Thalía al natural

Entrevista con la artista mexicana.

María Juliana Garzón / Especial para El Espectador. Miami
05 de diciembre de 2009 - 03:59 a. m.

La estrella mexicana Thalía deja muy en claro que reinventarse no es un pecado, sino una necesidad humana. Lanza su nuevo disco, Primera fila, su primera producción grabada en vivo y en acústico, con la intención de hacer llorar y temblar al público, pero en definitiva para probarse a sí misma como artista. Se despojó de sus ataduras y de las imágenes que se han acumulado de ella en estos años y trabajó fuertemente para romperlas en mil pedazos y presentarnos un gran trabajo lleno de frescura y espontaneidad.

 Su vida personal tomó un nuevo rumbo cuando en el año 2000 contrajo matrimonio con Tommy Mottola, reconocido ejecutivo de la industria musical. Fruto de esta pareja, considerada una de las más estables en el mundo del espectáculo, nació su hija Sabrina Sakae, a la que le reconocen que fue quien los unió. Thalía atendió al El Espectador en un hotel de Miami.

¿Cómo define este nuevo disco?

Es una producción sin máscaras y sin producción. No utilizamos vestuario ni bailarines, ni explosiones, ni confetis volando. Me junté con excelentes músicos e hicimos un repertorio de canciones con sustancia y con mucho peso. Quise enfocarme a interpretar y cantar las canciones sin ninguna distracción. Siempre tuve este sueño de hacer un disco en directo, muy al natural. Con los aplausos y suspiros de la gente. Ahora que se dio, ha sido mágico y espectacular para mí.

¿Cómo le fue con todos los talentos que están involucrados en este nuevo disco trabajo?

Con Leo, de Sin Banderas, fue un trabajo espectacular. De verdad que tiene un talento fuera de serie. Tener a gente como Mario Dom, Reily y Juan Luis Guerra, Ricardo Arjona, o el señorón Joan Sebastian, le dio mucha vida al disco. Estoy muy contenta de que todos estos grandes sean parte de Primera fila.

Ha citado a varios cantantes. ¿Con quién le faltó hacer un dueto?

Claro, quedan personajes pendientes, pero siempre habrá proyectos dónde acomodarse. Creo que quedó exacto como yo lo quería. La participación con Joan Sebastian fue mágica. Lo perseguí para que me diera una canción y un día me dijo que se quería subir a cantarla conmigo en tarima. Para mí fue un sueño hecho realidad, pues es un poeta del pueblo. Tengo un dueto con un chico que se llama Capó, es puertorriqueño y con él se dieron una química y una magia especial, cantamos Estoy enamorada, de Donato y Stefano.

¿Qué sintió cuando finalmente tuvo el disco en sus manos?

No me lo creí. Es todo un proceso, busqué canciones durante un año y dos meses y me dediqué a tomar clases de canto todos los días durante seis meses. No fue fácil encontrar la textura perfecta para cada canción. Tuve dos días de ensayos, luego vinieron la mezcla, la edición, el documental. Fue tanto trabajo que cuando lo tuve enfrente lo agarré y lo volví a dejar en la mesa. Pude volver a respirar y dije “I am OK now” (Estoy bien ahora).

¿Involucró a su esposo en este proyecto?

En este DVD trabajamos en conjunto. Por años le dije que quería hacer un disco en vivo, él sabía que era el sueño de mi vida. Con la gente que yo trabajaba antes nunca se pudo dar, pero de alguna manera cuando me liberé de esas personas conocí otro grupo de gente que tenía también la misma idea de hacer algo más fresco y nos fusionamos de una forma increíble. Obviamente Tommy había escuchado mis anhelos por tantos años que les dio indicaciones a todos.

Tener hijos es como estrenar el corazón. ¿Cómo le ha ido de madre, siendo una persona tan ocupada?

