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Tras el ‘boom’ inmobiliario

El fracaso no entra en el vocabulario de este bogotano por adopción y paisa por nacimiento, que ha dedicado buena parte de su vida profesional al negocio de la gestión inmobiliaria.

Hugo Sabogal / Especial para El Espectador
10 de abril de 2008 - 10:48 p. m.

Pero Luis Fernando Correa Bahamón, cabeza de la compañía promotora  que lleva su nombre y actual presidente electo de la Fiabci, tampoco cree que el optimismo sea suficiente para alcanzar el éxito en los negocios. En su opinión, es preciso desarrollar una visión disciplinada para mirar todos los ángulos posibles  de un tema y encontrar salidas apropiadas, independientemente de si se está en boom o en crisis.

Autor de los libros Los secretos del éxito en la finca raíz y Mercadeo total: por dinero no se preocupe, Correa se ha convertido en una de las voces más autorizadas del sector de finca raíz. Sus logros nacionales e internacionales (especialmente en Ecuador) lo llevaron a disputarse la presidencia de la Fiabci, con sede en París, y resultar elegido. Es la primera vez que un empresario de habla hispana consigue esa posición.

Después de un intento fallido anterior, nos pusimos cita en el restaurante La Brasserie, de Bogotá, para hablar de su unción como líder internacional del ramo y de su percepción de lo que puede representar una oportunidad de inversión en el campo inmobiliario.

Aunque Correa ha participado en proyectos urbanísticos de distinto tipo, sus aciertos lo han convertido en una especie de zar de la inversión hotelera. Por ejemplo, ha estado involucrado en el desarrollo de la marca Sheraton en Colombia y Ecuador, y recientemente gestionó el ingreso de la cadena española hotelera NH, que invertirá más de 50 millones de dólares en un establecimiento de cinco estrellas, en Bogotá. Su principal motivación en esta área es la persistencia del déficit de camas frente a la creciente demanda, incluso después de que entren en acción las 2.000 nuevas habitaciones contempladas en el desarrollo de proyectos como el Hilton, de la Avenida Chile, o el Marriott, de la Avenida El Dorado. “Si sumamos esas 2.000 unidades a la actual capacidad instalada de 5.000 camas, es fácil ver que el déficit hotelero aún no está resuelto. Estamos mal y así seguiremos por un tiempo más”.

Por tal razón, Correa se ha comprometido a incorporar nuevas marcas internacionales como la cadena NH o el pequeño hotel El Diplomat, ambos ubicados frente a la sede de la Fiscalía General de la Nación. ¿Pero hay plata para tanto proyecto? Aunque reconoce que poner en marcha un nuevo hotel exige cuantiosas inversiones de capital, asegura que el reparto de la propiedad inmobiliaria es la mejor manera de acopiar recursos para este tipo de emprendimiento. Y hay que creerle: su firma fue la primera en introducir el fraccionamiento en la propiedad de estos inmuebles, asegurando retornos fijos y atractivos, vía control fiduciario, tanto a grandes como a pequeños inversores. Éstos pueden destinar desde $400.000 hasta $400’000.000, asegurando retornos de más del 1% mensual, participando en un abanico de opciones que va desde la pequeña fracción de un cuarto de hotel, hasta una o varias suites”.


Las oportunidades en el sector hotelero se dan porque, según Correa, los nuevos hoteles no están diseñados para funcionar con una capacidad permanente del ciento por ciento. Sería imposible, dice Correa, garantizar una operación óptima cuando se utiliza toda la capacidad instalada de un inmueble de esta clase. Por ejemplo, no habría suficientes manos para prestar un servicio de primera, ni se contaría con el tiempo necesario para llevar a cabo reparaciones locativas y mantenimiento básico. Es preferible ocupar el 70 por ciento, compensando con una tarifa más alta. En Estados Unidos, menciona Correa, los empresarios del sector prefieren mantener copado el 65 por ciento de su capacidad para asegurar mejores estándares de servicio. “Esto significa que la nueva oferta hotelera para Bogotá debe llevar consigo una leve sobrecapacidad para poder actuar sin presiones ni dificultades”.

Más allá del mundo hotelero, Correa siente que el reciente boom inmobiliario, concretamente en el segmento residencial de estrato alto, ya alcanzó un punto de saturación. Por eso, ve oportunidades en construcción y venta de oficinas de última generación, aunque prefiere contemplar programas de fraccionamiento de la propiedad. Es el caso de la nueva ola de segundas viviendas campestres de playa y el levantamiento de modernos complejos vacacionales. “Fuera del Irotama, de Santa Marta, construido hace más de 20 años, no tenemos nuevos negocios de este género”.

En cuanto a sus metas, como presidente electo de la Fiabci, Correa dice estar resuelto a ejercer un derecho otorgado por su investidura y que le permite promover la inversión extranjera inmobiliaria en Colombia. Para ello está conformando un equipo de consultores que le ayude a difundir las oportunidades inmobiliarias de Colombia en todos las ferias mundiales donde la Fiabci participe. “Sería clave contar con la presencia, en dichos foros, de los alcaldes de las grandes metrópolis colombianas para que promocionen nuevos proyectos. Justamente es esto lo que hacen los mandatarios locales de Londres, Nueva York y Chicago, quienes hace tiempo superaron la creencia de que un burgomaestre no puede descender a esos niveles. Los alcaldes metropolitanos deben ser, además de administradores, los primeros promotores de su ciudad”.

Quién es

Luis Fernando Correa Bahamón es economista de la Universidad Javeriana, con estudios de posgrado en Xavier University, de Cincinnati, y un MBA de la misma entidad. Ha sido docente del Externado de Colombia y de las universidades Javeriana y de los Andes. También es autor de los libros “Secretos del éxito en finca raíz” y “Mercadeo total: por dinero no se preocupe”.

La Fiabci

Como portavoz de la propiedad privada en el mundo, la Federación Internacional de Profesiones Inmobiliarias cuenta con 25 delegados en Naciones Unidas, 33 instituciones académicas de apoyo, 128 asociaciones de miembros principales, 4.000 socios regulares y dos millones de miembros afiliados. Cubre Asia, Europa, África y América. Correa ejercerá la presidencia mundial por espacio de un año.

Muy personal

Da prioridad a las actividades familiares. Su pasatiempo favorito es el golf y dedica otra parte de su atención a departir con amigos alrededor de una buena botella de vino. Actualmente está empeñado en recuperar su “nacionalidad” antioqueña, después de haber pasado la mayor parte de su vida en la capital. “Compré un pequeño terreno en Llanogrande” y espero que me devuelvan mi ‘pasaporte’ ”.

El menú

“Steak” argentino, con ensalada verde, al son de un Malbec reserva. Cuando se habla de postres, “cierra el pico” para poder mantenerse en forma.

Por Hugo Sabogal / Especial para El Espectador

 

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