El ‘profe’ del whisky

Jonathan Driver estuvo de paso por Bogotá para presentar el whisky más fino de la casa Johnnie Walker.

Hugo Sabogal
22 de noviembre de 2008 - 12:08 a. m.

Su apellido, Driver, traduce, literalmente, conductor. Y si uno lee su currículo, el destino de Jonathan Driver no habría podido ser otro: es decir, guía, maquinista y piloto en la enseñanza y conocimiento del whisky en todo el mundo.

A pesar de estar en la madurez de su vida y de pertenecer a una época en permanente evolución, Driver practica hábitos propios de un antiguo e ilustrado maestro inglés. Prefiere los viejos métodos de enseñanza a los modernos y digitales instrumentos de la comunicación contemporánea.

Por ejemplo, siempre lleva bajo el brazo un elegante estuche de madera. Al abrir el cofre, se aprecia un mapa de Escocia, delicadamente tallado y repujado para mostrar los más íntimos vericuetos de la fascinante geografía de esta frontera norte del Reino Unido. La base del tablero, sin embargo, es magnética, a fin de poder fijar sobre la superficie unos perfectos y diminutos alambiques miniaturizados, que Driver extrae del segundo baulillo para explicar la evolución de la bebida en la historia escocesa y la ubicación de las principales destilerías donde todavía se producen los mejores whiskies de la historia.

 A lo largo de su carrera, Driver fue promotor de la Casa Johnnie Walker dentro de la destilería escocesa de Cardhu. También fue el responsable de crear la Academia del Whisky Escocés, en la destilería de Royal Lochnagar, donde periódicamente se debaten trascendentes temas sobre la bebida. Además, contribuyó a establecer el departamento de Archivos Históricos de Dieago —empresa propietaria de la marca— y en la actualidad escribe ampliamente sobre la industria del whisky.

¿Cómo debe entenderse el mapa del whisky escocés?, le pregunto a Driver, mientras degustamos unos deliciosos mariscos. Entonces comienza a hilvanar su lección con maestría, balbuciendo —más que pronunciando— las palabras, como cualquier miembro de la realeza británica.

Lo primero que un bebedor interesado debe saber, dice, es que los estilos de los whiskies tienen relación directa con las zonas geográficas donde se ubican las destilerías. Y valiéndose de los pequeños alambiques, marca la zona este de Escocia, donde se producen maltas y whiskies con reconocibles tonos frutados, ligeros, dulzones y suaves. Luego coloca otra ficha sobre la zona este, donde se elaboran maltas y whiskies más densos, ahumados y con aromas y sabores a turba (material orgánico compacto utilizado para alimentar las calderas). El primer grupo, señala Driver, incluye marcas como Chivas y Buchanan’s, por ejemplo, mientras que el segundo acoge a la propia casa Johnnie Walker y a otras como White Horse.

Por lo general, explica Driver, los whiskies ligeros resultan recomendables para consumirlos durante el día, mientras que los más pesados se usan en la tarde o en la noche. Los primeros suelen combinarse con bebidas de mezcla, como soda, ginger ale o, incluso, una cola oscura, mientras que los segundos se gozan con poco agua o poco hielo.

Existen, desde luego, whiskies de la zona este que poseen cuerpo y estructura, así como whiskies del lado oeste que resultan más suaves y ligeros. “Pero entender el cuerpo y consistencia del licor permite decidir cómo y a qué horas debe consumirse”, dice Driver.

En el caso específico de Johnnie Walker, Driver subraya que el Red Label se diseñó como bebida de mezcla y lo recomienda solamente para consumo diurno. “Nunca lo tomaría en la noche”, agrega. El Black Label es una evolución sofisticada para aquellos que exigen aromas y sabores balanceados. Puede tomarse en la noche, con algo de agua y hielo. El Green Label busca satisfacer a los aficionados a los whiskies de malta, pero si muestran consistencia y equilibrio. También es un trago nocturno. El Gold Label se concibió como whisky de restaurante, para servirlo antes, durante y después de una cena. El Blue Label es un trago estructurado, pero fácil de disfrutar. Es la opción de aquellos que no miran el precio y buscan un producto único y exclusivo. Y, finalmente, está el Blue Label King George V Edition, que, en sus comienzos, sólo se servía en los palacios de la realeza británica. Ahora puede conseguirse en Colombia en clubes y establecimientos de prestigio. “Es una bebida donde sólo la calidad y el buen gusto tienen cabida”, dice Driver.

Está seguro de que, a pesar de una competencia desbordada, el whisky se mantendrá vigente, como lo ha hecho desde hace 600 años.

Por Hugo Sabogal

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