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Jugando a la guerra

Basado en un ejercicio de simulación de conflicto llamado Operación Balboa, Hugo Chávez acusó a Álvaro Uribe de conspirar con Estados Unidos para invadir Venezuela. Sin embargo, hasta él mismo ha recreado una posible guerra con Colombia.

Nelson Fredy Padilla
05 de febrero de 2008 - 11:52 a. m.

Cuartel Páez, Maracay, 1991. El teniente coronel Hugo Chávez Frías, comandante del Batallón de Paracaidistas, recibe la orden de batalla para tomarse por asalto la base militar del Grupo de Caballería Rondón en La Guajira. Venezuela está en guerra contra Colombia.

Sucedió como parte de un juego de guerra inventado a raíz del incidente militar de la corbeta Caldas en el Golfo de Coquivacoa en 1987 y que el actual presidente de Venezuela reconstruyó en 1995 para invitar a algunos colegas latinoamericanos a “hacer un acto simbólico en el que quememos los planes de guerra, las hipótesis de conflicto para invadir tal país, Colombia, por ejemplo, y bombardear Bogotá”.

Palacio de Miraflores, Caracas, enero 26 de 2008. “Acuso al gobierno de Álvaro Uribe de estar fraguando una conspiración, una provocación bélica contra Venezuela, por orden de Estados Unidos, para obligarnos a dar una respuesta que pudiera prender una guerra… Y esta agresión ya tiene nombre: Operación Balboa”.

El plan del que habló Chávez el fin de semana pasado fue diseñado en 2001 por la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) y es apenas una de las muchas simulaciones bélicas con las que se entrenan a diario los militares previendo una guerra internacional (ver recuadro).

Son ejercicios concebidos a partir de las hipótesis de guerra de cada Estado, que en el caso de Colombia se nombran como X1 (conflicto interno), X2 (Venezuela) y X3 (Nicaragua). Se construyen escenarios bélicos suprarealistas para que los comandantes se ejerciten en la toma de decisiones bajo presión. Hasta finales de los años 90 lo hacían en el terreno o basados en mapas y grandes cajones de arena sobre los que desplegaban las posiciones propias y enemigas. Ahora el desarrollo de la tecnología tridimensional les permite armar tantas situaciones como imaginen antes de salir al campo de batalla.

Durante los últimos tres años el gobierno de Álvaro Uribe ha invertido millones de dólares en complejos de aulas de simulación y juegos de guerra como uno en la Escuela de Caballería del Ejército, donde bajo el lema de Bolívar “Salve usted la Patria”, un alumno sube a un tanque Cascabel o Urutú y lo opera en plena frontera con Venezuela bajo condiciones geográficas, climáticas y de combate normales o extremas. Lo mismo hacen en el vecino país con los tanques AMX-30, de los cuales fue comandante Chávez, quien dice que “al primer disparo, doy en el blanco”.

En nuestro país, esto hace parte del nuevo Sistema Digital de Instrucción de las Fuerzas Militares (SDI), entrenamiento obligatorio para los oficiales desde las reformadas aulas de la Escuela Militar de Cadetes. A fines de 2007, el Ministerio de Defensa compró hardware, software y equipos audiovisuales de última generación para el Centro de Simulación y Análisis de Crisis de la Escuela Superior de Guerra, donde se forma a los generales responsables de la Defensa Nacional en imaginarios de conflictos terrestres, aéreos, marítimos y fluviales.

Al igual que Colombia, Venezuela no sólo se ha dedicado a fortalecer su capacidad disuasiva a nivel armamentista sino a sofisticar sus entrenamientos virtuales desde el Instituto de Altos Estudios de la Defensa Nacional, en Caracas. Allí Hugo Chávez creó la Especialización en Simulación de Juegos, basado en lo que él llama “el nuevo mapa estratégico”, para enfrentar las amenazas externas, encabezadas por Estados Unidos y Colombia.

