El Magazín Cultural
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Comer del arte, dulce experiencia

Lina Sinisterra, en la Galería Santa Fe.

Sara Araújo Castro
19 de mayo de 2010 - 10:37 p. m.

Un mes entero tardaron la artista plástica Lina Sinisterra y su equipo de pegadores artísticos armando las letras de la frase multicolor que invade la Galería Santa Fe —en el Planetario de Bogotá— y conforman la obra Quiero 115 mil veces. Al principio, los bombones, gomitas, marshmellows y otros dulces se convirtieron en un increíble placer para el paladar y la vista. Pero con los días la gula dio paso al hostigamiento y a la náusea, no sólo estomacal, sino visiva. “El olor y el color del dulce en grandes cantidades se volvió insoportable. Fue una experiencia que me sorprendió y me hizo reflexionar sobre este hostigamiento, incluso en el arte”, afirma la artista bogotana.

Sinisterra llegó al arte por un camino único, pues la psicología clínica ocupaba su tiempo. “Todo empezó con unas clases de dibujo en Miami. Luego, mientras trabajaba en un hospital psiquiátrico en Buenos Aires, estudiaba artes y cada vez era más placentero hacer lo segundo que lo primero”. Así, poco a poco, las artes tomaron su vida. A sus pacientes de psicoterapia un día les anunció que sería sólo su maestra de arte e ingresó en la maestría de bellas artes en Santiago de Chile. Ahí empezó a forjar su carrera como artista plástica tras ganar la Bienal Gunter de Pintura.

Aunque el trabajo de Sinisterra se relaciona más con el manejo y la intervención del espacio, con un arte más efímero y performático, en la obra Quiero 115 mil veces es evidente una sensibilidad por el color que viene de la pintura. El movimiento cromático de esta obra y la composición de cada letra se construyó como si fuera un lienzo.

Sin bocetos ni cálculos, Lina y el grupo, que se fue reduciendo con los días, hicieron composiciones sobre la marcha con base en la materia prima: 115 mil dulces donados por Colombina. “Soy muy manual, no uso el computador. Fue dispendioso, pero primero seleccionamos por colores y a partir de ahí y de lo que íbamos encontrando (como unas colombinas con la carita de Blancanieves) construimos la obra”, cuenta la artista.

Ese trabajo en equipo va más allá de la construcción de la obra. Lina y su hermana Paula Sinisterra, directora del grupo de teatro Velatropa, llevan varios años trabajando en la mezcla de las dos disciplinas y tras años de poner las artes plásticas al servicio del teatro, hoy desarrollan un trabajo que está en la mitad. Se trata de las acciones públicas (algunas se hicieron durante el Festival Iberoamericano de Teatro), en las que la obra de Lina se entrelaza con el trabajo de Velatropa. Una de las acciones públicas con Quiero 115 mil veces se llevará a cabo el próximo 6 de junio cuando llegue la hora de desmontar. Los artistas y quienes hayan aceptado la invitación que aparece en carteles públicos marcharán con las letras como señal de protesta por la dificultad que es comer del arte.

Por Sara Araújo Castro

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