partido fue no haber reconocido a Álvaro Uribe como liberal y haber desechado la posibilidad de tenerlo en sus filas. Sin embargo, la investigadora Elisabeth Ungar dice que es normal que en una democracia haya oposición y que existan divisiones internas, lo cual no significa una hecatombe. “El excesivo poder personalista ha afectado las instituciones, los partidos y su legitimidad. Los que han llegado al poder, lo han logrado por el rechazo a los partidos políticos; esta práctica hace que primen los intereses particulares ante los intereses comunes”, expresó.

Respecto a los congresistas rojos, la mayoría quiere seguir jugándosela por la oposición, la cual incluso consideran que no ha sido tan radical como se dice. El senador Luis Fernando Velasco muestra como ejemplo de ello el apoyo que el ex presidente Gaviria le dio al Gobierno en la crisis con Venezuela y Ecuador: “Nuestra oposición no es sectaria ni moderada, simplemente se dicen las cosas que creemos que no están bien. Uno no se puede quedar callado frente a escándalos como el de Agro Ingreso Seguro”.

Para Juan Manuel Galán, vocero del liberalismo en el Senado, la solicitud de Héctor Helí Rojas es “equivocada” y pese al pesimismo de algunos sectores, el partido tiene la opción de volver a ser gobierno en 2010. “Si ya se aguantó lo más, aguantemos lo menos”, declaró, recalcando que todos estos años por fuera del poder han servido para modernizar la colectividad y hacerle ver a la gente que el país necesita reformas urgentes de carácter progresista y no regresivas.

A su vez, la senadora y también ex precandidata Cecilia López, piensa que la propuesta de acercarse al uribismo está pensada sólo en términos electorales y que existen demasiadas diferencias para buscar puentes hacia el uribismo: “Mi liberalismo no da para acercarme al Presidente”. Claro que también hay quienes consideran que la oposición debe ser “más constructiva”, como el senador Luis Fernando Duque o como Juan Fernando Cristo, quien considera que en lo que no se puede hacer ninguna concesión es en el tema de la reelección.

El Congreso Nacional del Partido Liberal, en diciembre, dirá la última palabra. La encrucijada está planteada y el ex presidente César Gaviria deberá utilizar toda su astucia política para mantener la unidad de cara al proceso electoral del próximo año. Eso sí, no es de esperar que el ex mandatario avale la propuesta de Héctor Helí. Entre otras razones porque eso significaría claudicar en momentos en que su figura es símbolo de oposición con argumentos y porque eso significaría darles la razón a quienes creen que el camino es la continuidad del presidente Álvaro Uribe.

Por El Espectador

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