En 2005 el entonces comandante del Ejército del vecino país, general Raúl Isaías Baduel, anunció que la estrategia de defensa fue replanteada con una Ley Orgánica “en función de una hipótesis de guerra asimétrica”, es decir, sin restricciones en técnicas convencionales o no convencionales, de la que hace parte no sólo la Fuerza Armada Nacional sino cien mil miembros de las milicias bolivarianas.

En círculos militares colombianos han circulado documentos acerca de “La doctrina Baduel”, tema que mereció el análisis del Instituto de Estudios Geoestratégicos y Políticos de la Universidad Militar. Los juegos tácticos y estratégicos venezolanos hablan ahora de “guerra de cuarta generación” en la que siempre se reacciona a una invasión norteamericana e incluye “la guerra del petróleo”, que consiste en bloquear el suministro de hidrocarburos a Estados Unidos.

Las fuerzas chavistas justifican la intensidad de su adiestramiento con la creciente intervención militar de Washington en la guerra interna colombiana y en los encuentros multinacionales que promueve el Comando Sur entre las Fuerzas Militares latinoamericanas, sin incluir a Venezuela desde que Chávez asumió el poder. Advierten que las “operaciones de mantenimiento de paz”, como Unitas, Sur y Sociedad de las Américas son preparativos para una avanzada sobre su país. Por eso han acudido a entrenamientos bilaterales con Brasil, gracias a un acuerdo militar con el gobierno de Luiz Inácio Lula para realizar las “Operaciones Ven-Bra”.

Las simulaciones bélicas de los teatros de operaciones bolivarianos están basadas en la propia filosofía de Chávez, inspirado en Napoleón cuando dijo: “Una batalla se decide en un segundo de inspiración del estratega”. A partir de tal premisa, los combatientes deben desarrollar los conceptos de “hora histórica, minuto estratégico y segundo táctico”. Son libros de consulta obligada: Guerra sin restricciones, de los coroneles chinos Qiao Liang y Wang Xiangsui sobre la invasión estadounidense a Irak; Guerra popular prolongada, de Mao Tse Tung; Guerra del pueblo, del general vietnamita Vo Nguyen Giap; La guerra y la paz, de León Tolstoi, y el cubano Guerra de Todo el Pueblo. La doctrina es tá respaldada por planes estratégicos como el ‘Proyecto Pemón’, financiados a través de un presupuesto de defensa de 30 mil millones de dólares hasta 2010.

Como le dijo Chávez a CNN cuando insistía en la vigencia de la Operación Balboa: “Yo soy soldado y te digo: tú nunca elaboras un plan por pasar el tiempo”.

El lado militar

OPERACIÓN BALBOA: Un documento de 26 páginas (ver facsímil) del Segundo Curso de Estado Mayor de la Escuela Superior de las Fuerzas Armadas Españolas. El objetivo militar es Venezuela, identificado con color marrón, el atacante Estados Unidos (color azul), el país a proteger Colombia (color blanco), que se une al azul junto con Panamá (color cyan), luego de que la ONU autoriza una operación aliada. El simulacro incluye 90 bombardeos, toma de aeropuertos y derribamiento del puente sobre el Lago de Maracaibo para acabar con una “fuerza revolucionaria radical” que nacionalizó el petróleo.

REPÚBLICA DE TARIAL: Simulación organizada por el Comando Sur de los Estados Unidos en la que participaron 500 militares suramericanos para afrontar la crisis de Tarial (Colombia), una guerra civil con tres grupos en disputa que requirió la participación de una “fuerza multinacional de paz”. Venezuela resultó ser el país más afectado tanto por los enfrentamientos como por la migración de refugiados.

