Nunca hubo en Venezuela unas elecciones regionales tan nacionales como las de hoy. El presidente Hugo Chávez dice jugarse en ellas su propio destino y, en consecuencia, el futuro de su proyecto socialista. "Se está jugando el destino mío, el de Chávez. Que Chávez siga gobernando dependerá de lo que pase el 23 de noviembre", ha dicho el mandatario el 16 de noviembre, en una de sus arengas electorales.
En total, este domingo se elegirán 603 cargos, que no incluyen la Presidencia de la República: 22 gobernaciones, 328 alcaldías y 233 escaños en los consejos legislativos regionales. Pero el presidente venezolano ha desarrollado una agresiva campaña, utilizando su imagen como centro, para tratar de convertir estos comicios en una especie de pleisbicito en el que se mida la aceptación de su Gobierno y del modelo socialista. Y lo ha logrado. Esta estrategia del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV) se basa en que, según el consenso de las encuestas, el presidente Chávez aún goza de un 57% de popularidad y de un 48% de confianza del electorado.
La oposición, por su parte, busca a través de estas elecciones transformar en posiciones políticas el resultado electoral obtenido en el referendo de diciembre de 2006, cuando los venezolanos rechazaron la reforma constitucional propuesta por Chávez para consolidar el modelo socialista (con 51% de los votos válidos a favor del NO y 49% a favor del SI). En la actualidad y como consecuencia de las elecciones parlamentarias y regionales de 2004 -en las que varias organizaciones de opositoras llamaron a la abstención-, los partidos que tradicionalmente han adversado al gobierno sólo controlan 2 de los 24 estados que conforman la nación: el estado petrolero de Zulia (noroccidente), que es uno de los más ricos del país; y el estado insular de Nueva Esparta (nororiente). Otros 4 estados -Aragua, Sucre, Guárico y Carabobo- son gobernados por disidentes del chavismo.
Los últimos sondeos de intención de voto, que por mandato de las normas electorales sólo podían ser difundidos en los medios nacionales hasta el sábado 15 de noviembre, le atribuyen a la oposición el triunfo en 3 estados: Zulia, Nueva Esparta y Carabobo; muestran un empate técnico en los estados Miranda, Táchira, Barinas y Sucre; y le otorgan la victoria al chavismo en las regiones restantes. Sin embargo, se prevé que la coalición opositora también podría imponerse en las alcaldías de varias capitales, en las que se concentra una buena parte de la población urbana del país.
Divide y vencerás
Todas las armas han sido válidas en la campaña. Durante los últimos dos meses, Chávez ha amenazado con emplear los fusiles, los tanques y a la cárcel contra sus adversarios, en caso de que la elección de hoy no fuera favorable a sus candidatos en aquellos estados que considera claves para su proyecto, como Zulia y Carabobo.
"Esta es una revolución que está armada y el pueblo está dispuesto a defender el proceso revolucionario", ha dicho en dos oportunidades, la última de ellas el martes 11 de noviembre. "Si permiten que la oligarquía regrese a la Gobernación (de Carabobo), a lo mejor voy a terminar sacando los tanques de la Brigada Blindada para defender al Gobierno revolucionario y para defender al pueblo", vociferó dos días antes, el 9 de noviembre. "En el caso de que Manuel Rosales (Gobernador de Zulia y candidato a la alcaldía de Maracaibo) y sus mafias triunfaran, tendríamos que empezar a hacer un plan, incluso militar", dijo también desde el estado Zulia.
Los insultos y la descalificación contra opositores y disidentes del chavismo que hoy podrían dividir el voto "revolucionario" también han sido recurrentes en sus discursos. A sus antiguos aliados los ha llamado "asquerosos traidores" y a sus enemigos de siempre, "ladrones" y "conspiradores".
Manuel Rosales, que durante los últimos ocho años ha gobernado el Zulia, ha sido el blanco predilecto de sus ataques. Lo ha acusado de servir de financista de una presunta red que planea un magnicidio en su contra, y de haber cometido irregularidades administrativas que hoy investigan la Asamblea Nacional y la Contraloría General de la República. Rosales califica todo esto como un plan del Gobierno para "crear dudas, temores y amedrentar al colectivo venezolano para que no vayan a votar".
Pero tanta animosidad también ha tenido consecuencias en la preferencia de los electores. Luis Vicente León, director de la firma encuestadora Datanálisis, afirma que en estados como Táchira, Mérida, Miranda, Cojedes, Guárico y Barinas, esta estrategia ha logrado acortar la distancia a favor de sus candidatos del chavismo. En Zulia y Nueva Esparta, ha tenido el efecto contrario, pero se trata de regiones que históricamente han sido enclaves de la oposición.
Socialismo o muerte
"Me tengo que ir del gobierno en el año 2012. Ustedes no aprobaron la reforma, yo me tengo que ir", le anunció Hugo Chávez a sus seguidores, con un poco de pena y otro tanto de reproche, cuando el 6 de diciembre de 2007 fracasó de la reforma constitucional que proponía la reelección presidencial indefinida. Pero a lo largo del último año, el presidente ha insistido en que con el referendo constitucional no se ha dicho la última palabra sobre la reforma. En su mitin del domingo pasado, ante el auditorio que una vez más lo recibió al grito de "Uh, Ah / Chávez no se va", dijo: "Ustedes dicen que Chávez no se va...pues eso dependerá de lo que pase el próximo domingo (hoy)".
Algunos analistas coinciden en que, de obtener un triunfo aplastante en las elecciones regionales, Hugo Chávez tendrá mayores posibilidades de modificar la Constitución, con miras a centralizar aún más el poder institucional. Otros, como el editor diario TalCual y ex candidato a la presidencia, Teodoro Petkoff, creen que seguirá adelante con su programa, independientemente de los resultados: "Gane o pierda, va a reintentar la enmienda para replantear la elección indefinida. Su poder personal es la piedra angular de su proyecto. El socialismo no es más que un adorno en su plan de corte caudillesco".
Además de la reelección indefinida, otro de los artículos de la reforma que generó gran polémica entre los adversarios del Gobierno fue el de la creación de nuevas Vicepresidencias: figuras administrativas, nombradas por el Poder Ejecutivo, a las que quedarían supeditados gobernadores y alcaldes. Esta reforma, recuerda Petkoff, ya fue promulgada por la Presidencia de la República en julio pasado, a través del Decreto Ley de Administración Pública, antes de que vencieran los poderes legislativos de un año que otorgó el Parlamento a Chávez. Y la ley, al menos en este caso, luce más amenazante que los cañones.
*Jefa de redacción del diario Tal Cual
Los aspirantes atípicos
Entre la amplia gama de procedencias e ideas políticas de los aspirantes a los cargos regionales que se elegirán hoy en Venezuela, también se encuentran comediantes, deportistas y hasta la ex esposa del presidente Chávez, Marisabel Rodríguez, una fuerte detractora de su antigua pareja.
Rodríguez dijo que se lanzó porque es necesario dar una “lucha contra el peligro que supone para la democracia dejar a una persona mucho tiempo en el poder”, en referencia a Chávez.
Por su parte, el popular comediante Benjamín Rausseo, conocido como el ‘Conde del Guácharo’, argumentó su candidatura diciendo que “la gente ya no cree en los políticos de profesión, quiere apoyar a gente que, aunque tenga poca experiencia, se preocupe verdaderamente por sus problemas”.
Entre los candidatos venidos del mundo del espectáculo también figuran el afamado cantante llanero Reinaldo Armas y la actriz Fabiola Colmenares.