El Magazín Cultural
Publicidad

El director de los sueños sostenibles

Ayudó a crear el Festival Iberoamericano, fue el primer ministro de Cultura y durante varios años encabezó las iniciativas artísticas más importantes en México, España y Costa Rica.

El Espectador
05 de junio de 2010 - 09:00 p. m.

Dos palabras complejas y con sinónimos rebuscados circundan la vida de Ramiro Osorio. En la ‘gestión’ se ha destacado y en la ‘cultura’ ha sobrevivido, a pesar de las condiciones adversas. Su nombre es popular en los ámbitos de las artes escénicas gracias a su labor al lado de Fanny Mikey, con quien creó las bases del Festival Iberoamericano de Teatro de Bogotá, y su relación con el Teatro Nacional es tan cercana que reconoce que uno de sus lugares favoritos es la Casa del Teatro Nacional, un laboratorio artístico en el que empezó a ver la cultura de otra manera.       

Después de haber desempeñado todos los roles posibles en las tablas, desde los más modestos hasta los más rimbombantes, Osorio optó por que su nombre encabezara la lista de Ministros de Cultura en Colombia. Su paso por el sector público le amplió el panorama y a los pocos años se sintió con la suficiente convicción para presidir certámenes internacionales como el Festival Internacional Cervantino de Guanajuato, el Festival del Caribe, el Festival de Sevilla y el de Costa Rica, así como para asesorar a la Secretaría General Iberoamericana, en Madrid.

Ahora, con una hoja de vida envidiable en temas como la gestión y la cultura, Ramiro Osorio asume la dirección del complejo teatral del Centro Cultural Julio Mario Santo Domingo, un proyecto pionero en el modelo de construcción de iniciativas relacionadas con las artes escénicas.

¿Cuál es la innovación más importante del Teatro Julio Mario Santo Domingo?

Yo no conozco un proyecto similar en América Latina que permita una programación tan rica, en la que se articulen todos los campos del conocimiento. La biblioteca está organizada por Biblored y una vez la familia entregue el complejo, es responsabilidad de la Secretaría de Educación, mientras que el teatro depende directamente de la Secretaría de Cultura.

El complejo teatral está compuesto por dos salas totalmente distintas...

Así es. El Teatro Mayor es un espacio para 1.300 personas y el Teatro Estudio tiene una capacidad máxima de 350, pero se puede disponer de él de todas las maneras posibles, porque es multipropósito y versátil. El público puede estar en 380 grados, a la italiana o teatro arena y de todas las maneras imaginables. El Teatro Estudio es adecuado para las manifestaciones no tradicionales de la cultura, como las nuevas tecnologías y los performances.

¿Cuáles son las particularidades del Teatro Mayor?

Es una sala para 1.300 personas, y gracias a su infraestructura técnica, sus condiciones acústicas y ópticas es la mejor sala que existe en Colombia. El arquitecto Daniel Bermúdez contó con el apoyo muy decidido de los donantes para realizar un estudio a fondo de muchas salas y visitó más de setenta teatros para entender cómo eran las condiciones contemporáneas para un auditorio. En la parte escénica tuvo a Alejandro Luna, un mexicano, que aparte de ser un arquitecto reconocido es un gran escenógrafo e iluminador.

¿Y cuáles son sus características técnicas?

Esta sala tiene una caja escénica de 28 metros, algo así como un edificio de diez pisos, tiene 46 varas con las que se suben y bajan las luces, las vestiduras, las escenografías, los telones y los techos de la concha acústica. Cada vara tiene una capacidad de aguante de dos toneladas. Tiene 17 metros de boca por 11 de alto y una profundidad libre. Además, cuenta con 14 metros más disponibles para albergar la concha acústica. Pero la cosa no para ahí, porque está equipada con un cuarto de pianos para mantener los instrumentos en las condiciones adecuadas. Tiene desahogos importantes para almacenar escenografías completas, así como dos fosos para orquestas que suben y bajan de manera casi imperceptible. En ese foso caben cien músicos cómodamente sentados. Y un dato adicional: en las áreas de carga y descarga caben simultáneamente cinco tractomulas, lo que permite montar y desmontar escenografías a gran velocidad.

En pocos teatros la totalidad del público logra ver el espectáculo, ¿cómo se asumió ese tema?

