¿Justicia o privilegio de autoridad?

El caso del estudiante Nicolás Castro, hoy detenido en una estación y próximo a pasar a la Picota por escribir amenazas en Facebook contra Jerónimo Uribe, hijo del Presidente, ha generado controversia en páginas web y foros judiciales.

Cecilia Orozco Tascón / Especial para El Espectador
05 de diciembre de 2009 - 10:00 p. m.

Todos aceptan que sus frases fueron desafortunadas. Sin embargo se preguntan: ¿Fue excesiva la medida de aseguramiento? ¿Se pueden penalizar las expresiones si no hay hechos correspondientes? Hablan la madre de Nicolás y un psicoterapeuta que lo conoce.

María Eugenia Plested, madre del joven detenido

“Nicolás siempre estuvo dispuesto a dar la cara”

Cecilia Orozco Tascón.-  ¿Quiénes son y qué hace la familia Castro?

María Eugenia Plested de Castro.-  Somos cuatro: mi esposo, mis dos hijos y yo. Nicolás es el mayor. Mi esposo y yo tenemos una empresa de reparación de equipos de  aviación hace 12 años. Somos una familia que tiene que levantarse todos los días a luchar, tratando de sacar adelante nuestro trabajo, del que vivimos nosotros y siete familias más.

C.O.T.- ¿Cuándo se enteraron de que Nicolás estaba siendo investigado por la página de Facebook en la que aparentemente se decía que iban a matar a Jerónimo Uribe?

M.E.C.- A mitad de año, en cuanto los medios publicaron una información en la que se decía que en Facebook había una amenaza contra los hijos del Presidente, Nicolás nos contó a su padre y a mí que él había escrito allí. Le dijimos que cómo se le ocurría hacer ese tipo de comentarios. Por sus respuestas, creemos que él no meditó sus palabras, no les puso mayor seriedad ni se imaginó lo que iban a provocar.

C.O.T.- ¿Nicolás admite que fue el creador del grupo?

M.E.C.- Nos ha dicho que escribió en la página.

C.O.T.-  ¿Les explicó por qué razón quiso hacer parte de ese grupo?

M.E.C.- Él es una persona sensible. De hecho, es artista. Es decir, es solo piel y puro sentimiento. Probablemente en el entorno universitario en que se desarrolla, ha encontrado personas que comentan sobre lo que pasa en el país. Lo mismo sucede con las noticias que publican los medios. Uno está ‘bombardeado’ todo el tiempo con informaciones sobre el Gobierno. Pienso que todo eso pudo incentivarlo.

C.O.T.- ¿Cree que estaba impactado por las noticias sobre los escándalos oficiales?

M.E.C.- No lo sé. Es posible que tuviera muchos sentimientos acumulados y por eso quiso buscar un medio de expresión. Pero eso es todo. No había ninguna intención diferente a la de expresarse.

C.O.T.- ¿Cuánto hace que llegaron los investigadores a su casa u oficina?

M.E.C.- Tres o cuatro días después de que la noticia saliera en la prensa y televisión, llegó a mi casa un grupo de oficiales y agentes de la DIJIN.

C.O.T.- Después ¿Qué pasó con ustedes? ¿Los pusieron bajo vigilancia?

M.E.C.-  Veinte días después de que estuvieron por primera vez en la casa, fueron a nuestro trabajo a revisar el computador de la oficina. Al parecer, querían verificar si Nicolás escribía desde allí. Después no pasó nada más. Continuamos con nuestra vida y Nicolás siguió yendo a clases común y corriente.

C.O.T.- ¿Cuál fue su actitud y la de su familia ante la investigación?

M.E.C.- De colaboración. Permitimos que revisaran lo que quisieran. Nunca nos opusimos y Nicolás jamás se escondió, ni cuando llegaron a la casa por primera vez, ni durante la investigación, ni ahora cuando fueron a detenerlo. Le cuento que cuando el capitán preguntó por él la primera vez y le dijo que si sabía por qué estaban ellos allí, él les contestó: “sí señor. Por un comentario que hice en Facebook”. Siempre estuvo dispuesto a dar la cara.

C.O.T.- Cualquiera se atemoriza ¿Nicolás nunca pensó en irse?

M.E.C.- No, nunca. Como le digo, él siguió yendo a la universidad; terminó el semestre, y el domingo pasado fue a presentar los exámenes del ECAES (Estado de la Calidad de la Educación Superior).

C.O.T.- ¿Cuándo y por qué se reactivó la investigación?

M.E.C.- No lo sé. Después de esas dos revisiones no volvimos a tener ninguna noticia hasta la semana pasada cuando llegaron dos jóvenes a la portería del conjunto donde vivimos a  preguntar por Nicolás. Ellas se identificaron como compañeras de la universidad. Cuando Nicolás salió a la portería, aparecieron cerca de 15 agentes que estaban ocultos, para detenerlo. Le pusieron esposas y se lo llevaron.

