Contrario a la imagen de efusivo bromista con la que recibió horas antes al presidente serbio, Boris Tadic, durante una visita oficial, ‘Il Cavaliere’ lució distraído y no pronunció palabra alguna.
Este cambio de actitud, según el diario milanés Corriere della Sera, estaría relacionado con la petición de divorcio adelantada por la primera dama, Verónica Lario, quien vive desde hace algunos días cerca de Saint Moritz, Suiza, junto con su hija Eleonora y muy lejos de su marido.
Desde mediados de 2009, Lario ha mantenido un silencio muy parecido al del primer ministro y, en compensación, ha recibido numerosos ataques de parte de la prensa fiel a Berlusconi. Según los medios italianos, esta estrategia se debe a que sus abogados aún no han llegado a un acuerdo amistoso concerniente a la repartición de bienes y al papel que desempeñarán sus hijos en Fininvest, el conglomerado formado por las empresas del gobernante.
De esta forma podría explicarse también por qué Berlusconi, que sigue empeñado en reformar la justicia para eludir algunas demandas en su contra, decidió trasladar su residencia personal al Palacio Chigi, sede del gobierno. En un principio se dijo que obedecía a razones de seguridad.