El arquitecto también tuvo en cuenta eso, porque hasta el último espectador ubicado en el tercer balcón puede ver perfectamente la boca escena. La acústica es perfecta para la voz humana, pero también lo es para los diversos instrumentos que conforman una gran orquesta.

Otro de los aspectos innovadores en este proyecto es el modelo de funcionamiento. ¿Cómo es este modelo?

El modelo está sustentado en un convenio público-privado. Nosotros tenemos una junta llamada Consejo Directivo, que está integrada por el Alcalde, la secretaria de Cultura de Bogotá, la directora de la Filarmónica y dos delegados del distrito, que en este caso son Alberto Casas Santamaría y Leo Katz. Por parte de los donantes hay tres personas: Carlos Arturo Londoño, presidente de Valórem, Gonzalo Córdoba, presidente de El Espectador y Mónica Morena, quien viene de la fundación Ramírez Moreno. Nuestra obligación es desarrollar un modelo público-privado, porque toca administrar unos recursos que vienen de la Alcaldía, otros que vienen de los donantes y nuestra función también es conseguir dinero de las empresas públicas y privadas. En este momento estamos trabajando en un sistema en el que todo el mundo debe estar enterado de que cuando compra una boleta, está contribuyendo a la financiación del proyecto. Sin embargo, no nos podemos olvidar de los patrocinadores.

¿Los espectáculos que se presentan en el teatro estarán al alcance de todos los bolsillos?

Las boletas no tendrán unos precios prohibitivos y nos gusta que los vecinos puedan ir en familia. Por eso diseñamos la programación de los domingos, con precios populares, y sólo se podrán conseguir las localidades en la taquilla para darle gusto al área de influencia del lugar, que cubre  a  1.250.000 personas.

¿Cómo hicieron para que usted se enamorara de este proyecto?

Yo conocí el proyecto hace relativamente poco, hace unos cinco meses, y vi que era una gran oportunidad para que Colombia tuviera un complejo de inmensas dimensiones. Pensé que a mí me encantaría hacer parte de esta iniciativa y me sentí muy atraído de poner al servicio lo que he aprendido. Una de las cosas que más me llamó la atención fue la figura público-privada porque eso nos hacía mucha falta en Colombia, porque nos falta crear un modelo de sostenibilidad social y económica.

Se trata de un teatro del distrito... ¿cómo van a hacer para no pisarse con el Jorge Eliécer Gaitán, que también depende de la Secretaría de Cultura?

Seremos teatros absolutamente complementarios y  vamos a presentar montajes paralelos, porque en nuestra ciudad, con los problemas de movilidad y demás inconvenientes, vemos muy difícil que la gente que asiste al Jorge Eliécer pueda ir hasta la 170 y viceversa.

¿Quiénes integran el equipo encargado del funcionamiento del teatro?

Somos un equipo muy pequeño, conformado por 24 personas y en cualquier parte del mundo un complejo de este tamaño lo manejan cien personas mínimo, pero nosotros queríamos diseñar un modelo muy austero y autosostenible.


Así será la programación

Va a estar programado con ciclos, cada uno autónomo, para que se puedan vender abonos independientes. Buscamos, entonces, patrocinadores grandes para todo el año y patrocinadores de mediana dimensión para los ciclos. El viernes pasado arrancamos con ‘Colombia es Música’, una apuesta por los sonidos autóctonos. Este año queremos lanzar cuatro discos de jóvenes artistas nacionales. Luego sigue el ciclo ‘Buenos Aires contemporáneo’ y la idea es que cada año tengamos una ciudad invitada. Organizamos también una serie llamada Teatro y Música Internacional y traemos el Ballet de Estocolmo 39 Grados, la Cuadra de Sevilla. Además, está el ciclo ‘Voces de Iberoamérica’ y tendremos a Jorge Drexler, entre otros. Luego viene ‘Bogotá Sinfónica’, con la participación de las grandes orquestas nacionales, así como la Big Band Orchestra de Daniel Barenboim y la Mahler Chamber Orchestra dirigida por Andrés Orozco. En diciembre tendremos ‘Bogotá en Navidad’ y en Semana Santa estamos pensando en ‘Bogotá Sacra’.

Por El Espectador

Temas recomendados:

 

Sin comentarios aún. Suscribete e inicia la conversación
Este portal es propiedad de Comunican S.A. y utiliza cookies. Si continúas navegando, consideramos que aceptas su uso, de acuerdo con esta política.
Aceptar