C.O.T.- ¿Por qué lo detuvieron de esa manera si él se había mostrado colaborador?

M.E.C.-  No lo sé. No creo que fuera necesario. Me pregunto por qué no llegaron a timbrar a la casa normalmente, mostraron la orden y le  explicaron que tenían que conducirlo donde el juez. Tampoco era necesario ponerle esposas. No tuvieron ninguna consideración. 

C.O.T.- ¿usted o su esposo calcularon que Nicolás podría ser detenido?

M.E.C.- Nunca. Jamás pensamos que esto iba a llegar tan lejos porque Nicolás es totalmente inofensivo.

C.O.T.- De todas maneras, hay que admitir que las expresiones usadas en la página de Facebook son violentas.

M.E.C.-  Claro que sí. Desde el principio le dijimos a Nicolás que sus expresiones eran desafortunadas pero también se cae de su peso que si alguien es un asesino, no va a  anunciarlo en Facebook

C.O.T.- ¿Cree que a Nicolás se le ha tratado con mayor dureza por las personas afectadas?

M.E.C. – Sí, claro. Desde el principio le dije a Nicolás que todo este incidente era más delicado porque se refería nadie más ni nadie menos que a  los hijos del Presidente.

C.O.T.- Nadie puede aplaudir esas frases. Pero al margen de eso ¿Supone que por tratarse de ellos ha habido un ejercicio excesivo de autoridad?

M.E.C.- Los investigadores están en todo su derecho de investigar y de tratar de aclarar cualquier situación sospechosa. Pero me parece que en este caso han exagerado ¿Cuántos grupos de Facebook deberían estar investigando ahora, tal como lo hicieron con Nicolás? Yo no he visto otro esfuerzo de investigación como éste.

Ernesto Rivera, terapeuta de la familia Castro

“No estamos frente a una personalidad psicótica”

Cecilia Orozco Tascón.- ¿En qué consiste la terapia que usted le aplica a la familia Castro?

Psicólogo Ernesto Rivera.-   Es una psicoterapia centrada en la maximización del desarrollo humano para facilitar las actitudes de crecimiento y madurez sicológica. Debe quedar claro que no es una terapia para enfermos sino para personas que voluntariamente eligen utilizar esta estrategia para mejorar su proyecto de vida. Yo era psicólogo orientador del colegio Montemorel de Chía, y allí conocí a la familia Castro. Nicolás tenía entonces 15 años. Puedo asegurar que esta familia es excepcional.


C.O.T.- Respetando el secreto profesional ¿Qué concepto tiene usted sobre Nicolás?

P.E.R.- Nicolás Castro es una persona íntegra y está plenamente capacitado para convivir en sociedad. Tiene una estructura de valores fomentada por su familia, su colegio y su universidad. Desde el punto de vista del análisis psicológico, de la estructura familiar y de la educación que ha recibido, se puede evidenciar su salud emocional y su bienestar mental.

C.O.T.- Todo el mundo se sale de casillas, unas veces de manera más desafortunada que otras ¿Nicolás manifiesta agresividad excesiva o puede generar situaciones potencialmente peligrosas?

P.E.R.-  Su nivel de agresividad es completamente normal y está en el promedio de lo que cualquier ser humano puede sentir o manifestar. No estamos frente a una personalidad psicótica que pueda provocarle daño a alguien. Como psicólogo, estoy seguro de que Nicolás puede ser sometido a evaluaciones de personalidad y el resultado será de perfecta normalidad.

C.O.T.- Entonces ¿Por qué escribió expresiones tan agresivas contra Jerónimo Uribe?

P.E.R.- ¿Sabe que existe un fenómeno que se llama lapsus? A todos los seres humanos se nos presenta eventualmente la conducta del lapsus donde se pueden repetir frases que pueden ser mal interpretadas pero que no muestran una intención real de hacer daño. Eso le puede suceder incluso a figuras públicas tan expertas en el manejo de las estrategias de la imagen como a los presidentes Uribe y Chávez.

C.O.T.- ¿a qué se refiere? ¿Al uso de expresiones como “le pego en la cara marica”?

P.E.R.- Sí, ése es un buen ejemplo. Es un lapsus de un momento de emoción exaltada que, cuando se expresa, no necesariamente lleva a quien lo dice, a ejecutar la conducta de agresión que está manifestando.

C.O.T.- En esta época cibernética es corriente que la gente se exprese en internet con términos que se toman por groseros y agresivos ¿Cómo analiza usted ese fenómeno?

P.E.R.- Yo soy usuario habitual de Facebook y de otros medios informáticos. Para hacer un análisis correcto sobre el tema hay que tener en cuenta que, independientemente de la cultura, los seres humanos siempre buscan espacios para comunicar sus emociones. Existe otro fenómeno que se denomina catarsis y que consiste en el deseo de eliminar o de expulsar las energías negativas, verbalizándolas. Los medios de internet, por su naturaleza masiva, incentivan la catarsis.

