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Peligra centro histórico de Honda

Los habitantes dicen que la ruta hacia un basurero que se construirá, cavará la tumba de una de las reliquias de Colombia.

Enrique Rivas G. / Enviado especial a Honda, Tolima
20 de noviembre de 2007 - 11:04 a. m.

Un fantasma está recorriendo el centro de Honda. Es el espanto de un proyecto de relleno sanitario que con sus fétidas basuras amenaza con ahuyentar a los vecinos y turistas que a diario recorren el centro histórico de la población que, entre los siglos XVI y XVIII, le permitió al país conectarse con el mundo.

La impajaritable travesía de desperdicios por el Paseo Bolívar, la Calle de las Trampas, las cuestas de los Muertos y de los Herreros, la Calle Vieja y la Calle de las Bromas, entre otros sitios, tiene enfrascada a la población y la Alcaldía en una discusión sobre la viabilidad o no del basurero que se construirá en la vereda Bremen-Santa Helena, sobre las riberas del río Magdalena que conducen a la población de Méndez.

Los afectados, que omitieron sus nombres, argumentan problemas de índole técnico, ambientales y turísticos. Sostienen que el cauce del Magdalena se encuentra a menos de 300 metros de lo que será el basurero, hecho que provocaría que los líquidos contaminantes que salen de los desechos terminen en las aguas del río y acabando con la ancestral pesca.

Pero, además de ciertas dudas sobre la viabilidad presupuestal del proyecto que se pretende implantar contra viento y marea desde hace 10 años, los críticos alegan que el paso de los vehículos que transportarán las basuras terminará por deteriorar aún más las casas coloniales y dejará los malos olores en su recorrido por el centro histórico, declarado monumento nacional y de protección cultural.

Un mal ambiente que no sólo produciría el espanto del turismo, sino de sectores residenciales como el Alto del Rosario, Francisco Núñez Pedrosa, El Carmen, la Capilla de La Popa, Pueblo Nuevo, El Retiro, Bodega del Sur y Arrancaplumas, donde sería inevitable que los habitantes abandonen sus viviendas por efectos de la contaminación que provocarán los vehículos, que transportarán cerca de 10 toneladas diarias de desechos.

Sin embargo, el alcalde de la ciudad, Fabio Torres Fuentes, cree que el problema es de unas cuantas personas que defienden su patrimonio y quieren evitar que los carros de la basura pasen por el centro histórico. Para el mandatario, es poco probable paralizar la ciudad por petición de "unos cuantos que se quejan por todo".

Según Torres, es imposible tratar de que las dos volquetas que transportarán las basuras pasen por un sitio diferente del centro histórico de la ciudad. Recorrido que, según él, no afectará el turismo ni mucho menos las estructuras de las casas, que alcanzan a tener hasta 400 años de construidas.

Razón suficiente para un alcalde que piensa que ya no hay nada que hacer, pues el proyecto tiene el visto bueno de Cortolima y del Ministerio del Medio Ambiente, quienes no objetaron la construcción que reemplazará al relleno sanitario de Guacimal, en la Mesa de los Palacios, sobre la vía a La Dorada, Caldas.

Es la defensa de un proyecto que viene siendo aplazado desde 1997, año en el que se recibieron inicialmente $45 millones para colocar la primera piedra, pero que en la actualidad tiene un costo de $830 millones, de los cuales el Gobierno Nacional aportará $430 millones.

Otros malos olores

La controversia es la manifestación y evidencia de una serie de problemas sociales que azotan al que fuera el puerto fluvial más importante de Colombia, el que hoy se consume en medio del deterioro físico, la aberrante cifra del 50% de desempleo en una población de 26.783 habitantes, la constante inseguridad y el acecho de grupos de desmovilizados y de ladrones que se toman el centro de la ciudad cada vez que les da la gana, como le sucedió al equipo periodístico de El Espectador, que fue atracado y despojado del equipo fotográfico en una calle del centro histórico.

De la villa de Honda, la consentida del rey Felipe IV y la que fuera cuna del dos veces presidente de la República Alfonso López Pumarejo, no queda ni el rastro. La época dorada, entre los siglos XVII y XIX, es apenas un recuerdo vago que produce resaca a quienes se desesperan por no poder cambiar las cosas.

Son pocos los jóvenes que conocen su historia. Ya casi nadie se acuerda de que allí se establecieron empresas comerciales, fábricas de cerveza, aguardiente y gaseosas; compañías exportadoras, bancos como el Alemán y famosos hoteles donde ex presidentes de la República e ilustres personajes de la vida nacional se hospedaron.

Todo su legado histórico se está derrumbando, como los acabados puentes Alfonso López Pumarejo, Navarro, Agudelo y Negro, cuatro de los 25 que le dieron a Honda el nombre de la Ciudad de los Puentes. Construcciones que junto con las enormes casonas en abandono, generan crudas imágenes de tristeza en soledad a un municipio que terminó durmiendo en sillas y mecedoras del olvido.

Nada justo para una ciudad que, a sus 447 años existencia, se le condene a vivir en el olvido y a cavar su propia tumba con proyectos sin viabilidad ambiental, que terminarán por sepultar uno de los centros históricos más importantes del país.

Por Enrique Rivas G. / Enviado especial a Honda, Tolima

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