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Cuatro días de “recocha” pura

En la fiesta del Carnaval de Barranquilla los asistentes disfrutaron del tradicional Desfile de la Gran Parada.

El Espectador
14 de febrero de 2010 - 09:00 p. m.

Poco sirvieron los tres días de oración en vísperas de Carnaval, las caravanas de 200 vehículos atravesando la ciudad y la transmisión de las vigilias en directo a través de dos emisoras, para contener el arrebato carnavalero que año tras años contagia a Barranquilla durante cuatro días.

Desde hace diez años, un grupo de cristianos que señalan el Carnaval como una fiesta peligrosa para el alma, oran para neutralizar a los dioses paganos como Baco, que según estos creyentes, seducen a los humanos que se entregan al ron, el frenesí y la burla.

Pero, una vez más, la voz de los cristianos se ahogó en medio de la multitudinaria participación en cada uno de los desfiles y en las fiestas de los barrios que terminan mañana cuando Joselito, símbolo del jolgorio y el desorden, muera irremediablemente.

La fiesta inició el sábado, con la Batalla de Flores, y el domingo el turno fue para el desfile de la Gran Parada, la fantasía y la tradición, que recorrió la Vía 40 o ‘Cumbiódromo’, por donde pasaron 266 grupos sin tráileres ni las asombrosas plantas de sonido que son la constante en la Batalla de Flores. Los grupos exhibieron su talento para tocar la flauta de millo y demostrar cuál era el mejor de todos, mientras las comparsas presentaron un espectáculo dancístico lleno de alegría y color.

Pese a los cánticos de alabanza religiosos, los barranquilleros siguen rindiéndose a la fuerte influencia africana de los tambores y a la tradicional flauta de millo. “Sin esta fiesta, el resto del año no tiene sentido”, dice Antonio Daza, un actor del Carnaval.

Por El Espectador

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