Los jugadores del Madrid están encantados con Pellegrini. Consideran que es un placer entrenar a las órdenes de un hombre pausado, tranquilo. Dice Pellegrini, de 56 años, que esto es sólo una fachada, y que por dentro lo carcomen dudas. No dejó entrever ninguna preocupación ayer cuando salió a la sala de prensa de Valdebebas. El sol de la primavera le ha devuelto el color a ese rostro que durante los crudos meses del invierno recordó al de Bela Lugosi. “Siempre me preguntan lo mismo, pero yo no le tengo miedo a nada”, dijo, cuando alguien quiso que explicara sus sentimientos ante un partido que marcará su carrera. El clásico decidirá buena parte de la Liga y condicionará el proyecto que puso en marcha Florentino Pérez hace 10 meses. Pero a Pellegrini no le preocupa porque ya no puede hacer nada para cambiar su destino. Con la serenidad de un monje chino, el hombre dio a entender que está en manos de sus futbolistas.
“Sólo pensamos en ser el Real Madrid de siempre”, prosiguió el entrenador. “En la ida lo demostramos. Nunca nos mostramos agobiados en el Camp Nou. Entonces dije que iban a ver al Madrid hacer su fútbol, y eso es lo que sucedió. Nosotros no dependemos del otro equipo. Me da igual cómo ni dónde juegue Messi. Esa debe ser una preocupación de Guardiola, no mía”.
Pellegrini dijo que los estilos de ambos contendientes son diferentes. El Barça elabora más y el Madrid, por falta de elementos con toque en la plantilla, tiende a buscar más rápidamente la portería. “Hacemos un fútbol distinto, pero cada uno es efectivo. El Barça ha demostrado ser el mejor equipo del mundo y nosotros estamos mejorando. Hacemos más goles que nadie y nos llegan muy poco a nuestra portería. Si queremos ganar, tendremos que hacer un gran partido. Al Barça le pasa lo mismo. Pero a mí lo que haga el Barça no me preocupa. Sólo me preocupa lo que hagamos nosotros”, finalizó, lamentando también la ausencia hoy de Kaká por lesión.