Cubrirse, jugar estratégicamente y organizados como en un equipo de fútbol es la clave para abarcarlo todo. Si tengo ayuda en casa, si alguien está velando por mis cosas, me siento apoyada y tranquila. Si delegas en gente que tiene la misma visión que tú, puedes lograr un balance con tu parte familiar. Abarcarlo todo es imposible.

¿Cómo es Tommy de papá?

 Es un excelente padre y ponlo en mayúscula. Entregado día y noche. Feliz.

¿Cómo es su relación con la estética? ¿Por qué quiso cambiar de ‘look’?

Yo soy lo que soy hoy en día por todas las facetas por las que he pasado, por todos mis looks y por todos los impulsos que he seguido. Siempre he escuchado mi corazón. He sido honesta conmigo misma y mi público lo sabe. Si de pronto quise ponerme un mechón de cabello rubio, me lo puse; si quise subirme a cantar con el presidente Obama, lo hice. Ahora siento que es una necesidad personal poner los estereotipos de Thalía a un lado. Ese encasillamiento que mucha gente me dio y permitirme entrarle a mi público y a otro público que tal vez era ‘anti fan’ o que decía que yo era muy plástica o muy pop. Mucha gente se ha acercado a decirme que nunca se imaginaron que yo pudiera interpretar o contar algo así. Eso es lo que yo buscaba.

¿Cuáles son los estereotipos de Thalía?

¡Muchos! Dicen que soy diva, intocable, inalcanzable, impenetrable. Son mitos y leyendas con los que no quiero pelear. Yo no enfoco mi energía en tratar de hacer a un lado la mala vibra, la enfoco en sacar adelante mis proyectos. En lo que quiero de mi vida y en lo que quiero conquistar. Por eso hago las cosas.

¿En qué estaba pensando cuando sacó al presidente Obama a bailar? ¿No le dio miedo de que la dejara con los brazos extendidos?

Simplemente seguí mi intuición. Yo lo vi ahí sentado y le comenté a Tommy que quería sacarlo a bailar y me dijo que ni lo pensara. ¡Que ni se me pasara por la mente! Que iba a hacer el ridículo. Y esa negativa me dio la fuerza para hacerlo. El servicio secreto estaba muy cerca, como es lógico, y corría el riesgo de que me regresaran. Pero decidí ir. Pensé que si estaba haciendo una fiesta para los latinos, él quería quedar bien con nosotros y como para mí la música es unificar culturas, decidí hacerlo y fue increíble.

¿Y Obama baila bien?

Tiene sus movimientos interesantes, jajajá.

¿Qué le inspira más, el amor o el desamor, la alegría o la tristeza?

Me inspira más la alegría. El mundo tira siempre a hacerte sentir menos y mal. A veces me da la sensación de que la sociedad es cruel y vivir en sí se hace difícil, eso es así, es perenne, es algo colectivo. El resto es ser feliz. A ti te corresponde decidir ser feliz o infeliz.

Hace unos años tuvo una enfermedad llamada Lyme. Supimos que su salud estuvo muy delicada y que tenía que tomar como 30 pastillas diarias y cinco antibióticos. ¿Cómo se siente ahora?

Ya no tomo todo ese montón de pastillas. Estoy de regreso, ya me siento bien y fuerte, pero la vida me cambió. Tengo que cuidarme mucho, hacer ejercicio, hacer mis respiraciones, vivir una vida sin estrés, eso es lo que tengo que cuidar para no recaer. Y eso ha sido parte también de este recapitular de mi historia.

¿Cuándo la veremos en Colombia?

Lo estamos planeando para el próximo año con la excusa de la promoción, pero para mí es un placer porque voy a ver amigos, voy a comer el ajiaco que tanto me gusta y mis empanaditas. Me encanta ir a Colombia.

¿Y la veremos en alguna telenovela prontamente?

Fíjate que ahora no. Sigo en contacto con todos los productores de mis novelas y estamos pensando en algo más corto, más pequeño o compacto. Que no me corte las alas, ya que hacer una novela es muy esclavizante. Quiero hacer algo más limitado, pero divertido.

Por María Juliana Garzón / Especial para El Espectador. Miami

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