Este año los productores de trucha del país asistieron a una gran bonanza. Se tiene previsto que al finalizar diciembre se habrán producido alrededor de 11 mil toneladas de este salmónido. La cifra es representativa, ya que muestra un crecimiento de casi 58% en la producción desde 2004.
Las razones, según Edwar Sarmiento, vocero del sector, son muy variadas: "Se debe principalmente a factores como el aumento en la seguridad en los campos colombianos, que hizo que se reactivara cerca del 100% de los criaderos que estaban abandonados, principalmente en departamentos como Antioquia". De igual forma, se incrementaron los espejos de agua, es decir, las lagunas, lo que hace más atractivo el cultivo de la trucha para los nuevos productores. Y, finalmente, "creció considerablemente la demanda de este alimento debido a los cambios en la dieta y al énfasis en el consumo de altas dosis de proteína de los consumidores", puntualiza el vocero.
A pesar de que este tipo de cultivos requiere en promedio una inversión de $50 millones por cada tonelada de producción mensual, lo cierto es que es uno de los cultivos más eficientes, ya que en un tanque de cemento de 1.000 metros cuadrados se pueden sacar entre 6 y 7 toneladas mensuales. "En esa área, ni con cerdo, pollos, ganado y ni siquiera en tilapia se puede tener una eficiencia tan alta del espacio", explica Sarmiento.
La trucha colombiana, además, cuenta con una particular ventaja y es que es la única de su especie en el mundo que no sufre de enfermedades infectocontagiosas y, por lo tanto, no tiene que ser vacunada. Según la FAO, Colombia es un país limpio de estas enfermedades y eso hace que la entrada de este producto a mercados como el norteamericano y el europeo sea mucho más fácil, pues los controles no son tan exhaustivos y los procesos de ingreso son más ligeros.
De hecho, actualmente se exporta el 13% de la producción de trucha nacional. La mayor parte va hacia Europa en contenedores vía marítima. El excedente se exporta a Estados Unidos, en donde el producto se paga a mejor precio debido a que al ser transportada en avión puede ofrecerse más fresca. "La gente paga mejor la trucha fresca que no ha sido congelada", explica Sarmiento.
Se calcula que este año la industria de la trucha moverá alrededor de $10.000 millones, sin contar con las inversiones, que sumarán cerca de $45.900 millones.
La producción de truchas en el país está conformada por empresas familiares y granjas integrales pequeñas que producen volúmenes entre una y 10 toneladas anuales. También participan las medianas empresas, que pueden tener una capacidad de producción de entre 10 y 70 toneladas años. Finalmente están las grandes empresas comercializadoras internacionales, que tienen una producción desde 60 hasta 600 toneladas al año.
Sin embargo, y como lo explica Edwar Sarmiento, "es una producción muy intensiva por unidad de área, y mientras más intensiva sea la producción agropecuaria, el riesgo es mayor". Así, los trucheros tienen que sopesar, por ejemplo, que los animales no puedan estar sin suministro de agua corriente por más de cinco minutos. "Hay riesgos climáticos como borrascas y avalanchas en las orillas de las lagunas que afectan a los productores, sin contar con las bajas de oxígeno en el verano", advierte Sarmiento.
Más y más truchas
Ante el panorama de bonanza mostrado a lo largo de este año y ante otras condiciones como la baja en la producción estadounidense (mayor productor mundial) por enfermedades en las truchas, se está consolidando en el departamento de Boyacá un núcleo productor para generar una oferta exportable aproximada de 1.200 a 1.400 toneladas en el lago de Tota, con lo que se espera incrementar la producción en 2.000 toneladas para el próximo año.