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Novelas para escapar al tiempo

Esta obra del escritor argentino, publicada inicialmente en 1962 y casi desaparecida, ha sido recuperada en esta reedición.

Sophía Vázquez Ramó/ Periódico ‘Lecturas críticas’
21 de agosto de 2008 - 10:26 p. m.

En más de un sentido, el anacronismo y la metahistoria son a Manuel Mujica Laínez lo que Bomarzo al duque Pier Francesco Orsini, protagonista de esta novela del autor argentino: la herramienta para una alquimia capaz de rescatar y reformular el pasado.

El hallazgo sucede en julio de 1958, cuando el escritor, tras una visita al bosque sagrado de Bomarzo, se da a la tarea de escribir una novela sobre Orsini y su singular colección de esculturas, al parecer secundaria dentro del ideario histórico italiano. Entregado por más de dos años a esta novela de largo aliento, lejana a la tendencia político-social o indigenista y al naciente realismo mágico que marcaba ya la literatura latinoamericana, Mujica Laínez construye su propio bosque, hecho de referentes, de símbolos, de un depurado barroquismo y escrito sobre el siglo XVI, pero con el ímpetu de una novela del siglo XX.

En primer lugar, se trata de “una antihistoria del mundo occidental”, como declarara alguna vez Jorge Luis Borges, escrita con el rigor de una novela que no pierde su tiempo al acudir a la crónica pero sin permitirse los desmanes estilísticos de ésta. Se trata, por lo demás, de la vida de Pier Francesco Orsini vista a través del catalejo de la invención —las esculturas de Bomarzo—, de la autobiografía y a través de Mujica Laínez, quien le sobrevive casi que de una manera flaubertiana. Por un lado, se acude a la reconstrucción de hechos y situaciones históricas, estan Toulouse-Lautrec, Miguel Ángel, Mussolini, Victoria Sackville-West, Miguel de Cervantes —para entonces apenas un soldado anónimo—, existe a su vez el relato fantástico que termina por dar a la ficción su propio sello de realidad, por el otro, la revelación significa ese complejo diálogo entre escritor y personaje: la vida de Orsini “fue mi propia vida. El duque y yo somos uno… hemos vencido a la muerte”.

Finalmente, se sabe que el duque ha engendrado su jardín etrusco con el fin de granjearse la inmortalidad, luego, tras crearse la dualidad Orsini-Mujica Laínez, los monstruos de piedra de Bomarzo llegan a la narrativa de este autor bonaerense para seguir en tal empresa: una apuesta por la eternidad, más allá de “la vulgaridad repetida e imbécil de lo uniforme”.

‘Bomarzo’, Manuel Mujica Laínez

De bolsillo, Argentina, 2008. 699 páginas. $25.000.

Por Sophía Vázquez Ramó/ Periódico ‘Lecturas críticas’

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