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Parquee, rece y pague

Ecos de la transformación en parqueadero de la bahía de la 98. La Defensoría del Espacio Público le adjudicó el uso del lugar a la Corporación Cívica Calle 100, con el argumento de que así evitaba la inseguridad generada por los cuidanderos.

Santiago La Rotta
03 de junio de 2008 - 08:49 p. m.

Hasta finales de 2004 las bahías de estacionamiento ubicadas en frente de la parroquia de Cristo Rey y de la Funeraria Gaviria, sobre la calle 98 con 19, eran de acceso público. Hoy, quien quiera estacionar su auto, debe pagar $650 por el cuarto de hora o fracción.

El parqueadero, que opera desde diciembre de 2005, abre de lunes a sábado, de 6 a.m. a 9:45 p.m. Los domingos y festivos el horario de atención es de 8 a.m. a 9:45 p.m. y es administrado, a través de un contrato suscrito con la Defensoría del Espacio Público, por la Corporación Cívica Calle Cien (Corpocien).

Corpocien es una agrupación sin ánimo de lucro de vecinos del sector que se unieron para participar en un programa de la Defensoría, en el cual se entrega la administración de algunas áreas públicas con el fin de mejorar su mantenimiento y de aprovechar al máximo el potencial de éstas.

 De acuerdo con Claudia Acero, quien integra el grupo de sostenibilidad de la Personería, el objetivo del programa es “generar un sentimiento de apropiación social por los espacios públicos que benefician a la comunidad, así como la generación de recursos que se reinviertan en la misma zona para garantizar su buen estado”.

Según el ente distrital, el mayor problema del sector era la inseguridad que se generaba por la explotación privada de trabajadores informales que cuidaban los vehículos estacionados.  Para solucionar este problema se tomó la determinación de adjudicarle a una asociación cívica o barrial la administración del lugar.

Entonces se emprendió un proceso en el cual dos agrupaciones, Corpocien y una cooperativa formada por los mismos trabajadores informales, recibieron una capacitación, por parte de la Defensoría, para estructurar un proyecto de manejo del futuro parqueadero. Al final de esto se convocó a la comunidad para que decidiera quién debía administrar el lugar. La ganadora fue Corpocien.

Sin embargo, la pregunta que algunos se hacen acerca de la funcionalidad del parqueadero es: ¿si el espacio en donde funciona éste es de naturaleza pública, entonces, qué tan público es el uso de algo por lo que toca pagar? “En la zona había un problema de delincuencia grave con brotes de violencia entre los trabajadores mismos debido a peleas que se armaban por el espacio para cuidar los carros. Por las noches el lugar quedaba a merced de quien quisiera y esto facilitaba que las bahías de parqueo se convirtieran en sitio de expendio de drogas. El parqueadero mejora la seguridad del sector”, afirma Acero.

No obstante, como admite la misma funcionaria, en el lugar sólo se encuentra personal del parqueadero hasta las 11 p.m. De la misma forma, Corpocien estipula que no “asume responsabilidad alguna por daños o pérdidas a los vehículos estacionados en su parqueadero”. Según estimaciones de la Defensoría, el parqueadero deja, al día, utilidades entre tres y cuatro millones de pesos. Al terminar 2007, los ingresos del estacionamiento ascendieron, en promedio, a 900 millones de pesos.

Sus  utilidades deben invertirse de la siguiente forma: mínimo 75% para el mantenimiento físico; máximo 10% para gastos administrativos y 5% para imprevistos. Existe un 10% que debe ir a un rubro llamado apropiación social, que son las actividades temporales que se realizan en el lugar para atraer público a la zona, tales como ferias gastronómicas, conciertos, ferias artesanales. En el caso del parqueadero, la alternativa es, con cierto humor negro, ligeramente lúgubre.

Por Santiago La Rotta

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