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Yuri Alvear

A sus 23 años logró por primera vez para Colombia un título mundial de judo.

El Espectador
05 de diciembre de 2009 - 09:59 p. m.

“El judo es mi vida”, dice con orgullo Yuri Alvear Orejuela, recordando la mañana del sábado 29 de agosto —el día de la gloria—, cuando despertó en la habitación de su hotel en Rotterdam (Holanda) y sintió dentro de sí un vigor de triunfo. Horas más tarde, después de vencer por ippon (superioridad) a cuanta rival se le puso en el camino, incluida la húngara Anett Meszaros en la final, se colgaba la medalla de oro en la categoría de los 70 kilogramos de los Campeonatos Mundiales, por primera vez en la historia del país.

Yuri empleó 4 minutos y 57 segundos para vencer a Meszaros. Entonces levantó las manos y lo primero que pasó por su mente, confiesa hoy, fue agradecerle a Dios y querer mostrarle al público presente el nombre escrito en su chaqueta: Colombia. “No soy muy expresiva, no celebro mucho. La gente me decía: pero si es un campeonato del mundo, que no se gana siempre, pero yo pensaba que no había sido casualidad ni suerte, que era producto del trabajo”.

Trabajo que comenzó en 2000, cuando tenía 14 años, cursaba noveno grado en el Liceo Técnico Comercial de Jamundí —su tierra natal— y el profesor de educación física, Ruperto Guauña, a quien lleva siempre en su corazón, se inventó un programa complementario: aquellos que practicaran judo en las horas libres, no presentaban exámenes ni trabajos en su materia. Yuri, que había pasado por el voleibol, el basquetbol, el atletismo y hasta el waterpolo, probó y se quedó en él.

“Me gusta el judo porque es un deporte de mucha lógica y disciplina. Hay que estar todo el tiempo concentrada, analizando las cosas que se hacen, pensando en lo que se ha entrenado para aplicarlo en el momento de la competencia, mirando qué hay que corregir”, afirma.

Y como sucede con casi todos los campeones colombianos, el comienzo no fue nada fácil. El nivel personal fue subiendo y asimismo llegaron las exigencias en cuanto a competencias a nivel nacional e internacional. Pero no había plata y para financiar los viajes se tenían que tocar puertas vendiendo empanadas y hasta ir a discotecas a medianoche a tratar de vender bonos de solidaridad. Muchas veces, al momento del viaje, Yuri veía con amargura que sólo se había recogido para dos tiquetes y eran tres las deportistas. Ella, la de menos experiencia, se tenía que quedar. Y sus padres —Arnoy Alvear, un maestro de construcción, y Myriam Orejuela, ama de casa—, no tenían dinero.

Pese a las lágrimas, cuando sus compañeras regresaban de la competencia, volvía a entrenar con el entusiasmo de siempre. Su esfuerzo comenzó a verse recompensado en 2003, la primera vez que salió a competir, en República Dominicana, gracias al apoyo que en ese momento le dio el alcalde de Jamundí William Darío Sicachá. Desde entonces comenzó a escalar peldaños hacia lo más alto del judo a nivel mundial.

Gracias a su rendimiento deportivo, Yuri fue vinculada en 2005 al programa ‘Talentos’ de Coldeportes; en 2006 fue ascendida a la categoría ‘Apoyados’; en 2007, al nivel ‘Avanzados’, y desde 2004 pertenece al programa de ‘Deportista Apoyado de Indervalle’. En marzo pasado se graduó en la Escuela Nacional del Deporte de Cali como profesional en deporte y actividad física, aspira a realizar un diplomado en dirección y gestión deportiva o, si se da la oportunidad, hacer una especialización en el exterior y montar su propio club de judo en Cali o Jamundí.

Hace parte también del programa ‘Altius’ del Comité Olímpico Colombiano y ha cumplido con la mayor parte del proceso olímpico, siendo campeona en Juegos Bolivarianos 2005, bronce en los Centroamericanos 2006, bronce en Odesur, oro en el Panamericano de Canadá 2007, bronce en los Panamericanos 2007, bronce en el Panamericano de Miami 2008, oro en Juegos Nacionales y séptima en los Juegos Olímpicos de Beijing.

Le gusta dormir, leer junto a su madre la Biblia; escuchar salsa y, si se puede y el entreno o la competencia lo permiten, bailarla. Entrena dos y tres veces al día en el Coliseo del Pueblo de la capital vallecaucana, bajo las ordenes de Wilson Cañizales, y en su mente sólo hay un objetivo: la medalla de oro en los Juegos Olímpicos de Londres 2012. Sabe que no es fácil, que las rivales a las cuales venció en Holanda están advertidas de sus capacidades y que la competencia será mucho más exigente. Y que seguramente en ese grupo estará la española Leire Iglesias, quien la derrotó en Pekín en la lucha por la medalla de bronce. Pero por ahora, como dicen por allí, “nadie le quita lo bailao” y por eso sonríe. Al fin y al cabo, es la campeona del mundo.

Por El Espectador

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