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Más allá de la hecatombe

Con las palabras del presidente Uribe se replantean los cálculos políticos entre quienes aspiran a sucederlo. La baraja es amplia y no se puede descartar a nadie.

Redacción Política
27 de noviembre de 2007 - 05:42 p. m.

El fatalismo de la "hecatombe", esgrimido por el presidente Uribe como opción para postularse a un tercer período de gobierno en 2010, se trate de un argumento concreto o de un comentario "abstracto" -según el asesor de la Casa de Nariño José Obdulio Gaviria-, necesariamente ubica al Primer Mandatario en el partidor presidencial y replantea los cálculos políticos entre quienes aspiran algún día a sucederlo.

Y el llamado uribismo, convergencia de movimientos políticos que, con algunos deslices, acompaña al Presidente en su tarea administrativa, es el sector más desconcertado con la tesis. De hecho, antes de que Uribe ventilara sus intenciones, el senador Germán Vargas Lleras, en tono triunfalista tras los comicios del pasado domingo, dejó entrever que el uribismo unido sería la carta decisiva de 2010.

No cabe duda de que, sin admitirlo por ahora, Vargas Lleras le está apuntando a que él sea el ungido de esa alianza. Sólo que no contaba con la perspectiva uribista de la "hecatombe" y ahora le pide al Primer Mandatario que se decida. Más allá de lo que suceda en Palacio, es claro que, en tres o siete años, Vargas Lleras será candidato presidencial. En 2004 ya lo tenía claro y alcanzó a anunciar que era su último período como congresista. Ahora no lo dice pero se le ve en los ojos.

Sin embargo, no es el único uribista que empieza a acomodarse en el partidor presidencial de cara a 2010. La lista es larga, y en cuentas actuales, es improbable que la coalición llegue unida a las elecciones presidenciales. Por ejemplo, el conservatismo, envalentonado con los buenos resultados electorales del domingo, ya está pensando en recobrar su identidad partidista y presentar candidato propio. Y candidatos tienen.

En los mentideros políticos, por ejemplo, se rumora que la embajadora en España Noemí Sanín quiere volver a poner a sonar su nombre. Y también desde el exterior, el ex ministro y actual embajador en Roma, Sabas Pretelt, está levantando la mano. No obstante, el actual ministro del Interior, Carlos Holguín, también sueña con esa postulación. Y el canciller Fernando Araújo igualmente deja que su nombre se ventile como presidenciable.

Y hay más, como el gobernador del Atlántico, Carlos Rodado, y hasta el ex ministro Juan Camilo Restrepo. El conservatismo argumenta que su colectividad ha sido la base esencial del uribismo y, en tales términos, reclama algo así como un derecho a la primogenitura. Pero si de herederos se trata, no hay que olvidar que el presidente Uribe le ha dado alas a su ministro de Agricultura, Andrés Felipe Arias. Con una particularidad: es conservador de pensamiento, palabra y obra.

En otros frentes del uribismo, hay dirigentes que no lo dicen pero lo anhelan. En concreto, los primos Santos también se ven con la banda presidencial sobre su pecho. El ministro de Defensa, Juan Manuel Santos, sabe que cada golpe a la guerrilla le da puntos, y últimamente son varios. De tal manera que no extrañaría que por fin se dejara contar en unas elecciones presidenciales. Ya fue designado, precandidato y el propio Uribe le entregó el liderazgo del Partido de la U, el único directamente bendecido por él.

 


 

Pero el otro Santos, el vicepresidente Francisco Santos, ya ha hecho sus pinitos. Cabe recordar que en el Festival Cuna de Acordeones en Villanueva (La Guajira), en serio o en broma lo admitió y hasta prometió Metro para esta población de la Costa Atlántica. Según los entendidos, Pacho Santos podría incluso ser una fórmula insólita con sectores del Polo Democrático. Tampoco cabe duda de que al Vicepresidente le entusiasma que su nombre esté en la baraja, pues de hecho ya ha sonado como posible alcalde para Bogotá o embajador en Washington.

Por los lados de la oposición, los nombres parecen más evidentes. El ex senador liberal Rafael Pardo, con la bendición permanente del ex presidente César Gaviria, nunca ha dejado de reconocer que quiere ser Presidente. De hecho, una y mil veces le tocó insistir a los medios en que lo suyo no era la Alcaldía de Bogotá sino las ligas mayores. No muy distante se alista el ex senador Rodrigo Rivera, quien como Pardo ya fue precandidato, es también de la cuerda de César Gaviria y, según sus allegados, a lo Uribe se está preparando en el exterior para regresar ducho en administración e inglés y listo para ser gobierno.

