El Magazín Cultural
Publicidad

Cultura a los quince

‘Número’ celebra tres lustros de actividad profesional, consolidándose como una iniciativa seria en el campo del periodismo cultural. Guillermo González es su creador.

Juan Carlos Piedrahíta B.
12 de julio de 2008 - 03:02 a. m.

Toda la vida ha navegado en contra de la corriente. Y en esas aguas tormentosas encontró su identidad y su razón de ser. La terquedad, condición inequívoca para ser parte de su grupo de trabajo, lo ha llevado lejos en un terreno difícil como el de los medios de comunicación dedicados a la divulgación de contenidos culturales.

Uno de sus más recientes invenciones, con la que tiene un idilio hace quince años, es la revista Número, una publicación independiente, como le enseñaron sus maestros (entre ellos Guillermo Cano en El Espectador), ética, como para poderse ir a dormir tranquilo, y estética, como siempre le han gustado las cosas.

Para él, uno de los máximos placeres es que sus lectores se enamore de la revista: que la acaricien, la miren, jueguen con ella, la lleven a muchas partes y, por qué no, peleen y discutan con esta quinceañera llena de páginas, contenidos y fotos. Por ahora, tiene fe, esa fe utópica que lo ha llevado a cumplir sus sueños, en que cada número de Número aporte algo especial a sus amigos, que les despierte el espíritu crítico y los haga recorrer caminos insospechados de la imaginación.

La banalidad lo saca corriendo y por eso nunca ha tenido la intención de aligerar los contenidos de la revista para ganar más lectores. Defiende a capa y espada su gran formato y le cierra la puerta a los lugares comunes y a los conceptos preconcebidos. Para Guillermo González, que exista Número después de 15 años es la confirmación de que hay un público en Colombia al que le interesan los ensayos de fondo, las ilustraciones originales, la lectura de cuentos, los especiales de fotografía y las separatas temáticas.

“Hacer una publicación cultural independiente es una delicia, es una maravilla, es un privilegio. Poder publicar lo que de verdad uno cree —o creemos con mi compañera de trabajo durante estos 15 años, Ana Cristina Mejía— que vale la pena. Lo duro es la financiación. Pero cada día encontramos más gente del sector privado y público que considera importante la existencia de una revista como Número, y les gusta unir su marca al de una publicación seria, profunda, estética, crítica que no desaparece con el paso del tiempo”, comenta este director comprometido con la escena cultural.

A lo largo de todos estos años todo ha sido ganancia. Los números también lo confirman: 57 ediciones de la revista trimestral, quince libros propios, más de treinta eventos de análisis y reflexión, 35 separatas temáticas. Sin embargo, lo más importante ha sido el crecimiento paralelo con escritores, investigadores, artistas y, por supuesto, el público (unas treinta mil personas en el papel y 150 mil en Internet) que le apuesta a la reflexión y al pensamiento.

Guillermo González es un apasionado de las culturas colombianas, aunque le gusta abarcar también hechos y sucesos de otras latitudes. Lo mismo ocurre con Número, que encarga imágenes originales para sus textos, y textos originales para sus imágenes. Por eso, su norte está marcado por una concepción de periodismo que mira las sociedades desde el ámbito de la cultura.

“En Número nos está pasando como a mí en la vida privada: un momento de estar con uno mismo, de mirarse, recogerse, reflexionar, trabajar intensamente; de replantear ideas, esquemas, proyectos. Con Ana Cristina, con quien compartimos la misma mesa durante todos estos años, decidimos comenzar a celebrar este aniversario trabajando. Vendrán otros tiempos para otras fiestas; ahora estamos encarretados con un paquete de proyectos que nos apasionan”, comenta González, quien no se arrepiente de ninguna de las líneas que ha publicado en la revista.

Muchos textos han aparecido en estas ediciones, pero el grupo editorial, encabezado por Guillermo, aún tiene varias deudas profesionales. Por ejemplo, un texto de García Márquez sobre la Bogotá de los años 50, una semblanza de Víctor Gaviria sobre Leidy Tabares, la protagonista de La vendedora de rosas, una charla entre Fidel Castro y García Márquez que, por pudor, no fue capaz de publicar, y una serie de fotos de Jacobo Arenas en rol de dentista, peluquero y sastre en su campamento, durante la tregua de Belisario Betancur.

Seguramente éstos y otros temas estarán algún día en esta publicación meritoria, que llegó a los 15 y todavía quiere más.

Por Juan Carlos Piedrahíta B.

 

Sin comentarios aún. Suscribete e inicia la conversación
Este portal es propiedad de Comunican S.A. y utiliza cookies. Si continúas navegando, consideramos que aceptas su uso, de acuerdo con esta política.
Aceptar