El silencio ronda en la misión de Colombia ante las Naciones Unidas. La embajadora colombiana en este organismo, Claudia Blum, no quiso comentar sobre la respuesta que Venezuela dará este miércoles ante el Consejo de Seguridad de la ONU sobre las quejas colombianas por las amenazas de guerra que recientemente hizo el presidente Hugo Chávez.
Aunque días después el mandatario venezolano suavizó sus palabras diciendo que fue “malinterpretado”, el 12 de noviembre Blum entregó en la oficina del presidente del Consejo de Seguridad, Thomas Mayr-Harting, una nota diplomática en la que acusó a Venezuela de violar de manera flagrante la Carta de las Naciones Unidas y atentar contra la paz en la región.
El embajador venezolano ante la ONU, Jorge Valero, ya tiene lista la respuesta de su país a las quejas colombianas. Según fuentes diplomáticas de ese país, la idea es demostrar que el acuerdo militar firmado entre Bogotá y Washington son la base del actual problema diplomático. Valero ya había dicho ante el Consejo de Seguridad que la instalación de bases militares norteamericanas en Colombia forma parte de los planes expansionistas de Estados Unidos hacia América Latina.
Hoy, el diplomático insistirá en esta tesis. Valero dirá que “la implantación de las bases militares en suelo colombiano quebranta la convivencia pacífica entre las naciones y crea una peligrosa realidad geoestratégica que puede conducir a un conflicto continental de grandes magnitudes”. En el escrito que el gobierno venezolano entregará a la ONU, se hace énfasis en que los enclaves militares en ese país garantizan el acceso de Estados Unidos a toda Suramérica, con la excepción de Cabo de Hornos, y ofrece una oportunidad para conducir operaciones por toda la región.
La embajadora Claudia Blum explicó que no podía comentar sobre el asunto, porque “el tema lo está manejando directamente la Cancillería”. Sin embargo, analistas en Washington y Caracas coincidieron en que si bien no se justifican las amenazas de Chávez, al Gobierno colombiano le falta dar garantías sobre el acuerdo militar. “No basta con decir que no van a intervenir en terceros países, deben hacer algo para garantizar la paz regional”, explicó Malcom Seronal, de la Universidad de Miami.
Luis Vicente León, analista y estadístico venezolano, explicó que estando o no de acuerdo con el derecho de Colombia de hacer acuerdos con EE.UU, es evidente que la presencia militar de una superpotencia en la región tiene impactos que deben ser analizados. “Mas allá de los temas ideológicos, el hecho de que potencias militares participen en otros países provoca una ruptura de equilibrios militares. No es sólo una posición de Venezuela. Brasil, Argentina, Ecuador y Bolivia, todos han protestado”, aseguró.
El ministro de Relaciones Exteriores de Ecuador, Fander Falconí, aseguró que el tema de las bases será tratado durante la reunión del Consejo de Defensa de la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur) el próximo viernes en Quito. “La paz supone el compromiso de los países de que los convenios que se suscriban con Estados de fuera de la región no afecten la soberanía de ninguno de sus miembros”, explicó Falconí. Y agregó: “Existe una preocupación legítima en la región debido a los alcances del Acuerdo complementario para la cooperación y asistencia técnica en Defensa y Seguridad entre Bogotá y Washington”. El propio presidente de Ecuador, Rafael Correa, se refirió al asunto: “El problema de fondo en el caso colombo-venezolano es que tenemos siete bases norteamericanas en Colombia y eso sí es una preocupación para toda la región”.
La semana pasada las quejas llegaron desde Brasilia. Los presidentes Lula da Silva y Cristina Fernández expresaron “su preocupación por la presencia de bases militares de una potencia extrarregional, una situación que es incompatible con los principios de respeto a la soberanía y a la integralidad territorial”.