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¡Alerrrta, Bogotá!

La granizada del pasado 3 de noviembre prendió las alarmas en la capital que, como dicen, jamás había sufrido una inundación similar. El invierno seguirá hasta enero, según el Ideam. La clave para sobrevivirlo será la prevención. 

Redacción Bogotá
20 de noviembre de 2007 - 12:21 p. m.

Los pronósticos del Ideam apuntan a que el invierno en Bogotá se prolongará hasta enero del próximo año. Aguaceros, vendavales, tormentas eléctricas, trancones, varados, afecciones hipotérmicas y árboles caídos. El cuadro, por momentos, ha sido tenebroso y, como dice Luis Fernando Ulloa, funcionario del Acueducto, "en estos primeros días de noviembre las lluvias han superado el promedio histórico de los años anteriores en un 60 por ciento, con el agravante de que se presentan de una forma absolutamente impredecible. De los 31 días de octubre, llovió 21".

Como lo registró el Ideam, el sábado de la semana anterior cayeron 51,9 milímetros de agua. El domingo, 0,5. El lunes, 9,3, pero el martes, aunque no hubo lluvias, un vendaval proveniente de los Llanos Orientales azotó el norte de la ciudad, con su respectiva ola de destrozos. El día de la "nevada", Samuel Olarte y su familia perdieron parte del negocio que han construido por 20 años, pues 12 carros que estaban en su taller quedaron hechos añicos cuando de repente el techo del local se vino abajo. "Fue como si hubiera pasado un huracán. Son cosas que uno solamente ve en la televisión y que piensa que nunca van a darse en una ciudad como esta".

Según el secretario de Salud, Héctor Zambrano, "el aumento de lluvias incrementa las enfermedades respiratorias y diarreicas agudas, que afectan principalmente a los menores de cinco años y a la población mayor de 60". Hasta el 31 de octubre pasado, en Bogotá habían fallecido 102 niños por neumonía, en comparación con las 112 víctimas mortales que arrojó todo el año 2006. Los virus más comunes son: adenovirus, virus sincitial respiratorio, parainfluenza e influenza. Esta situación coincide con un pico epidemiológico de enfermedad respiratoria aguda, que se genera por las aguas, las basuras que salen a flote y por el contagio. "Aunque la calidad del agua de Bogotá es muy buena y hasta el momento no se han presentado síntomas, sí queremos hacer un llamado para que los adultos no dejen que los niños manipulen el granizo, porque en algunos lugares se mezcla con aguas de alcantarilla, residuales, aguas empozadas o mugre de la calle, que pueden causar infecciones".

El problema, fundamentalmente, tienen que ver con la actitud de la población que, según Ulloa, no ha logrado comprender "que el sistema de alcantarillado es un sistema para llevar agua, que los canales no son cloacas sino que son estructuras que se construyen para que, cuando llueve, el agua se vaya por ahí. No obstante, con los aguaceros los canales se llenan de muebles, pedazos de carros, electrodomésticos y desechos en general que hacen que la parte hidráulica del canal pierda fuerza. Por eso, en parte, se presentan las inundaciones".

Las distintas entidades distritales, como el Acueducto, la Dirección de Prevención y Atención de Emergencias (DPAE) y la Secretaría de Salud, le achacan parte de la responsabilidad a la falta de prevención de la ciudadanía para este temporada invernal.

"En Bogotá no existe una cultura hacia el invierno, como sí sucede en otras ciudades del mundo. Si hay vendavales, la gente sale de todas formas; si llueve, lo primero que hacen es sacar el carro y tratar de llegar lo más rápido posible a sus casas. Por esto, nosotros estamos trabajando en un plan que se llama Prepare su casa para el invierno", dice Luis Fernando Ulloa. El plan, palabras más, palabras menos, pretende concientizar a los ciudadanos sobre asuntos mínimos pero de suprema importancia, como revisar cada año las tejas de las casas, hacerles mantenimiento a las bombas de los parqueaderos, limpiar los desagües, acostumbrarse a desconectar los electrodomésticos, usar el agua necesaria y no derrochar ningún tipo de papel ni la energía, como lo recomiendan las normas universales que desde hace años están intentando convencer a la humanidad de que el calentamiento global se puede mitigar.

En Bogotá, la DPAE recomienda, fundamentalmente, lo siguiente: No arrojar basuras a los puntos de desagüe de la ciudad, no desarrollar procesos de corte de manera no técnica en las zonas de laderas, pues pueden llegar a inestabilizarlas y, en momentos de granizadas, no resguardarse debajo de árboles o elementos metálicos, porque por lo general puede haber tormentas eléctricas y se pueden presentar casos de electrocución.

Frente a los últimos acontecimientos, según la Secretaría de Salud, solamente se han registrado lesiones leves y hasta el momento no se presenta ningún muerto. El sábado, por ejemplo, hubo dos lesionados en el Parque Nacional, cinco en la zona de San Andresito, dos en el Parque Simón Bolívar y uno más en el parque Salitre Mágico. En cuanto al día del vendaval, cinco personas de la concesionaria afectada en el norte fueron remitidas a centros hospitalarios, "pero todas con lesiones fuera de peligro", aseguró el secretario.

Por otra parte, los vientos y las lluvias han ocasionado la caída de ramas y, en algunos casos, de árboles completos, por esto algunos sectores de la administración han empezado a desarrollar un plan de emergencias para atenuar el riesgo asociado con el arbolado urbano. Según lo ha podido establecer la Secretaría de Ambiente, se ha evaluado la situación de riesgo de 1.613 árboles, de los cuales se estima que un 25% debe ser talado o podado.

Frente a la emergencia, las entidades distritales se han movilizado en una alerta general que busca prevenir los posibles desastres del invierno, que aunque se presenta cada año, en este 2007 parece ser más crudo que nunca. Una de las razones es la llegada del fenómeno de la Niña y los bruscos cambios climáticos. No obstante, como repiten los funcionarios, la mayor prevención debe surgir de la iniciativa de la ciudadanía.

Por Redacción Bogotá

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