Estudiantes de grado once de los colegios de calendario A de todo el país respondieron las 129 preguntas del examen del Icfes el pasado 21 de septiembre, conscientes de que sus respuestas serían fundamentales para ingresar a la carrera y universidad de su gusto. No sólo porque el examen especifica las fortalezas y debilidades de los alumnos en cada área, lo cual es un importante factor para ser admitidos en las instituciones de educación superior, sino porque, de acuerdo con los puntajes, pueden llegarse a obtener beneficios educativos.
Sin embargo, el examen que presentaron los estudiantes de calendario A no fue el mismo que debían responder quienes cursaban grado once antes del año 2000: una serie de preguntas que evaluaban su capacidad para memorizar contenidos específicos y aprendizajes rutinarios y no su habilidad para resolver problemas.
Desde el año 2000, el examen se transformó sustancialmente. Se buscó evaluar las competencias básicas (principalmente la interpretativa, argumentativa y propositiva) para medir la capacidad del estudiante al enfrentar problemas dentro de un escenario específico y que son, finalmente, las que hacen posible el conocimiento. Así lo cree Carlos Alberto Jiménez, investigador de procesos pedagógicos alternativos.
La diferencia sustancial consiste en que en el examen que se presentaba antes de 2000 el estudiante debía demostrar que sabía de memoria determinada información, en cambio, en el nuevo se le dan todos los datos requeridos para que pueda trabajar con ellos infiriendo, argumentando e interpretando.
Pero la historia y transformación de la prueba de Estado no paró ahí, pues en el año 2004 se evaluó el nuevo examen y se encontró que tenía una duración demasiado extensa (distribuida en jornadas de dos días) y por eso se decidió reducirlo a 129 preguntas en un tiempo de ocho horas. Además, se realizaron modificaciones a la formulación de las preguntas y se redujo el número de profundizaciones de tres a una. Ese fue el examen que presentaron hace cerca de un mes 505.391 estudiantes de calendario A de todo el país.
Teniendo en cuenta que es una herramienta para evaluar tanto a los alumnos como a los centros educativos, El Espectador distribuyó un simulacro de preguntas del Icfes entre siete expertos de cada una de las áreas (matemáticas, física, química, biología, ciencias sociales, lenguaje y filosofía) para que las resolvieran y contaran cómo les fue haciendo el ejercicio, de tal forma que pudieran definir qué tan pertinentes, obsoletas o acertadas resultan para los jóvenes de grado once.
La gran mayoría de los expertos concuerda en que las preguntas buscan evaluar las competencias y capacidad de análisis de los estudiantes. Por ejemplo, Francisco Rodríguez, decano de la Escuela de Ciencias Humanas de la Universidad del Rosario, destaca el hecho de que si un alumno saca un buen puntaje, se puede inferir que es un buen lector, “a ese lo quiero yo en mi universidad”, explica, pues quien sabe leer detenidamente tiene asegurado el 50% de la respuesta.
Sin embargo, los expertos consultados se notan preocupados ante el hecho de que muchas de las preguntas presentan problemas desde su formulación. Algunas por la redacción y otras porque plantean problemas subjetivos, ante los que no existe una única respuesta verdadera.
Preguntas subjetivas
A pesar de la complejidad y extensión de algunos textos del área de lenguaje del examen del Icfes, Miguel Mendoza, profesor de literatura de la Universidad Javeriana, considera que el tipo de preguntas que se formulan a partir de estos escritos son coherentes con los nuevos contextos educativos, al igual que las competencias que se desea evaluar, porque buscan que los estudiantes hagan una lectura detallada y pongan a prueba capacidades analíticas en relación con textos.
Sin embargo, Mendoza aclara que en varias preguntas hay serios problemas de estructura y formulación, al punto de que unas de ellas son sumamente ambiguas o subjetivas, lo que implica que sería imposible para un estudiante evaluar la respuesta correcta.
Preguntas intuitivas
John Idárraga, físico de la Universidad Nacional, trabaja en la Organización Europea de Investigación Nuclear, además de sercandidato a Ph.D. de la Universidad de Montreal, Canadá.
Idárraga estudió las preguntas del área de Física de un simulacro del Icfes y encontró algunas en las que hay errores en la información del enunciado y recomienda hacer un esfuerzo por corregirlos.
Por otro lado, encontró que las preguntas, en general, logran ser, hasta cierto punto, intuitivas. Además, asegura que algunas de ellas son muy buenas, pues el análisis propone una búsqueda que explora el alcance real de los conocimientos del estudiante.
Se centran en el área de genética
Para Marina Ordóñez, coordinadora de la carrera de Biología de la Universidad de los Andes, el conjunto de preguntas del simulacro en el área de Biología corresponde sólo al ámbito de la genética clásica o mendeliana, por lo que sería pertinente involucrar otro tipo de preguntas de otras áreas como ecología y botánica.
Para Ordóñez, en general, las preguntas son fáciles de responder. Sin embargo, aclara que si sólo se pretende evaluar el área de genética, también se debería involucrar conceptos de genética molecular.
Por otro lado, para la docente es preocupante encontrar errores de edición, redacción y configuración en la formulación de las preguntas, pues eso aumenta la probabilidad de que el estudiante pueda hacer una mala interpretación de éstas. Por lo que recomienda actualizar la base de datos para este tipo de exámenes y hacer una revisión y corrección de sus posibles errores.
Prueba de competencias
Luis Hernando Blanco, profesor titular de Química de la Universidad Nacional, cree que la manera como está estructurado el Icfes es bastante adecuada. Sin embargo, para ser una evaluación de conocimientos, considera que hacen falta más preguntas. Por otro lado, el profesor Blanco resalta el hecho de que esta prueba apele a las habilidades y competencias de los estudiantes, quienes deben extraer información de los textos, comprenderla y analizarla para poder contestar correctamente las preguntas.
En el caso de la Universidad Nacional, además de los resultados del Icfes, los estudiantes deben presentar un examen mediante el cual se define si son o no admitidos. Éste está constituido por 120 preguntas de selección múltiple con única respuesta, las cuales deberán ser contestadas en una sesión de tres horas.
“Con esta prueba lo que queremos es evaluar más las aptitudes que los conocimientos. Sin embargo, generalmente quienes obtienen un buen puntaje en el Icfes también sacan excelentes resultados en la prueba que hace la universidad”, advierte Blanco.
Se buscan buenos lectores
“Si la gente sabe leer con cuidado, releer y con base en una relectura pensar la pregunta, tiene asegurado el 50% de la respuesta. Para el resto, el examen está reclamando del lector algo de conocimiento adicional. Por otro lado, en el área de Ciencias Sociales algunas preguntas son demasiado generales y el estudiante podría confundirse a la hora de escoger la respuesta. Creo firmemente que esas preguntas no se pueden dar el lujo de ser confusas, de manera que el estudiante tenga la impresión de que le va a ir bien en el examen sin importar qué respuesta marque, pues todas son posibles.
Me considero una persona que lee mucho y de manera analítica, pero aún así las preguntas me parecieron difíciles. El examen es exigente y para sacar un buen puntaje se necesita haber desarrollado esta competencia. Lo que me preocupa es hasta dónde el sistema educativo está generando nuevos lectores que hagan la diferencia en los resultados de la prueba. Y lo que hace más complicado este proceso es que los jóvenes sean multitareas, es decir que hagan varias cosas al mismo tiempo. Lo cual los vuelve más dispersos y los pone en desventaja a la hora de presentar estos exámenes”.