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Un diseñador sui géneris

Se dio a conocer  en el ‘reality’ de moda ‘Project Runaway’. Desde entonces su nombre  es importante en el mundo de la confección.

Liliana López Sorzano/ Enviada Especial, Medellín
02 de agosto de 2008 - 01:58 a. m.

Es imposible que Santino Rice pase inadvertido con sus casi dos metros de altura, su manera particular de vestir y un infaltable sombrero que lleva puesto sobre una pañoleta. Indudablemente es una persona que respira y exhala moda. Desde que tiene uso de razón el impulso creador ha estado ahí.  No compraba los regalos, los hacia y sus primeras musas fueron sus compañeras de colegio para quienes diseñaba los vestidos de graduación.

La experiencia de haber participado en la segunda temporada del  programa Project Runaway del canal People and Arts, donde  quedó como uno de los finalistas para exponer sus creaciones en el Olympus Fashion Week, le cambió la vida. Después de haber trabajado en el anonimato del mundo de la moda, pues son muchas las personas que trabajan detrás de una marca sin que casi nunca aparezcan sus nombres, hoy Santino Rice ya es conocido en varios lugares del mundo.

Originario de Missouri, se mudó a Los Angeles para estudiar diseño de modas. Nunca imaginó llegar en un tiempo tan corto al lugar donde está. No es un diseñador de colecciones como todos los demás, que cada invierno o cada verano muestran en una pasarela una serie de prendas que marcan una tendencia. Santino no sigue la moda, sigue su propio camino sin importarle si el color en furor es el amarillo o si las faldas se llevan cortas o altas.

Diseña para una pequeña clientela élite creando piezas únicas que pueden oscilar entre los 4.000 y 20.000 mil dólares. Cuatro personas trabajan en su taller  bajo una estricta supervisión, porque no puede evitar tener todo bajo control. Es meticuloso y va hasta el último detalle en su trabajo. De hecho, cuando trabajó para distintos diseñadores, desarrolló destrezas en todos los aspectos técnicos de la confección. Aún sigue cortando y cosiendo, funciones que no ha dejado a pesar de que la mayor parte del tiempo la dedica al desarrollo de su propia marca.

No es un diseñador que termine su trabajo justo en la entrega de una prenda a su clientela. Su interés es que sus diseños se luzcan de la manera como los ha pensado. Así, cumple las funciones de un asesor de imagen que se preocupa por los accesorios, los zapatos y todo lo que acompañe a sus creaciones.

Casi todas sus clientas pertenecen al mundo del arte y asegura que no suele diseñar para celebridades. “Las estrellas esperan recibir todo gratis y mis diseños implican un trabajo manual dispendioso que no pienso regalar. Además, para hacer un buen trabajo, un vestido necesita de tres pruebas mínimas y ellas no suelen tener el tiempo”, afirma.

Su estilo lo define como una mezcla de tiempos. Es una reinterpretación de prendas del pasado que combina con las contemporáneas. No está atado a ninguna corriente, simplemente va libre y espera que sus diseños tengan relevancia en el futuro y que no pierdan vigencia con el paso de los días.

Está claro que es un diseñador de modas ante todo, pero se ha desempeñado en otros frentes como el diseño gráfico. Hace poco creó una cajetilla de cigarrillos Camel e hizo una colección de ropa limitada para la marca, que se utilizará para una subasta con fines de beneficencia.

De moda colombiana no conoce mucho y es precisamente esa mirada fresca que puede ofrecer lo que lo emocionó de haber sido invitado como jurado de las pasarelas de Colombiamoda 2008, la feria de moda que finalizó esta semana.

Por Liliana López Sorzano/ Enviada Especial, Medellín

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