C.O.T.- ¿Qué pasa con las personas que liberan energía negativa? ¿No pueden llegar a ser  peligrosas cuando lo hacen?

P.E.R.- Se ha comprobado que cuando las personas  pueden liberar las energías agresivas, recuperan el estado de equilibrio. Lo importante es aprender a distinguir entre este comportamiento de catarsis, que es positivo, y otras manifestaciones diferentes que pueden ser indicativas de que hay posibilidad de pasar de la simple liberación de emociones negativas, a los hechos. Pero esta es una interpretación válida solo si se puede verificar en la práctica.

C.O.T.- Quienes  expresan emociones con palabras más que negativas, amenazantes de la vida de otro ¿Suelen pasar de las palabras a las acciones?

P.E.R.-  Lo que define a una persona como agresiva es su propia historia, por ejemplo, cuando se han presentado agresiones de hecho, en su pasado. Si no hay un historial de conducta agresiva activa, no se puede suponer que se presentará ese comportamiento simplemente porque hubo una explosión emocional momentánea, que es normal en todos los seres humanos.

C.O.T.- ¿Cómo califica usted la actitud de Nicolás en este caso? 

P.E.R.- Por la historia personal y el ser humano que es  Nicolás Castro, puedo decir que su comportamiento emocional  no pone en peligro a la supuesta víctima. Además, al enfrentar la situación como lo ha hecho, demuestra el valor de su honestidad que lo libera de que se sospeche que es un delincuente. 

C.O.T.- ¿Qué opina de que Nicolás, tal como usted lo describe, esté hoy en la cárcel?

P.E.R.- En mi calidad de profesional de la psicología y sin pretender meterme en el terreno judicial, simplemente expreso mi opinión: no creo que se pueda poner bajo sospecha a alguien solo porque pertenece a un grupo de Facebook por desafortunadas que sean sus expresiones ¿Qué pasaría, por ejemplo, si se criminalizara a todos los grupos de DMG que tienen más de cien miembros cada uno y que usan toda clase de expresiones contra el Presidente y el Gobierno? ¿Habrá que meterlos a todos en la cárcel?

¿Solo una investigación con resultados?

Aunque no se pueden aplaudir las expresiones violentas que impliquen amenazas de muerte para nadie, la semana pasada varias voces criticaron lo que pareciera ser una privilegiada diligencia de la DIJIN y del fiscal del caso para investigar, identificar, resolver y detener al responsable de una página de Facebook que se llamaba “me comprometo a matar a Jerónimo Alberto Uribe, hijo de Álvaro Uribe”. La existencia del sitio fue denunciado hace seis meses por Tomás Uribe, hermano de Jerónimo. Operadores judiciales actuaron de inmediato e incluso pidieron apoyo técnico al FBI. El universitario Nicolás Castro, de 23 años, fue encontrado cuatro días después; su casa y la oficina de sus padres fueron allanadas y sus computadores, revisados. La semana pasada fue detenido y hoy espera traslado a  la Picota o a la Modelo. El juez le negó la libertad provisional. No es el primer caso de agresiones  por internet en Colombia. Numerosos grupos se han conformado en contra de personajes públicos como Piedad Córdoba, a quien le han creado más de diez, cada cual más violento que el otro. Ella ha dicho que nunca se ha averiguado algo al respecto.  Existen otros contra Carlos Gaviria, Gustavo Petro, Samuel Moreno y el propio jefe de Estado. No hay resultados investigativos en ninguno de estos casos.

La opinión de dos expertos

Alfonso Gómez Méndez, ex Fiscal: “a Nicolás le están aplicando el  artículo 348 del Código Penal que dice: ‘el que pública y directamente incite a otro u otros a la comisión de determinado delito, incurrirá en multa. Si la conducta se realiza para cometer delitos de genocidio, desaparición forzada de personas…u homicidio con fines terroristas incurrirá en pena de 5 a 10 años en prisión…’ Entendiéndose que las frases de Nicolás no son aceptables, el término ‘incitar a otros’ supone invitar a alguien a cometer un delito pero mediante actos y preparativos concretos. Hay que mirar el contexto en el que él se expresó y es necesario  probar que tenía la voluntad real de realizar el acto. Incitar no es simplemente expresar una intención porque las intenciones no se pueden calificar como delitos”. Víctor Laignelet, decano de la Facultad de Bellas Artes,  Universidad Jorge Tadeo Lozano: “Nicolás ha tenido un desempeño académico sobresaliente. Su promedio de notas en la carrera es de 4.3 sobre 5. La amenaza de muerte  es un hecho reprobable. No obstante, es muy importante no empezar asumiendo que Nicolás iba a pasar de las expresiones a los hechos. Deberíamos aprovechar este caso para hacer un debate sobre el tipo de lenguaje que ha ganado terreno en internet. Existe un reporte que habla de más de 12 mil grupos virtuales que emplean términos relacionados con ‘amenaza de muerte’”

Por Cecilia Orozco Tascón / Especial para El Espectador

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