La situación del presidente de Níger, Mamadou Tandja, es incierta. Al parecer está en manos de los militares que el jueves en la tarde entraron al Palacio Presidencial cuando se desarrollaba un consejo de ministros. Los uniformados dispararon durante casi seis horas ráfagas de ametralladora y armamento pesado y terminaron asumiendo el poder.
Según un comunicado emitido horas después por la Junta Militar autodenominada Consejo Supremo para la Restauración de la Democracia (CSRD), el país está en toque de queda y se cerraron todas las fronteras. Además se decretó la suspensión de la Constitución y la disolución de todas las instituciones del Estado. Los golpistas desplegaron un cinturón militar alrededor del barrio donde se ubica la residencia de Tandja. Según fuentes diplomáticas en Niamey, capital nigeriana, la situación es de calma y en las calles no hay disturbios. Incluso, algunos comparan lo sucedido con el golpe en Honduras. “Como en el país centroamericano, la salida en Níder serán las elecciones”, aseguró a la prensa europea un embajador que no quiso ser identificado.
Antes del golpe de Estado en Níger el país vivía un clima de gran inestabilidad política por la decisión de Tandja de ampliar su mandato presidencial más allá de los dos períodos de cinco años establecidos por la Constitución. El presidente disolvió el Parlamento, que se opuso a sus intenciones, y destituyó a los miembros de la Corte Constitucional, que declararon ilegal la reforma de la Carta Magna. En agosto de 2009 convocó un referendo para aprobar la modificación constitucional, que ganó por amplia mayoría entre acusaciones de fraude
Níger, uno de los países más pobres del mundo, dispone, sin embargo, de grandes reservas de uranio en el norte del país, que explota principalmente el gigante nuclear francés Areva.