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El orden de los factores sí altera el producto

El hijo mayor es más inteligente y conservador. El menor es rebelde y el del medio es un buen negociador. Los hijos únicos pueden reunir varias de esas características. ¿Qué lugar ocupa usted?

Angélica M. Lagos C.
27 de diciembre de 2007 - 04:54 p. m.

Para los padres, cada hijo es único, especial, diferente y aunque se parezcan entre ellos, nunca llegará a ser igual que otro. Y según un estudio adelantado por la Universidad de Oslo y el Instituto de Salud Ocupacional de la capital noruega, esas diferencias dependen, en gran medida, del puesto de nacimiento de cada cual. En sus conclusiones, el diagnóstico revela que el orden en que se llegue a la familia es un factor definitivo en la formación de la personalidad.

La teoría no es tan nueva. A finales del siglo XIX, Francis Galton, primo del célebre Charles Darwin, habló de The Birth Order Therory (Teoría del Orden de Nacimiento), y aseguró que el hijo mayor de toda familia tiene características muy marcadas por su condición de primogénito, así como el siguiente tiene unos rasgos especiales y muy diferentes al primero, por el solo hecho de haber nacido en segundo lugar. El tercero tiene también lo suyo y así sucesivamente.

En su momento, el psicólogo nacido en Viena, Alfred Adler, concluyó que el primogénito, el mediano y el pequeño, en una familia de tres hijos, tienen rasgos diferenciales debido al lugar que ocupan dentro de la familia. Adler aseguró, por ejemplo, que al nacer se hace un reparto de condiciones a cada uno de los hijos. Sin embargo aclaró que hay circunstancias especiales como el dinero y la educación que pueden aumentar o disminuir la fuerza de dichas características.

El hijo mayor puede ser más precoz y solitario que sus hermanos. En la repartición de características se lleva buena parte del perfeccionismo y de respeto por las tradiciones. El mediano está en una posición de sandwich y por eso desarrolla un espíritu negociador, tratando de marcar la diferencia con decisiones inesperadas. Además se lleva un gran porcentaje de competencia e independencia. Al menor, el más divertido y rebelde, le toca quedarse con la mayor dosis de inseguridad. Adler también estudió a los hijos únicos y concluyó que son inteligentes, consentidos, egoístas y solitarios.

Ahora, el reciente estudio de los noruegos respalda la teoría de estos psicólogos e incluso va más allá. Después de estudiar la inteligencia de 250.000 personas entre 18 y 19 años, los científicos concluyeron que los primogénitos son más inteligentes que todos sus hermanos. La inteligencia, según Petter Kristensen y Tor Bjerkedal, autores de la investigación, va decreciendo con el número de hijos y se fortalece o debilita de acuerdo con el lugar que se ocupe dentro del clan familiar.

Algunos ejemplos

El presidente de Venezuela es hoy el político más controversial de América Latina y también el más controversial de sus cinco hermanos. Chávez es el hijo del medio: tiene dos hermanos mayores y dos menores. Es sociable, dicharachero y siempre luchó por ganarse un lugar en su familia. Sus actitudes personales y públicas, sus decisiones políticas imprevisibles y otras conductas encajan en lo que los científicos noruegos describen como “el hijo sándwich”. Adán, el hermano mayor de Chávez es el más influyente y muchos dicen que aconseja al mandatario. Aníbal, el menor se fue a estudiar inglés a Ohio y nunca optó por la milicia, tradicional en el clan Chávez.

En la realeza hay otros hermanos que se ajustan a la descripción de los científicos. Los príncipes de Mónaco —los hermanos Grimaldi— podrían ser el ejemplo vivo de la teoría del orden de nacimiento. Carolina, la mayor, es perfeccionista; Stefanía, la menor, es la rebelde y el príncipe Alberto el de la opción diferente: no se ha querido casar, es bohemio y siempre quiere marcar diferencia frente a sus hermanos.

En la familia real británica también existen patrones en el orden de nacimiento. Carlos, el mayor, estuvo casado durante muchos años para cumplir con una tradición. Andrés, el del medio, es alejado del núcleo familiar, muy sociable y se separó primero que Carlos y Eduardo, el menor, se dedicó a la producción de cine y se casó cuando pasó los 30 años, algo visto como “rebeldía” en la corona británica. Los hijos de Diana y Carlos también encajan en el estudio. Guillermo es dedicado, inteligente y reservado. Harry, el segundo, ha protagonizado varios escándalos en la prensa.


Según el estudio, más de la mitad de los presidentes de Estados Unidos han sido primogénitos o hijos únicos, que según los científicos, tienen características específicas: liderazgo e inteligencia.

Caso colombiano

Para algunos psicólogos colombianos la teoría del orden no es determinante. “Aquí se dice que después del primero, los demás se crían solos y, en la práctica, eso es cierto: a mayor número de hijos, menor atención y menor calidad de vida. Todos terminan en un orden horizontal, no hay favoritos y todos deben volverse recursivos para poder sobrevivir”, afirma Gabriela Martínez, psiquiatra de la Universidad Nacional.

Sin embargo, Javier López, psicólogo de la Universidad Pedagógica, dice que “abundan los casos en que el mayor es el más disciplinado, el menor el más mimado y el del medio el “patico feo”, pues no recibe la misma atención que los que ocupan los extremos”.

Doña Marina de Mora, madre de tres hijos —dos mujeres y un hombre— dice que la teoría se cumple en su caso. Para ella, Guillermo, su hijo mayor, de 16 años, es responsable y pendiente de sus hermanos. Le va bien en los deportes, es competitivo, buen estudiante..., algo así como, “un dechado de virtudes”. Mariana, la de 14 años, es el “sandwich”. “Ella es muy amiguera, le va bien en el colegio sin ser la mejor, es conciliadora y encantadora... pero con las visitas. En la casa no es muy amiga de sus hermanos”, dice. Y la tercera, Sofía, de 10, es perseverante y rebelde.

“Esto sucede no por el orden de nacimiento sino por el rol que se le da a cada uno de los hijos. Los padres, consciente o inconscientemente, les ponen tareas a los hijos de forma excluyente: ellos determinan para qué es bueno o malo cada uno y así los forman”, explica Andrea Abella, psicóloga infantil. “Siempre el mayor va a tener más posibilidades tanto de atención como de dinero. Los padres se desviven por él. En cuanto al segundo, siempre será más hábil porque tiene que luchar para ganar su lugar en casa y así tendrán que hacer los que le sigan. El menor siempre será consentido y rebelde porque sus papás están cansados de regañar”, asegura.

En cualquier caso, parece claro que el lugar que todo hijo ocupa en la familia es sólo uno de los tantos factores que pueden llegar a determinar su comportamiento y sus actitudes. “Lo más importante para que todos crezcan sanos es entender que cada persona es un mundo diferente: con cualidades, temperamento y defectos específicos, que pueden cambiar si el medio que los rodea es adecuado”, concluye Andrea Abella. Otro tanto afirman los investigadores noruegos. Cada familia podrá ratificar o desmentir el estudio.

¿Qué lugar ocupa usted?

Primogénito

Autoritarios, dominantes, conformistas, miedosos, perfeccionistas.

Segundo

Diplomáticos, amigables, les gusta llamar la atención, negociadores, sensibles.

Tercero

Generosos, malgeniados, creativos, colaboradores.

Último

Flexibles, rebeldes, consentidos, arriesgados.

Hijo único

Dependientes, egoístas, responsables, inteligentes, disciplinados.

Por Angélica M. Lagos C.

 

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