Tampoco se descarta que la senadora Piedad Córdoba, de prosperar su gestión como mediadora en el acuerdo humanitario con las Farc, quiera enarbolar su turbante rojo en la carrera presidencial. Y de concretarse el intercambio humanitario, los bríos de Íngrid Betancourt podrían darle opción para regresar a la política donde la dejó antes de ser secuestrada: aspirando a la Presidencia de la República. En la fila seguramente buscará aventurarse el ex fiscal Alfonso Gómez Méndez, quien alcanzó a ser precandidato con el 1% de las preferencias, pero con la esperanza de que, como Uribe en 2002, de atrás para adelante pase derecho.

En cuanto al Polo Democrático, el horizonte es predecible. El alcalde de Bogotá Luis Eduardo Garzón, con libro bajo el brazo y verbo de periodista, en enero regresa al ruedo político y ya está claro de lo que es capaz en plazas públicas y ante los medios. Seguramente, en menos que canta un gallo, empezará a figurar como presidenciable. El problema es que su primer escollo será su propio partido, porque el senador Gustavo Petro tampoco ha ocultado que busca ser Presidente en 2010. A cualquiera de las dos opciones hay que sumarle al ex senador Carlos Gaviria Díaz, símbolo de unión en el Polo y hoy el principal antagonista del Presidente de la República.

Aunque los analistas políticos creen que el Polo aún está distante de alcanzar las cumbres del poder político en Colombia, sus fuerzas están creciendo y en caso de que la espuma suba hasta niveles de Palacio en 2010, el enigma de razonamiento abstracto de la ‘hecatombe' quedaría resuelto con el presidente Uribe buscando la fórmula de acomodar otro ‘articulito', para seguir en el mando. Hay quienes dicen que hay que contar con el gobernador del Valle, Angelino Garzón, pero otras voces lo ven más cerca del presidente Uribe que del mismo Polo, pues se afirma que "se volvió más uribista que José Obdulio".

Y faltan otros, porque en la tradicional emotividad del electorado colombiano, nunca son descartables los inesperados. Como el alcalde saliente de Medellín, Sergio Fajardo, quien en su ciudad ya es una ‘vedette' y cuenta con muchos fans en Bogotá. Por esta misma vía y dada su popularidad, hay quienes piensan que el fenómeno Cristina Kitchner en Argentina o Hillary Clinton en Estados Unidos, podría operar en Colombia. "¿Por qué no Lina Moreno a la Presidencia?", se comenta en la calle. Y dos más que tienen unas ganas absolutas: el ex alcalde Antanas Mockus, con su voto vital, y el alicaído Enrique Peñalosa, por aquello del poder de la derrota.

Y como desde 2005 Colombia es un país con reelección, ello implica que todos los ex presidentes seguirán en juego eternamente. Hoy, César Gaviria, Ernesto Samper y Andrés Pastrana, para no perder la costumbre colombiana, opinan de lo divino y de lo humano y apoyan candidatos de sus preferencias. No es descartable que en los ríos revueltos del país regresen a primera fila por sí mismos o apoyando a los suyos. No obstante, es claro que el mayor opositor de los tres es quien hoy regenta los destinos de la Patria: el mismísimo presidente Uribe Vélez, quien cada que alguno asoma la cabeza, políticamente le aplica la espada en la nuca y los deja zarandeados en las encuestas.

En síntesis, aunque faltan tres años, la cuenta regresiva hacia 2010 ya empezó. Y el propio presidente Uribe se puso al frente con su bandera de la hecatombe. Todo puede pasar en el país del Sagrado Corazón. Desde hace varios lustros se perdió la costumbre nacional de respetar la fila bipartidista en el camino hacia el poder. La técnica de hoy es muy clara: ‘patos al agua' y que cada cazador escoja su presa. Claro está que no todo se resuelve en los directorios políticos. La guerrilla, el narcotráfico, el paramilitarismo y la geopolítica internacional también cuentan. El futuro es impredecible, pero el presente avizora. Después del domingo 28 de octubre, la carrera por la Presidencia en 2010 ya empezó.

Por Redacción Política

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