HURACÁN: En junio de 2005, 1.263 miembros del Ejército venezolano recrearon en el Fuerte Los Caribes, en el poblado El Pao del estado Cojedes, un escenario de conflicto entre un país rojo (Venezuela) y un país azul (Colombia), con narcotráfico y “Fuerzas Armadas Revolucionarias Rojas” y “Ejército de Liberación Nacional” incluidos. GUAICAIPURO 2007: Un país rojo (Venezuela) afectado territorialmente choca con uno azul (Colombia), que tiene una oligarquía aliada con un poderoso país del norte de color verde. Un movimiento de liberación nacional (FARA) busca el poder y simpatiza con el gobierno del país rojo (Venezuela).

PLAN TEMPESTAD: Fue uno de los primeros juegos de guerra diseñados por el Ejército colombiano para combatir a la guerrilla. En 1992 las Farc desviaron un avión de Aerotaca, que cumplía un vuelo entre Yopal (Casanare) y Saravena (Arauca), secuestraron a tres militares que llevaban la simulación, los torturaron, los asesinaron y les robaron los documentos.

El lado comercial


El Instituto de Estudios Políticos y Relaciones Internacionales (Iepri) de la Universidad Nacional, realizó el estudio “Los nuevos videojuegos: Implicaciones y Aplicaciones para el conflicto en Colombia” y estableció que la primera manifestación comercial fue en 1999 con Power Tank, de la empresa europea FX Interactive. En él hay combates entre guerrilleros y paramilitares en las selvas de Yarumal, para “poner orden en los lugares más peligrosos del planeta”, y ya ha vendido más de un millón de copias. En 1991 la norteamericana Raven lanzó Soldier of Fortune II, con guerrilleros de las Farc y narcotraficantes que han vendido más de tres millones de unidades. Según un experto del Ejército colombiano, “la sofisticación de esta tecnología es la misma que nosotros logramos. La diferencia es que nos valemos de coordenadas y cifras reales, por ejemplo el tiempo de vuelo entre la base de Palanquero y el Palacio de Miraflores, y ellos en datos ficticios”. ¿Cómo? Con desarrollo exponencial de los procesadores, tarjetas aceleradoras de video, diseño gráfico digital, simulación de la imagen y sonido en tercera dimensión, inteligencia artificial avanzada, mayor potencia de las plataformas de juego y, como los militares, factores de gestión y conductas sicológicas a los que las multinacionales le añaden xenofobia, discriminación social y “la cuarta dimensión”: la política. Desde 2002 los paramilitares los usan para entrenarse y como arma ideológica en sus páginas web. El jugador defiende un pueblo del ataque de “farcistas” y “elenos” y triunfa si los mata a todos. Entre 2003 y 2004 la saga Grand Theft Auto, de la estadounidense Rockstar Games, vendió más de seis millones de copias de una batalla contra pandillas colombianas. En 2006 City Interactive estrenó Terrorist Takedown: War in Colombia: “Estados Unidos decide librarse de los mafiosos con el uso de las Fuerzas Especiales”. En piterwilson.com hay “juegos de guerra irregular colombiana”, desde “Pesca milagrosa” hasta “ataques con pipetas de gas” o “masacre paramilitar”. Ahora Pandemic Studios vende Mercenaries 2: World in Flames, una ivasión a Venezuela para apoderarse de los campos petroleros.

Opiniones

Rafael Pardo / Ex ministro de Defensa Nacional

“Son prácticas habituales en las Fuerzas Armadas, ejercicios académicos, casi de álgebra, que no indican animadversión en contra de algún país. Las hipótesis ya son un tema del Estado Mayor, de valoración de riesgos del país”.

Alfredo Rangel / Director, Fundación Seguridad y Democracia

“Son rutinas de todas las academias de guerra del mundo. Con este tema, lo único que hace Chávez es demostrar su visión alucinada de una invasión, un disparate porque Colombia tiene suficiente con su conflicto interno”.

Yuri Gorbaneff / Académico ruso, profesor de la U. Javeriana

“Es una forma tan natural de ver los conflictos como jugar con soldaditos de plomo. A partir de fórmulas matemáticas, se representa una situación para ver cuál estrategia es óptima para mí sin saber la del adversario”.

Por Nelson Fredy Padilla

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