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¿Qué pasa en la frontera con Venezuela?

Misterio por masacres en Táchira y Barinas, Venezuela.

Marcela Osorio Granados
27 de octubre de 2009 - 11:00 p. m.

Cuando aún no termina el proceso de identificación de los ocho colombianos asesinados hace una semana en Táchira, Venezuela —cuyos cuerpos apenas fueron repatriados en la madrugada de este martes—, las denuncias sobre una nueva osamenta de colombianos en la frontera, esta vez en el estado de Barinas, elevaron la tensión por la situación de seguridad en la zona limítrofe.

De acuerdo con información preliminar, se trataría de cinco colombianos y un venezolano, al parecer asesinados mediante asfixia mecánica el pasado agosto, y quienes aparecieron sepultados como N.N. en el cementerio de Barinas.

El cónsul colombiano en este estado, Jairo Moisés Martínez, viajó ayer a la zona en donde fueron hallados los restos con el ánimo de corroborar las informaciones. El funcionario aseguró que se buscará “esclarecer por qué los familiares no pusieron ningún denuncio en Barinas”.

Las víctimas, quienes al parecer se desempeñaban en labores de construcción y comercio, fueron identificadas como Édison Antonio Páez, Jerson Flores, Israel Castrillón Santos, Jhonny Alberto Delgado, José del Carmen Montero y John Esneider Palacios.

“Los encontramos allá enterrados en fosas y nos ponen mil peros para poder repatriarlos. No nos dan explicación de lo que pasó, si es tan difícil cruzar allá con una simple cédula colombiana, ¿por qué llegaron hasta por allá si ellos no tenían permiso?”, relató a Caracol Radio Lina Dávila,  esposa de una de las víctimas.

El canciller colombiano, Jaime Bermúdez, reconoció que no tiene  información oficial acerca de los hechos, al tiempo que pidió a Venezuela una investigación, con sustentos judiciales, para esclarecer la masacre que sí tiene confirmada la de los ocho colombianos en el estado de Táchira.

Respecto a esta última, el ministro de Defensa y vicepresidente de Venezuela, Ramón Carrizales, dijo que existían indicios que señalaban que las víctimas podrían ser paramilitares: “La manera como llegaron, su identidad como grupo, nos hace pensar que son parte de esos planes de infiltración del Gobierno colombiano apoyado por factores internos”.

Los expertos en criminalística tuvieron que acudir a dactiloscopias y cartas dentales para identificar los ocho cadáveres de colombianos —y el del peruano que viajaba con ellos—, pues la cal con la que los habían recubierto en la morgue de San Cristóbal ya se les había adherido a la piel.

Aunque las masacres son hechos graves por sí solos, en este caso pueden tener un impacto más fuerte en las ya tensas relaciones binacionales si se prueba la tesis de que algunas de las víctimas habían ido a Venezuela para hacer espionaje.

Por Marcela Osorio Granados

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