El Magazín Cultural
Publicidad

“La cosa más poderosa del mundo”

La obra de Jack Hirschman le ha valido ser considerado como uno de los poetas estadounidenses vivos más importantes.

Angélica Gallón Salazar
06 de julio de 2009 - 11:00 p. m.

Escribió poemas para celebrar la victoria sobre los nazis y canciones para no olvidar el final de la Segunda Guerra Mundial. Jack Hirschman tenía tan sólo 12 años cuando empuñaba la pluma en 1945. Era estudiante cuando la célebre obra de Jack Kerouac salió al publico y sin querer se hizo testigo de toda la generación Beat, y cuando tenía 19, después de cuadernos llenos de letras, se atrevió a enviarle una historia a Ernest Hemingway, quien después de unos días le respondió: “No te puedo ayudar, muchacho. Escribes mejor que yo cuando tenía 19, pero el problema es que escribes como yo. Esto no es un pecado, pero no llegarás a ningún lado”.

La respuesta se convirtió paradójicamente en su llave de entrada a la agencia de noticias Associated Press, que la publicó  mundialmente como Carta a un joven escritor y que lo contrató después como reportero.

Luego, “la pobreza, la vulgaridad, las guerras, la injusticia y la avaricia del sistema capitalista” lo hicieron convertirse al marxismo-leninismo y desde que fue despedido de la Universidad de UCLA por impartir conocimientos a sus estudiantes en contra de la Guerra de Vietnam se comprometió con la creación de un Nuevo Partido Comunista, uno para el futuro.

Hoy el estadounidense Jack Hirschman tiene casi 76 años y aún parece encarnar esas palabras que Karl Shapiro escribió en la introducción de su primer volumen de poesía en 1960: “Que alivio encontrar a un poeta que no está temeroso de lo vulgar o de lo sentimental, que puede reventarse de risa o perder la cabeza en llanto en un solo poema, que puede hacerle el amor al lenguaje y luego despacharlo con una patada”.

El Espectador entrevistó al poeta durante su visita al XIX Festival Internacional de poesía de Medellín.

¿Cuál es la función de la poesía en estos tiempos?

En estos tiempos, en cualquier tiempo. Un poema es la cosa más poderosa del mundo, y todo el mundo, nadie queda excluido, está en posesión de ese poder. Así que su función es hacer vivir la vida con el lenguaje del corazón humano, como pulso que da dicha, que trasciende todas las penas, la violencia y la brutalidad de la guerra. El futuro de la poesía es un futuro al que todos pertenecemos.

¿Cuál fue la mayor influencia que recibió de Hemingway?

Hemingway, no obstante su gran prosa, también escribió poesía. No en un forma poderosa quizás, pero Hemingway fue en Italia al comienzo del fascismo quien primero se atrevió a escribir directamente contra Mussolini y el fascismo, yo heredé ese atrevimiento.

¿Usted cree que la poesía ha contribuido a cambiar el mundo en alguna manera, o cree que este no es un rol que le corresponda?

Yo no soy de esos que creen que “la poesía no hace nada. Sobrevive”. El poema es corazón-aliento, mundo visionario, mensaje viviente del mañana y sacudidor de los dados del mundo, pero como dice Mallarmé, “arrojar los dados nunca abolirá el azar”.

¿Por qué la poesía sería útil para armar a revolución?

Las revoluciones siempre pasan precedidas por esas visiones o anuncios o demandas de cambio de las sociedades. La bohemia y la espontaneidad de Mayakovsky hizo más posible abrazar la revolución bolchevique sin reservas. Así también la temprana, salvaje y alocada imagen de César Vallejo. En el siglo XX la más importante poesía del mundo occidental fue escrita por poetas cercanos, simpatizantes, profundamente enganchados o enfáticamente adheridos al movimiento comunista. Mayakovsky, Vallejo, Neruda, Brecht, Eluard, Aragón, Pasolini, Hughes, Baraka, Gatto, Dalton, Castillo, Depestre, Laraque, la lista es larga, y esto es sólo para nombrar  a los poetas que más han influido en la buena poesía del siglo pasado.


¿Usted siempre ha escrito acerca de las guerras en el mundo. Cuales serían sus mejores o peores palabras para la guerra en Gaza y Afganistán?

Hay un poema sobre Gaza que leí en San Francisco, llamado Los niños, con el que yo  ataqué directamente a Israel con estas líneas:

“Yo quiero que entierren a sus niños muertos

En frente de sus ojos amantes de las mentiras aprendidas.

Ustedes mataron a David una y otra vez.

Usted estrella de la muerte”.

Y para Afganistán alguna vez escribí:

“¿Que? El presidente Obama sólo dio 88 mil millones para matar más mujeres y niños. Si eso no es suficiente camarada, si una molécula de los pensamientos no se te dibuja, déjame iluminarte, esto es un timo, el viejo timo del poder”.

¿Qué es lo más remarcable que aprendió y recuerda de los versos de Neruda que usted tradujo?

Neruda fue el bautizador de las cosas de el siglo XX. Eso es su gran verdad. Todos los otros poetas palidecen ante esa consideración. Uno puede tener imagen de esto y de aquello, pero ninguno de los poetas con los que yo he estado familiarizado han alguna vez manifestado esa combinación de profundidad y amplitud con respecto a los objetos arremolinados en el ritmo del amor y el elogio. ¡Qué dulces canciones de amor sus elegías!

¿Cuáles son sus palabras favoritas al escribir poesía?

Diría que las últimas palabras del poema Acta de Roque Dalton, un poema que considero fue el más fino de los publicados en toda una generación: “Yo acuso a la propiedad privada / de privarnos de todo”.

¿Conocía algún poeta colombiano y sabia  algo sobre el Festival Internacional de Poesía de Medellín?

Claro, Antonieta Villamil, una impresionante poeta colombiana leyó sus poemas durante un recital que Agneta Falk y yo dimos en Venice, California. Ese fue el primer contacto para nosotros, y luego en un tour de lectura por Francia conocí a Miriam Montoya, otra maravillosa poeta colombiana que vive en París ahora y que fue nuestra conexión con el festival.

Yo por supuesto había oído del festival antes, y hace unos pocos años el poeta Ken Smith, antes de que muriera, nos dijo de Medellín y nos contó de la vez que él leyó en el festival. Su descripción estaba llena de signos de exclamación.

Para más información visite: www.festivaldepoesiademedellin.org

Martes en el Festival

10:00 a.m. Escuela del Maestro. Tahar Bekri (Túnez). Lectura y diálogo con el público.

2:00 p.m. Auditorio del Centro Comercial del Libro y la Cultura. Gloria Gabuardi (Nicaragua). Lectura y diálogo con el público.

4:00 p.m. Casa de la Lectura de Comfenalco. Av. La Playa. Calle 52 N° 45-57. Nguyen Quang Thieu (Vietnam).

4:00 p.m. Sala 3D Parque Explora Eugenia Sánchez Nieto (Colombia), Ómar Castillo (Colombia), Ersi Sotiropoulos (Grecia), Sigurður Pálsson (Islandia).

6:30 p.m. Auditorio de la Cámara de Comercio. Jotamario Arbeláez (Colombia), Arthur Sze (Estados Unidos), Nicole Brossard (Canadá), Jan Wagner (Alemania).

Por Angélica Gallón Salazar

Temas recomendados:

 

Sin comentarios aún. Suscribete e inicia la conversación
Este portal es propiedad de Comunican S.A. y utiliza cookies. Si continúas navegando, consideramos que aceptas su uso, de acuerdo con esta política.
Aceptar