El jueves por la noche la ciudad se volvió a sacudir por cuenta de dos explosiones de menor poder. No hubo heridos, pero los vidrios quebrados y las edificaciones agrietadas alimentaron la alerta de terrorismo que ha estado encendida desde el inicio de la semana. Los atentados del jueves comenzaron en el barrio Montevideo, en la zona industrial (calle 17 con carrera 68), y continuaron tres horas más tarde, con el estallido de un petardo en el barrio Chicó Navarra (calle 103 con 19A). El primer artefacto, de mediano poder, detonó a sólo una cuadra de un Comando de Atención Inmediata (CAI) y cerca también de la sede del CTI de Cundinamarca. El segundo tuvo lugar en la entrada de la tienda de videos Blockbuster, en el norte de la ciudad.
Según Samuel Moreno Rojas, alcalde de Bogotá, las dos últimas explosiones no tienen relación alguna con las anteriores. “Del ataque en Suba ya se tiene un retrato hablado del autor material, por eso las autoridades están investigando cada hecho de manera individual y particular”, señaló. Y anunció que más de mil hombres se unirán a la Fuerza Pública de la capital para garantizar la seguridad. “Lo que nosotros pretendemos con el aumento del pie de fuerza y los operativos es contrarrestar a los violentos”, dijo. Horas más tarde, se supo que la ofensiva que están liderando las autoridades locales ya comenzó a dar resultados. El viernes, miembros del CTI de la Fiscalía capturaron en el sector de San Victorino a cuatro hombres que transportaban material explosivo: 18 barras de indugel y 2.029 ampollas para tratar la leishmaniasis.