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La estrategia de no exponerse

Hoy en día, en Colombia se impone el argumento de que quien va arriba en las encuestas no tiene por qué arriesgarse a perder puntos.

Redacción Política
06 de abril de 2010 - 10:00 p. m.

“No vamos a dejar que el Presidente vaya a una gallera”, dijo en 2006 Fabio Echeverri, jefe de la campaña reeleccionista de Álvaro Uribe, justificando así la no asistencia del candidato-presidente a los debates planeados por los medios de comunicación con los demás aspirantes. Una estrategia que Uribe ya había utilizado en 2002, cuando tras consolidarse su liderato en las encuestas, se negó a asistir a cuanta convocatoria se hiciera en ese sentido y optó por entrevistas en solitario ante la prensa.

La historia se repite. Argumentando “inconvenientes de agenda”, los candidatos de los partidos de la U, Juan Manuel Santos, y Conservador, Noemí Sanín —quienes lideran los sondeos—, le dijeron “no” a su presencia en un debate que tenía programado para hoy la revista Semana con todos los aspirantes a la Presidencia. Es decir, vuelve y juega la estrategia de no arriesgar la posición de privilegio que se tiene en las encuestas y no exponerse a los inminentes ataques de sus rivales, que podrían, en algún momento, llevar a perder puntos.

Según el analista político Luis Carvajal, no cabe duda de que se trata de una estrategia planeada por los mismos candidatos y sus asesores, para lo cual se analizan las fortalezas y debilidades, y se evalúa la conveniencia de la situación. “Van arriba, no quieren arriesgar y saben que los otros tienen mucho por ganar mientras que ellos tendrían mucho por perder”, explicó Carvajal, recordando que entre los rivales de Santos y Noemí hay gente como Antanas Mockus, “un mago en imagen y semiótica”, quien en una campaña pasada le tiró un vaso de agua a Horacio Serpa, lo cual, sorprendentemente, le dio impulso a su campaña.

En esa misma línea piensa la investigadora de la Universidad del Rosario y especialista en marketing político Bibiana Clavijo. “No ir a los debates no es por agenda sino por estrategia. Por ejemplo, en el debate de televisión, Santos no tiene mucha fortaleza para enfrentar este tipo de escenarios, a diferencia de otros como Gustavo Petro o el mismo Mockus, quien juega a confundir. Santos ha logrado construir una imagen y muchos candidatos se han propuesto ponerlo a hablar para que se desinfle”, señaló.

Es claro —agrega Clavijo— que el ex mindefensa está en una posición de favorabilidad en las encuestas y para él tiene más rendimiento político aparecer en medios, con control, y en la plaza pública, donde tiene el control. Una teoría válida teniendo en cuenta que esta semana se han escuchado duros cuestionamientos contra Santos por parte de sus rivales, quienes le exigen explicaciones por su participación en la creación de la zona de despeje del Caguán en el gobierno de Andrés Pastrana, y se conoció el escándalo por el supuesto soborno de una multinacional alemana a la Armada Nacional para la compra de un buque, cuando se desempeñaban como Ministro.

En el caso de Noemí Sanín, Clavijo cree que el problema tiene que ver con la cantidad de gente que tiene detrás y que con sus presiones no le han permitido ser quien responda: “Tiene más influencia su jefe de debate, Juan Gabriel Uribe, que lo que ella piensa, y eso necesariamente muestra inseguridad. Ella, con sus gestos, denota inseguridad aunque responda bien”, indicó.

En criterio de Carvajal, la realización de debates entre los candidatos presidenciales debería ser reglamentada en una reforma política y ser una obligación ante la opinión pública. Por ejemplo, en países como Estados Unidos, Alemania e incluso varios de América Latina, el costo político de sacarles el cuerpo a estos eventos es tan alto, que se han vuelto parte esencial de la política y, así no sea por ley, algo obligatorio.

“En Colombia eso no pasa, pues todo depende de la cultura política y tiene que ver con la manera como se ha vivido. Se podría decir que a la gente no le gusta el cambio porque eso trae problemas y se acostumbran a cómo se hacen las cosas, al modus vivendi. La gente está preocupada primero por conseguir la teja y aliviar el hambre”, concluye Beatriz Franco Cuervo, directora del Observatorio de Procesos Electorales de la Universidad del Rosario.

Por Redacción Política

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