Las calles del centro de Popayán parecen las salas de un museo. “Esta es la casa de Guillermo Valencia, el gran poeta y padre del presidente Guillermo León Valencia; por aquí se encuentra la residencia del General Tomás Cipriano de Mosquera; en esta esquina vivió el Sabio Caldas, y en esta construcción de estilo corintio reposan las cenizas de José Hilario López y José María Obando”, dice el policía de turismo con una voz de familiar orgulloso por su linaje, que remata: “Todos son caucanos”.
Y no son sólo las viviendas de importantes próceres convertidas en museos. Son calles, iglesias, edificios gubernamentales, droguerías, restaurantes, teatros y hoteles, cuyas paredes blancas, grandes puertas y faroles en sus fachadas, conservan el paso de la historia, permitiendo a los visitantes recorrer las épocas de una ciudad que en cuestión de arquitectura, arte y sucesos nacionales, las vivió todas.
La cimentación de iglesias desde el mismo momento en que se funda la ciudad (1537), como forma de imponer a los indígenas la religión católica, le dio a Popayán una tradición religiosa que cuenta con más de cuatro siglos y más de 50 iglesias (nueve en el centro histórico).
La celebración de la Semana Santa es la mejor muestra de esta centenaria tradición. La visita a iglesias como la Catedral Basílica Nuestra Señora de la Asunción, Santo Domingo, La Ermita, San Francisco y Belén, entre otras, para admirar sus estilos arquitectónicos (hay coloniales, barrocas y neoclasicistas), además de la participación en majestuosas procesiones, hacen que miles de turistas lleguen a la ciudad durante esta época del año.
Pero Popayán no es sólo Semana Santa. Durante todo el año se puede disfrutar de monumentos religiosos, museos (Guillermo Valencia, Arquidiocesano de Arte Religioso, Mosquera, Negrete Iberoamericano de Arte Moderno, Efraín Martínez y el de Historia Natural), sitios históricos y culturales (Puente del Humilladero, Panteón de los Próceres, Teatro Guillermo Valencia, el Morro y el Rincón Payanés), además de su deliciosa gastronomía, entre la que se destacan los tamales y empanadas de pipián, carantanta (maíz crocante extraído del pegado en la paila), sopa de tortilla, envueltos de maíz, aplanchados, ají de maní y bebidas como el champús y la aloja.
En zonas precolombinas
Culturas indígenas, de las que hoy sobreviven paeces y guambianos, habitaban las tierras del Cauca desde antes de que llegaran los colonizadores. Sus costumbres, tejidos y estilo de vida dejaron huellas visibles y aún hoy, cuando la civilización ha tocado sus espacios, pueden ser conocidas por los forasteros que quieren maravillarse con los vestigios que muestran la belleza de una idiosincrasia, por fortuna, reacia a desaparecer.
El Parque Arqueológico de Tierradentro, a 110 kilómetros de Popayán, declarado Patrimonio Cultural de la Humanidad por la Unesco en 1995, es la primera muestra de los avances arquitectónicos logrados por los antiguos habitantes de esta zona que guarda el conjunto funerario precolombino más importante de América.
Los hipogeos, excavaciones subterráneas en roca volcánica que cuentan con una arquitectura única en el mundo, cuyo interior está adornado por diferentes formas geométricas de colores blanco, negro y rojo, representan la principal muestra de una civilización perdida que como muchas rendía especial culto a la muerte.
En las faldas de la cordillera Central, a 60 kilómetros de la capital caucana, se encuentra el municipio de Silvia, un lugar donde los visitantes pueden encontrar y conocer rasgos culturales de las etnias paéz y guambiana, que los días martes salen al mercado a mostrar sus creaciones artesanales.
El imponente paisaje que ofrece esta población y sus festividades de carácter religioso y folcórico, como el carnaval de blancos y negros a principio de año, la Semana Santa y la fiesta patronal en honor a la Virgen del Rosario de Chiquinquirá, que se celebra en el mes de julio, son otros espacios turísticos que vale la pena disfrutar.
Gracias a la naturaleza
Para cambiar de actividad e internarse en un turismo en el que prevalece el contacto con la naturaleza, el Valle del Patía, al sur del departamento, es el destino. La oferta de este lugar empieza con la observación de hermosos paisajes en sitios como el Hoyo, Quintero, Potrerillo, La India, Angulo, La Barca, Cajones, las Juntas, las Cuevas de Uribe, la microcuenca de los ríos Guachicono y San Jorge, Galíndez y el Cerro de Manzanillo.
Asimismo, sus atractivos naturales ofrecen las condiciones para la práctica de deportes extremos y de aventura como el kayak y balsaje sobre los ríos Patía y Guachicono; rappel en los acantilados de las Cuevas de Uribe; ciclomontañismo en una ruta de 50 kilómetros por carreteras terciarias en los municipios de Patía y Balboa; senderismo y caminatas ecológicas en diversos sitios del valle, y parapentismo desde el voladero de Balboa.
A 30 kilómetros de Popayán se encuentra Coconuco, un lugar privilegiado por los numerosos afluentes de aguas termales que brotan de sus montañas, cuyos beneficios medicinales ya son populares. En este municipio también se encuentra la hacienda del General Tomás Cipriano de Mosquera, considerado el fundador de este poblado.
El plan es diferente al norte del Cauca, en Santander de Quilichao, donde la riqueza hídrica permite a los turistas disfrutar de actividades como caminatas guiadas hacia el balneario natural El Salto del Tigre, ubicado en la vereda Quinamayó, y un buen paseo en el río Quilichao en la vereda San Pedro.
Cauca también cuenta con 150 kilómetros de costa sobre el océano Pacífico, en la que los turistas se pueden encontrar con Guapi, el lugar donde se hacen las mejores marimbas del mundo, e Isla Gorgona, donde la riqueza marina y la observación de ballenas de junio a noviembre son algunos de sus atractivos.
Todo un país en un departamento. Así se puede describir la tierra de los grandes próceres.
* Invitación de Cotelco y Ministerio de Cultura.